Después de varios meses de incertidumbre, en marzo distintos medios anuncian que Argelia finalmente se convertiría en el primer cliente de exportación del Sukhoi Su-34, un bombardero de altas capacidades. El propósito de esta aeronave sería establecer escuadrones con capacidades tácticas. La información terminaría con rumores de hace más de un año y cerraría con años de intensas negociaciones, pero últimas versiones en Rusia niegan cualquier materialización de la venta.
Un representante del Servicio Federal de Cooperación Técnico-Militar (FSVTS) de Rusia declara a mediados de marzo que Rusia no se compromete a fabricar aviones para Argelia. En sus comentarios no niega la existencia de negociaciones entre ambos países, ni tampoco el interés por la posibilidad de los aviones, algo que también realiza el año pasado, Dmitry Shugayev, director de la FSTV, al afirmar que “muchos países están interesados en adquirir el Su-34, que ha demostrado su eficacia durante los combates en Siria”.
Como se menciona, la eventual venta no descarta la existencia de interés ni de negociaciones, pero también pueden interpretarse como un intento de Rusia por posicionar sus productos en distintos mercados. Se trata de una estrategia que no es nueva en ámbitos de defensa como en la promoción de aeronaves o equipamiento ruso ya sea para estos fines como para los del ámbito civil. El caso de los Beriev Be-200 es un ejemplo.
El Su-34 es un bombardero de alta precisión desarrollado a partir del Su-27 Flanker para enfrentar al McDonnell Douglas (hoy Boeing) F-15 y al General Dynamics F-16. Los dos aviones son proyectos originados en la Unión Soviética hacia 1983, pero desde entonces vienen recibiendo numerosas actualizaciones. Específicamente en el caso del Su-34, se señala que las últimas versiones son “muy avanzadas” y “con más capacidades” que el modelo original, características que habrían quedado demostradas durante la guerra en Siria.
Rusia posee pedidos por 114 Su-34 y el país se ha comprometido a continuar modernizando el bombardero para mantenerlo vigente en los próximos años. Una de las razones para impulsar este programa está en su aviónica y prestaciones. En las versiones a desarrollar se considera incorporar una nueva cápsula de ataque infrarroja electroóptica, además de nuevos computadores, sensores, y sistemas de ataque y defensa para la guerra electrónica.
De acuerdo con distintas fuentes, hace ocho años Argelia estaría en búsqueda de esta aeronave, pero las negociaciones con Rusia están marcadas por altos y bajos. Inicialmente, Rusia habría ofrecido una versión muy degradada del Su-34, propuesta que Argelia no acepta por lo que prefiere continuar actualizando el antiguo Su-24.
El objetivo de la Fuerza Aérea de Argelia (Force Aérienne Algérienne) apuntaría a tener escuadrones con una alta capacidad de despliegue táctico y bombardeo de alta precisión en operaciones aéreas de largo alcance y sobre el mar. Para ello, Seis Su-34 serían entregados en 2021 dejando el resto para 2022 y 2023. Una de las versiones asociadas a las negociaciones, indican que la compra podría estar acompañada de misiles Brahmos para el ataque a buques, ampliando la capacidad de ataque del país.
Sin embargo, la principal decisión del interés por el Su-34 estaría en el balance de poder que Argelia quiere mostrar frente a Marruecos, país que en los últimos años viene mejorando sus capacidades de defensa. Además, los aviones serían una herramienta para apoyar estratégicamente al conflicto que el Frente Polisario tiene el Sahara Occidental contra su vecino.
El Frente Polisario es un movimiento de liberación sahariano que lucha desde 1975 por la autodeterminación del pueblo del Sahara Occidental. En noviembre 2020, pone término al alto al fuego con Marruecos, pero alegando una violación del acuerdo de cese al fuego por ese país, reanuda la lucha armada, especialmente cuando Donald Trump reconoce la soberanía de Marruecos sobre el territorio en disputa.
El conflicto tiene una importancia geopolítica por los intereses que Marruecos, Argelia y China tienen en los minerales presentes en la zona. Marruecos dispone de más del 70% de las reservas mundiales de rocas fosfóricas incluidas las que explota el Sáhara Occidental, mientras que Argelia tiene la cuarta reserva más grande del mundo. China es socio comercial estratégico de Argelia y posee interés en los minerales raros que se encontrarían en los depósitos de fósforo ubicados en esa zona. El interés de China es desempeñar un papel estratégico en el desarrollo de la conectividad entre Europa y África en el Mediterráneo occidental.
Fotografía portada - UAC