Después de 58 exitosos años como caballo de batalla de la aviación corporativa en distintos países del mundo, Bombardier Aerospace anuncia el término de la producción de la familia de aviones Learjet. La decisión responde a los ajustes que impone la crisis de la pandemia en la industria aérea, escenario que acelera los procesos de consolidación que el fabricante viene encaminando en los últimos años.
“Con más de 3.000 aviones entregados desde 1963, la icónica aeronave Learjet tiene un impacto notable y duradero en la aviación corporativa. A los pasajeros de todo el mundo, les encanta este excepcional avión al mencionar su incomparable rendimiento y fiabilidad”, comenta Éric Martel, presidente y CEO de Bombardier.
En efecto, hasta la fecha no existe otro modelo que tenga una trascendencia tan significativa en la industria de la aviación corporativa. Por su impacto en este segmento y la continuidad en el tiempo, la familia Learjet puede ser comparada con otros emblemáticos aviones como el Boeing 737 o el Airbus A320. Las claves de su éxito están en sus prestaciones y su versatilidad con la que es capaz de adaptarse a distintas necesidades del mercado que van desde el transporte ejecutivo -propósito para el cual se crea-, hasta vuelos ambulancia o avión estratégico en para muchas Fuerzas Armadas y de Orden.
El fin del Learjet llega como parte de la crisis del COVID-19. Se une a muchas aeronaves que están terminando su vida útil ya sea de manera forzada por la falta de una viabilidad económica a gran escala para sustentar una producción o por la aceleración de su ciclo. En este caso, Bombardier decide poner término a esta familia para concentrar su trabajo en los modelos Challenger y Global.
En 2020, Bombardier entrega 11 aviones Learjet. Por un lado, la cifra de entregas representa la capacidad que tiene este avión para continuar presente en un segmento de la aviación corporativa (aviones del tipo “Light”) mostrando una cierta resiliencia tomando en cuenta la trayectoria de esta familia de aviones. Por otro, refleja también los desafíos que posee frente a los avances de los competidores como Embraer con la familia Phenom, por mencionar alguno. “Dada la dinámica del mercado cada vez más desafiante, hemos tomado esta difícil decisión de poner fin a la producción de Learjet”, sentencia Martel.
Bombardier indica que continuará respaldando la flota de Learjet en el futuro. Para tal propósito lanza el programa de reacondicionamiento denominado Learjet RACER orientado a los modelos 40 y 45. Este programa incluye un conjunto de mejoras en los componentes interiores y exteriores, actualización de la aviónica, conectividad de alta velocidad, mejoras en el desempeño de los motores y una reducción de los costos de mantenimiento de los aviones.
El propósito de este programa consiste en ofrecer a los clientes de todo el mundo soluciones para que el cierre de la producción del Learjet no represente eventuales afecciones o sea interpretado como un abandono completo del programa que obligue a incurrir en cambios inmediatos de la aeronave. De esta manera, Bombardier busca asegurar la fidelidad de un segmento de clientes que le es propio al cual viene atendiendo desde hace décadas.
El programa de reacondicionamiento RACER se ofrecerá exclusivamente a través del centro de servicio de Bombardier en Wichita, Kansas. Dichas instalaciones continuarán atendiendo como parte del centro de pruebas de vuelo del fabricante y forman parte estratégica de su red global de servicio. Con ese fin, Bombardier designa a su planta en Wichita como su “Centro de Excelencia” para negocio de aviones ejecutivos y espera que también funcione para contratos futuros en el tema de reacondicionamiento y otras misiones especiales.
La historia del Learjet comienza a mediados de la década de 1950 cuando William Lear observa el proyecto de la compañía suiza Flug und Fahrzeugwerke) para construir un nuevo avión caza utilizando los estudios y diseños para los primeros aviones jet. Si bien el proyecto no prospera, Lear basa su concepto en el diseño del avión para convertirlo en un avión de transporte para pocos pasajeros que pudiese competir con los grandes aviones de líneas aéreas como el Boeing 707 y el McDonnell Douglas DC-8 que por esos años están por salir al mercado.
Buscando posible apoyo, se dirige a los fabricantes como Beechcraft o Cessna para convencerlos de su proyecto y hacerlos partícipes de la llamada “era del jet” frente a los avances de Boeing y otros fabricantes. Sin mucho apoyo, funda su propia compañía en Wichita la que bautiza como Learjet (o el jet de Lear), nombre que cambia en 1963 a Learjet Corporation.
El Learjet 23 es el primer avión salir al mercado en octubre de 1963 con una capacidad para seis a ocho pasajeros, capacidad promedio que mantendrán todos los 13 modelos producidos. A este le siguen distintas variantes que ofrecen un mayor peso de despegue (MTOW), aumento en la carga de pago, así como mejores prestaciones en cuanto a alcance y autonomía, además del rendimiento de los motores. Como resultado de un uso que se va ampliando entre distintos clientes, en 1974 la familia Learjet logra pasar el millón de horas de vuelo y al año siguiente, fabricar el aparato número 500. Es el primer fabricante en superar estas cifras.
Después de ser participada por Gates Rubber Company (1967), fusionada con Gates Aviation (1969) y adquirida por Integrated Acquisitions Inc. (1987), en 1990 Bombardier Aerospace compra la compañía incorporando a la familia Learjet a su cadena de producción. Desde entonces, son los aviones de menor capacidad de Bombardier y son comercializador como Bombardier Learjet.
Fotografía portada - Bombardier