Si bien el sector vive desde hace un tiempo una cierta competencia, la llegada a Chile de las aplicaciones de viaje como Flapper y Flapz están llamadas a generar un mayor dinamismo en la aviación corporativa chilena. Si bien su llegada no tenga un impacto en la misma escala que la competencia que se genera en las líneas aéreas y el tráfico regular de pasajeros, si puede ampliar el negocio y probablemente llegar a nuevos segmentos de la población. De ahí que se hable de una cierta democratización.
Por sus características, la aviación corporativa es un segmento del transporte aéreo de nicho. Está vinculada a vuelos privados de quienes pueden pagarlos o directamente al tráfico corporativo, ambos con todos los servicios asociados que generan. Desde hace algunos años, el sector en Chile viene compitiendo en cierta manera con los auges de los FBO, especialmente con el establecimiento de Aviasur, ya que representa una alternativa al liderazgo histórico de Aerocardal, la empresa de este rubro más antigua del país.
Ambas amplían sus respectivos alcances en la atención a vuelos, servicios de mantenimiento, hangar, servicios, especialmente con la habilitación de nuevos terminales y también atención a los vuelos de trabajadores como los de la minería. A los habituales servicios que Aerocardal ofrece a Los Pelambres o a otros puntos del país, incluida la escasa operación comercial regional a Vallenar, ahora Aviasur se suma con un acuerdo con DAP para atender desde sus dependencias algunos chárter.
Con las aplicaciones como Flapper (en el caso de Aerocardal) y Aviasur (Flapz), los dos FBO continúan en su escala competitiva por igual. Su asociación internacional (Flapper de Brasil y Flapz de Colombia) reflejan el buen posicionamiento que tienen estas dos marcas chilenas en el extranjero, lo que incluye también su crecimiento y niveles de servicio. Sin estas características probablemente no se habrían generado este tipo de alianzas.
El principal beneficio que generan estas plataformas es aumentar la disponibilidad de aeronaves y viajes para los usuarios. Al potenciar la oferta, se incrementa su visualización y también puede propiciar una reducción de costos o generar instancias para optimizarlos. A modo de ejemplo, un viaje de sólo ida puede ser rentabilizado con alguien que requiera servicios para su regreso. Si los valores son más asequibles aumenta las probabilidades de que más personas vean a la aviación corporativa como una opción, especialmente cuando se trata de grupos.
Previos a sus respectivos acuerdos, tanto Aerocardal como Aviasur publican algunos vuelos especiales conocidos como empty leg para algunos tramos como cuando el avión debe volver a Santiago. En algunos casos, por disponibilidad y precio son competitivos con las líneas aéreas.
Con las plataformas este concepto se repite para aplicarlo a una mayor escala. Uno de los efectos que se debe esperar es superar los desafíos que históricamente privan al negocio de la aviación corporativa en algunos mercados para demostrar sus beneficios. El desconocimiento respecto al uso del avión como medio de transporte sigue siendo desconocido en muchos países de la región, incluso muchos siguen prefiriendo largos y molestos viajes por tierra cuando el medio aéreo puede ofrecer mejores oportunidades y experiencias.
El ingreso de Flapper y Flapz al mercado aéreo chileno a través de Aerocardal y Aviasur, respectivamente es oportuno. Con las restricciones de capacidad en las líneas aéreas y la notoria disminución de conectividad aérea en los países debido a las restricciones unilaterales impuestas por los Gobiernos, favorece para potenciar la demanda de vuelos privados directamente al destino lo que se transforma en un ahorro tiempo significativo para los clientes. Para las empresas, se trata de una instancia para impulsar una necesaria reactivación y tomar ventaja de la actual situación para funcionar con una cartera más amplia a futuro.
Fotografía de portada – Textron Aviation