Los pasaportes sanitarios son ya una realidad para los viajes aéreos. No está claro si se trata de una medida temporal o si es uno de los nuevos requisitos que los pasajeros deban cumplir de manera permanente cuando quieran subir a un avión, pero su uso impone la necesidad de establecer normativas y protocolos para que la finalidad de su creación tenga efectividad.
En la actualidad, distintos actores de la industria aérea como algunos Gobiernos están desarrollando aplicaciones de carácter sanitario que funcionan como una especie de pasaportes, pero sin que exista una estandarización. Sólo el Travel Pass de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) y la desarrollada por SITA apuntan a un enfoque global.
La cantidad de proveedores indica que la necesidad de demostrar que los pasajeros tienen resultados genuinos de las pruebas de COVID-19 o que están vacunados es fundamental. Para los aeropuertos, es el momento de potenciar las medidas de bioseguridad de manera coordinada para un pronta reactivación y posterior recuperación.
Según el Consejo Internacional de Aeropuertos de América Latina y el Caribe (ACI-LAC) es necesario recuperar la confianza y seguridad de los viajes (desde el punto de vista sanitario). En su opinión, el pasaporte sanitario debe ser un certificado o credencial facilitado por un emisor certificado que proporciona el estado de salud del pasajero. Como en otros ámbitos o procesos asociados a los viajes aéreos, los Gobiernos deben asumir un rol crucial. Son estos los que tienen la responsabilidad a la hora de definir qué solución o soluciones se utilizarán en viajes nacionales o internacionales.
En el caso de que los Gobiernos decidan exigir un pasaporte sanitario a los pasajeros, los aeropuertos de la región deben cumplir varios requisitos. Según la organización, al menos son diez puntos necesarios entre los cuales están la disponibilidad, accesibilidad, rapidez, automatización y confiabilidad.
De acuerdo con ACI-LAC, la disponibilidad está relacionada con la cantidad de aplicaciones en el mercado. El uso de las plataformas existentes minimizará la complejidad y los costos, maximizará las inversiones y permitirá un viaje seguro y sin contratiempos. Por su parte, la accesibilidad está relacionada a su uso con la posibilidad de entregar un pasaporte sanitario en papel o permitir a los pasajeros imprimirlo, además de estar disponibles en múltiples formatos como PDF, correos electrónicos, SMS o de manera física.
En la mayoría de los países que exigen algún tipo de pruebas de salud contra COVID-19 como requisito obligatorio de ingreso, se piden resultados con un máximo de 72 horas previo al embarque. Por lo mismo, los pasajeros necesitan que los laboratorios o centros de pruebas de salud entreguen los resultados a la brevedad posible. Para que el pasaporte sanitario cumpla su rol, necesita un verificador que debe poder comprobar rápidamente la autenticidad del pasaporte sanitario. Asimismo, debe ser capacidad de manera de comprobar la verificación de su integridad de manera automática y sin dificultades que el emisor (laboratorio o centro de pruebas) es legítimo y está acreditado por la autoridad sanitaria. Para garantizar la confianza debe ser seguro y capaz de detectar falsificaciones.
Ante la ausencia de una estandarización, cada país o terceros países pueden optar por una solución determinada. Dada la alta probabilidad de que las aplicaciones sanitarias en desarrollo sean una realidad antes de que se estandarice el formato, es necesario que las plataformas cumplan con el carácter de interoperabilidad para garantizar que la verificación se da en diferentes formatos y emisores.
El pasaporte sanitario debe tener la capacidad de lograr una verificación en línea como fuera de línea, en caso de que los sistemas informáticos o internet estén fuera de servicio durante algún tiempo. Según los aeropuertos, la verificación off-line es importante para no detener o retrasar el proceso de verificación en caso de problemas de conexión.
Para garantizar la seguridad y la privacidad de los datos, los pasaportes sanitarios o aplicaciones de salud deben cumplir con todos los requisitos del GDPR. Se trata del Reglamento General de Protección de Datos (GDPR, por sus siglas en inglés) establecido por la Comisión Europea para reforzar y unificar la protección de datos para todos los individuos dentro del territorio. ACI-LAC dice que este es un aspecto muy importante.
El establecimiento del GDPR está orientado a armonizar las leyes nacionales de protección de datos, asegurar que las organizaciones identifiquen todos los datos personas y especifiquen cómo son protegidos y otorgar a los clientes nuevos derechos de privacidad y un mayor control sobre cómo las organizaciones utilizan la información de las personas. Las multas por incumplimiento pueden llegar hasta €20 millones o un 4% de la facturación o ganancias globales de la organización.
Las últimas consideraciones están relacionadas con la descentralización, escalabilidad y reconocimiento. La primera indica que la emisión y la verificación se deben realizar sin necesidad de interconexión entre los diferentes actores. La escalabilidad de las diferentes soluciones tiene que ser evaluada cuidadosamente debido al gran número de certificados que deben ser emitidos y verificados. Finalmente, se precisa que todos los pasaportes sanitarios sean aceptados y reconocidos a nivel mundial.
ACI-LAC no recomienda alguna aplicación o pasaporte sanitario específico, sólo indica sus principales consideraciones con las que deben funcionar dichos documentos para que puedan cumplir el propósito con el cual se crean. Como se trata de un aspecto normativo y una exigencia de las autoridades, los Gobiernos tienen la obligación de asumir el rol que les compete, ya sea al momento de aceptar uno o varios pasaportes sanitarios, como al establecer los requisitos de funcionamiento.
Por el momento, el desarrollo de estas herramientas constituye una nueva evidencia del compromiso que tiene la industria aérea para que los viajes aéreos sigan siendo seguros en todos los aspectos que esto significa, así como una muestra de la rápida adaptabilidad a los cambios que se dan en el escenario global.
Fotografía portada – SITA