Miniliner es el nombre del futuro avión que Pipistrel planea fabricar con el objetivo de ofrecer transporte aéreo con cero emisiones para un máximo de 20 pasajeros. Apostando por su experiencia en la construcción de nuevas aeronaves para la aviación civil y tomando los desafíos que impone los nuevos compromisos medioambientales adoptados por la Unión Europea, busca ofrecer una solución para un transporte aéreo regional limpio, rápido y económicamente viable.
Después de considerar desarrollar otras opciones de aviones de mayor capacidad, Pipistrel concentra sus estudios en las pequeñas aeronaves. Se infiere que el fabricante prefiere aprovechar la experiencia en los mercados que le son más cercanos, en los cuales ya logra insertar algunos de sus modelos, y avanzar gradualmente, en lugar de asumir proyectos de mayor envergadura que lo llevan a competir con otros actores y no aseguran un éxito o retorno de la inversión.
Para dar viabilidad al nuevo proyecto, trabaja en un diseño conceptual interno y busca asociarse con universidades u otros centros de estudios en el marco del proyecto UNIFIER19 financiado por la Unión Europea. Se están evaluando varias opciones de planta motriz las que consideran una propulsión a base de hidrógeno de manera tal de conseguir operaciones con cero emisiones, más seguras y silenciosas.
Pipistrel asegura que no es necesario “inventar la rueda” para desarrollar los nuevos vehículos aéreos, ya que se pueden tomar los proyectos y aeronaves desarrolladas anteriormente para darles una viabilidad aprovechando el avance de la tecnología. Asegura que todos los aviones pequeños están basados en células (de fuselaje) diseñadas hace 40 años y, en el caso de los turbohélices, utilizan motores que son muy ruidosos, que consumen grandes cantidades de combustible y requieren mayor mantenimiento. Sobre esos equipos es posible trabajar, tomando conceptos como las “Skyvan” de la décadas entre 1960 y 1980.
El Miniliner busca tener un costo por asiento entre un 30% a un 40% inferiores a equipos de similar capacidad. Propone incluir un sistema de monitoreo de emisiones de CO2 en tiempo real y nuevas tecnologías en aviónica que apunten hacia la automatización del control de vuelo. El objetivo es que el avión sea operado máximo por un piloto cuya función esté concentrada en programar y supervisar la operación.
La aeronave está pensada para mercados pequeños y la aviación regional. Por lo mismo, las prestaciones se orientan a lograr una operación a máxima capacidad de carga de pago y alcance desde pistas con un máximo de 1 kilómetro de longitud que no necesariamente estén preparadas. De esta manera, el Miniliner podría operar en cualquier aeropuerto o aeródromo en distintos terrenos, ampliando la conectividad no sólo a un nivel local sino que también como un alimentador para los grandes centros aéreos de las ciudades.
Una visión práctica sugiere es que el Miniliner pueda ser un potencial aporte a la aviación comercial, alimentando los vuelos de las líneas aéreas desde los aeropuertos principales hacia las localidades remotas en un rango entre los 200 a 1.000 kilómetros de distancia. Al ser un avión de bajo costo en su adquisición como operación y mantenimiento, el concepto de aviación regional podría reinventarse y ser más viable revirtiendo los resultados de proyectos anteriormente ejecutados en ese tipo de rutas, pero que no llegan a prosperar por su alto valor.
El proyecto considera una puesta en servicio hacia 2028 y 2030. Los desafíos a superar están en el desarrollo de tecnología como el uso del hidrógeno para los motores, aspectos normativos y de operación. En su esfuerzo, Pipistrel se está comprometiendo con las iniciativas de Clean Aviation, SESAR y las directrices establecidas por la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA), así como otras iniciativas de la industria aérea global.
Pipistrel apunta llevar el proyecto del Miniliner a la realidad y convertirlo en un concepto revolucionario del transporte aéreo en el mediano plazo. La idea no es sólo proporcionar un nuevo avión, sino que también lograr adaptaciones reglamentarias para establecer los requisitos de vuelo con un solo piloto, esto como un escenario previo para avanzar hacia la completa automatización del transporte aéreo en un futuro a más largo plazo. También considera colocar su propuesta como un eventual competidor de los equipos electrónicos de despegue y aterrizaje vertical (eVTOL) en el segmento del taxi aéreo con los aeropuertos como los próximos centros neurálgicos del transporte.
Fotografía portada – Pipistrel