Pese a que la aviación contribuye apenas con menos del 3% de la contaminación a nivel global, la industria continúa con su objetivo de alcanzar la meta de lograr emisiones cero netas para 2050. En ese contexto, Airbus, el centro de investigación alemán DLR, Rolls Royce y el fabricante de combustible sostenible, Neste, unen fuerzas en el primer estudio de emisiones en vuelo con combustible de aviación 100% sostenible (SAF, por sus siglas en inglés).
Utilizando el A350-900 Flightlab, dan inicio al proyecto pionero “Emisiones e Impacto Climático de los Combustibles Alternativos (ECLIF3) que busca estudiar los efectos de los SAF en las emisiones y rendimiento de los aviones. La acción científica apoya a los esfuerzos que Airbus y Rolls Royce realizan para garantizar que la aviación pueda estar preparada para un uso a gran escala de combustible sostenible como parte de una acción más amplia de descarbonización de la industria.
“El combustible sostenible es una parte vital de la ambición de Airbus de descarbonizar la industria de la aviación y estamos trabajando estrechamente con una serie de socios para asegurar un futuro sostenible para el transporte aéreo”, dice Steven Le Moing, director del Programa de Nuevas Energías de Airbus.
Los ensayos comienzan en los pasados días en las instalaciones de Airbus en Toulouse. Una de las primeras pruebas constituye un vuelo para comprobar la compatibilidad operativa del uso al 100% de los SAF con los sistemas de la aeronave. A estas, le siguen las de emisiones en vuelo, previstas para abril -y que continúan en otoño- las consideran el uso de un “avión de seguimiento” Falcon 20-E de DLR para realizar mediciones que investiguen el impacto de los nuevos combustibles. En paralelo, están considerados otros ensayos para medir las emisiones de partículas y determinar el impacto medioambiental del SAF en aeropuertos.
Tanto en las pruebas en vuelo como en tierra se compararán las emisiones del uso de SAF 100% producido con tecnología de Ésteres y Ácidos Grasos Hidroprocesados (HEFA) con las del querosene fósil y el querosene fósil de bajo contenido en azufre. Las mediciones y análisis adicionales para la caracterización de las emisiones de partículas durante las pruebas en tierra están a cargo de la Universidad de Manchester en el Reino Unido y del Consejo Nacional de Investigación de Canadá.
Si bien los SAF ya se utilizan, este estudio es de importancia porque, por primera vez, se está consideración completa de este tipo de combustibles. “Actualmente, los aviones sólo pueden funcionar con una mezcla máxima del 50% de SAF y querosene fósil; esta interesante colaboración no sólo permitirá conocer el funcionamiento de los motores de turbina de gas con un 100% de SAF con vistas a su certificación, sino que identificará las posibles reducciones de emisiones y los beneficios medioambientales de utilizar dichos combustibles en vuelo también en un avión comercial”, puntualiza Le Moing
“Al investigar el 100% de SAF, estamos llevando nuestro estudio sobre el diseño del combustible y el impacto climático de la aviación a un nuevo nivel”, agrega Patrick Le Clercq, director del proyecto ECLIF en DLR. “En anteriores campañas de investigación, ya pudimos demostrar el potencial de reducción de hollín de mezclas de combustibles alternativos de entre el 30% y el 50%. Esperamos que esta nueva campaña demuestre que este potencial es ahora incluso mayor”.
DLR tiene investigaciones sobre analítica y modelización, además de realizar pruebas en tierra y en vuelo con combustibles alternativos. En 2015, lo hace con un A320 ATRA y en 2018 en conjunto con la Agencia Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA).
La sostenibilidad toma protagonismo en la aviación, acelerada de manera natural y también forzada por la crisis del COVID-19. De manera natural por la acción voluntaria de las empresas aéreas en el retiro de aeronaves más antiguas y menos eficientes ante la necesidad obligatoria de reducir costos para mitigar el severo impacto de la crisis. En un nivel forzado por las condiciones colocadas por los Gobiernos, principalmente en Europa, para otorgar ayudas económicas.
“En nuestro mundo posterior al COVID-19, la gente querrá conectarse de nuevo, pero haciéndolo de forma sostenible. En el caso de los viajes de larga distancia, sabemos que esto supondrá el uso de turbinas de gas durante las próximas décadas”, dice Simon Burr, director de Desarrollo de Productos y Tecnología de Rolls-Royce Civil Aerospace. “El SAF es esencial para la descarbonización de esos viajes y apoyamos activamente el aumento de su disponibilidad para la industria de la aviación”.
Según datos de Neste, un análisis verificado de forma independiente demuestra que el SAF puede proporcionar una reducción de hasta el 80% de las emisiones de gases de efecto invernadero en comparación con el uso de combustible de aviación fósil cuando se tienen en cuenta todas las emisiones del ciclo de vida. Jonathan Wood, vicepresidente de la empresa para Europa en el sector de la aviación renovable, comenta que el estudio con Airbus, Rolls Royce y DLR, permitirá aclarar los beneficios adicionales del uso de este tipo de combustibles.
“Estamos encantados de contribuir a este proyecto para medir los amplios beneficios del SAF en comparación con el combustible fósil para aviones y proporcionar los datos que apoyan el uso del combustible sostenible en concentraciones superiores al 50%”, puntualiza Wood.
Fotografía portada - Airbus