Viajeros indican que es necesario abrir las fronteras y que las restricciones de los Gobiernos “han ido demasiado lejos”

Con un año de severas restricciones que no sólo afectan el libre tránsito de las personas en el mundo, sino que también sus estilos de vida -incluso hasta en los ambientes privados-, la población se encuentra cansada, agobiada y en algunos casos frustrada. Dicha percepción lo es aún más si se habla de la libertad de volar y viajar, realidad que hasta hace un año atrás era prácticamente algo común y cotidiano, propio del ambiente que el mundo moderno genera.

Por lo anterior, las vacunas contra el COVID-19 están representando la esperanza de millones de personas que buscan con ansias volver a viajar con el fin de satisfacer las múltiples necesidades. Un ejemplo, es la reacción de la población en el Reino Unido que tras conocer un horizonte de desconfinamiento produce un alza significativa de las reservas en las líneas aéreas, agencias de viajes y hoteles. A fecha hoy, algunas compañías aéreas prevén que con la vacunación habrá un alza importante de la demanda y están evaluando aumentos de capacidad como ocurre en American Airlines, Delta, Lufthansa, Qatar Airways y United, entre otras, con repercusiones positivas en la reactivación del empleo. Al menos cuatro de las líneas aéreas mencionadas dan señales de recontratar personal desvinculado en los próximos meses.

De acuerdo con una encuesta realizada por la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) la mayoría de los viajeros del mundo consideran que es necesario abrir las fronteras de los países y que las medidas impuestas unilateralmente por los Gobiernos “han ido demasiado lejos”. En el proceso de apertura, un 88% de los encuestados considera que al levantar las restricciones las autoridades deben manejar el riesgo con un equilibrio adecuado para que la economía vuelva a funcionar con normalidad. En ese proceso, un 85% señala que el testeo masivo y las vacunas son necesarias en esta primera etapa.

El COVID-19 junto a otras enfermedades en el mundo más o menos dañinas deben ser consideradas como parte de las nuevas amenazas al sistema internacional de post Guerra Fría y post 11 de septiembre de 2001. Por consiguiente, los Gobiernos y la comunidad en general debe aprender a convivir con esta enfermedad, así como con otras que puedan aparecer en el futuro, generando las instancias adecuadas para combatirlas. El desarrollo tecnológico y la inversión en la ciencia, así como también en seguridad, son necesarias. Pretender mantener las restricciones y confinamientos excesivos es no comprender el mundo en el que se vive.

La opinión de los viajeros en el mundo concuerda con lo anteriormente expuesto. Un 84% de los consultados dice que el SARS-CoV-2 no va a desaparecer por lo que se debe gestionar sus riesgos mientras se vive y se viaja normalmente. Básicamente, se trata de retomar la vida que existe antes de marzo 2020 con los cuidados que corresponden a las medidas básicas de higiene. En ese sentido, los Gobiernos tienen la responsabilidad y el deber de propiciar políticas públicas de educación en lugar de imponer restricciones y confinamientos arbitrarios que, a fecha de hoy, parecieran más satisfacer objetivos políticos que de bienestar de la población.

En términos generales, un 68% considera que las restricciones a la libertad de movimiento y de viajar ha afectado su calidad de vida. Dentro de los que se consideran como afectados, un 46% lo hace por la imposibilidad de ver a familiares y amigos, un 45% por la pérdida del sentimiento de libertad y un 38% por stress como consecuencia del estricto y extenso confinamiento. Otras afecciones están relacionadas con la imposibilidad de atender un acontecimiento personal, trabajar o desarrollar un negocio, incluyendo las dificultades para conectar profesionales en el mismo campo laboral.

De lo anterior, se entiende el por qué el tráfico V.F.R. (Visit Friends & Relatives) y los viajes por turismo o placer serán los primeros en reactivarse, seguidos de los viajes corporativos. Las tendencias de reactivación de la industria aérea no cambian a la fecha en lo que respecta a motivos viaje, mientras que en cuanto a operaciones los tráficos de corta/media distancia serán los primeros en reiniciarse dado que la gente busca mayor seguridad en sus traslados ante eventuales cambios en las medidas de ingreso o bajo el temor de eventuales cierre de fronteras.

Las tendencias muestran que un 38% de los encuestados esperará alrededor de dos meses para reiniciar sus viajes y un 29% dice que lo hará en un plazo de alrededor de seis meses. Sólo un 3% dice que no volvería a viajar en un futuro próximo.

“La gente quiere volver a viajar, pero la cuarentena es un freno”, dice Alexandre De Juniac, director general y CEO de IATA. “A medida que la capacidad de prueba y la tecnología mejoran y la población vacunada crece, se crean las condiciones para eliminar las medidas como las cuarentenas”.

La decisión de no viajar a un destino donde existen cuarentenas sube respecto a 2020. Mientras el año pasado un 83% de los pasajeros considera que no viajar a una zona donde exista un confinamiento obligatorio, dicha opinión en marzo 2021 es de 84%. La gente considera que las cuarentenas no deben ser obligatorias para personas que han sido vacunadas y que son testeadas previo al viaje.

Asimismo, una opinión interesante es que un 81% de la población encuestada señala que tras recibir la vacuna contra el COVID-19 es más probable que viaje por avión. Dicha percepción puede interpretarse como una señal de confianza que trasmite el transporte aéreo en la población, ya sea por los equipamientos y tecnologías de las aeronaves, como por los protocolos de salud que la propia industria establece para hacer que los viajes sean más seguros.

Fotografía portada - Simón Blaise

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