La decisión de la Fuerza Espacial de los Estados Unidos de retrasar el lanzamiento de dos satélites militares previstos para febrero se ha convertido en una ventana de tiempo para Boeing para realizar un vuelo de prueba con la cápsula Starliner como parte del programa denominado Orbital Flight Test-2 (OFT-2, por sus siglas en inglés). El periodo es clave tomando en cuenta la importancia de este programa que tiene como finalidad llevar a los futuros astronautas a la Estación Espacial Internacional (ISS).
El retraso del lanzamiento de los satélites no es menor ya que iban a hacer lanzados en el cohete Atlas 5 el mismo que debe enviar la cápsula de Boeing. La decisión de no efectuar el lanzamiento previsto para algunas semanas atrás responde a la necesidad de realizar una exhaustiva evaluación a una de las cargas útiles que equipan a uno de los satélites que debe alcanzar la órbita en los próximos meses.
El Atlas 5 participa de la misión anterior denominada OFT-1, pero debido a una falla en el software de la cápsula no logra su acoplamiento con la ISS. Por consiguiente, lleva a cabo sólo un aterrizaje prematuro en Nuevo México y provoca que el programa Starliner se retrase en más de un año.
Boeing comenta que los ingenieros han logrado la recalificación del código de software. De esta manera, se puede poner en marcha el plan y realizar un lanzamiento que tiene como fecha tentativa el 25 de marzo de este año. Está previsto que en esa ocasión el sistema Starliner se someta a una prueba de extremo a extremo para verificar su funcionalidad a lo largo del vuelo.
La misión OFT-2 consiste en el lanzamiento sin tripulación desde la plataforma 41 del complejo espacial Kennedy en Cabo Cañaveral, Florida, con el cohete Atlas 5. Posteriormente, un vuelo hasta alcanzar la órbita de la ISS, conseguir su acoplamiento y luego retornar a la Tierra. Este ensayo es esencial para que la cápsula Starliner realice su próxima prueba a mediados de este año con una tripulación y luego su certificación correspondiente.
“Boeing acopló recientemente el módulo de tripulación reutilizable de la nave espacial en su nuevo módulo de servicio dentro de la fábrica de producción Starliner en el Centro Espacial Kennedy en Florida. Los equipos están trabajando para completar el equipamiento del interior del vehículo antes de cargar la carga y realizar las comprobaciones finales de la nave espacial”, señala la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA) en un comunicado.
NASA tiene contrato con Boeing y Space X para desarrollar nuevas cápsulas que llevan a los futuros astronautas hasta la ISS poniendo término a las prestaciones por parte de Roscosmos (Rusia) que actualmente realiza las misiones de intercambio de tripulaciones a través de la nave Soyuz. De igual manera, dicha dependencia llega a su fin con el ensayo realizado en mayo por parte de Space X con su cápsula Crew Dragon misión Demo-2 que lleva exitosamente a dos astronautas por tres meses a la estación espacial.
Actualmente, se encuentra la primera misión de SpaceX que consiste en la rotación de tripulación “Crew-1”. Para este mes, se espera la partida de la próxima misión Crew-2.
Las pruebas de Starliner están previstas para durar al menos una semana. De no existir nuevos inconvenientes, se espera que la próxima misión del programa sea a mediados de este año con la particularidad que irán tres astronautas a la ISS por un periodo de una o dos semanas antes de volver a la Tierra. Una vez que finalice la prueba de vuelo, NASA y la Administración Federal de Aviación (FAA) deben certificar la cápsula para poder incorporarla a las misiones operativas de rotación de las tripulaciones espaciales. En cada rotación, la cápsula podría llevar hasta cuatro astronautas con una duración máxima de siete meses.
Fotografía portada – Boeing