La encuesta mundial de Goose Recruitment y Flightglobal muestra parte de las afecciones que causan los ajustes realizados por los operadores aéreos como consecuencia de la drástica caída de la demanda y las restricciones unilaterales impuestas por los Gobiernos. Si bien las medidas están orientadas a proteger la salud de las personas evidencias el fuerte impacto que tiene en la empleabilidad en la aviación, especialmente en los pilotos.
A nivel mundial un 30% de los pilotos han perdido su trabajo. Según los consultores, el escenario marca un punto de inflexión respecto a la encuesta aplicada para 2020 cuando antes de la pandemia había una demanda de pilotos récord con crecimientos en los mercados de Asia y Medio Oriente como respuesta a las necesidades de expansión de sus líneas aéreas. Durante la pandemia, el desempleo de pilotos en China alcanza al 43% y en Sudamérica 41%, con impacto significativo también en Europa.
Debido a las ayudas económicas del Gobierno de los Estados Unidos a través de la Ley CARES (Coronavirus Aids, Relief and Economics Security Act) a las líneas aéreas, el mercado de América del Norte logra contener el desempleo. En Sudamérica, los Gobiernos no han ayudado económicamente a las líneas aéreas y por lo mismo, esta región ve un fuerte impacto en el desempleo de los pilotos, cifra que también debe ser significativa en otros puestos de aviación como tripulantes de cabina, personal de tierra y oficinas, donde se producen la mayor cantidad de despidos.
Según la muestra global, el 43% de los pilotos todavía está empleado o está actualmente volando, un 30% se califica como desempleado, 17% sujeto a licencias, un 6% empleado en otro sector de la aviación y un 4% trabajando en otros sectores fuera del transporte aéreo. Los resultados pueden variar o mantienen algunas imprecisiones dependiendo de la interpretación según la región o el país, así como también por su situación.
Si un 43% está empleado no necesariamente indica que esté activo, sujeto a los programas de protección establecidos por los operadores. Lo mismo ocurre con las licencias que afecta más a los primeros oficiales (20%) y seguido de los capitanes (17%). China tiene el grupo más grande de pilotos sujetos a licencias con un 24%, seguido Europa con 16% y Sudamérica con 14%. Goose Recruitment y Flightglobal reconocen que el número de licencias es bajo comparación con las reducciones de capacidad. Por consiguiente, infieren que en estas regiones los despidos son más fuertes como consecuencia de las decisiones tomadas por las líneas aéreas.
Respecto a lo anterior, hay una directa incidencia de las restricciones impuestas por los Gobiernos a los viajes y los cierres de fronteras que están provocando una caída drástica de la demanda, factores que inciden en una reducción de capacidad y menos tripulaciones de vuelo. A la luz de las nuevas medidas impuestas, especialmente en Europa con los aislamientos al Reino Unido, Brasil, Sudáfrica y otros países, el resultado no es favorable al menos para el primer trimestre 2021, especialmente cuando las líneas aéreas comienzan a reducir flota.
En 2020, la preocupación por la seguridad laboral (estabilidad) aumenta 30 puntos porcentuales pasando del 52% al 82% demostrando inquietud por los ajustes en las nóminas que pueden realizar las líneas aéreas a medida que la crisis se extiende en los meses y se demora la reactivación. El COVID-19 es la principal preocupación con un 65% de respuestas, seguido de los problemas financieros de las líneas aéreas con un 21%. Si bien las respuestas no lo muestran, puede haber una relación directa entre ambas variables por lo que las afirmaciones se podrían considerar como una.
El impacto de la crisis también muestra un desánimo en la continuidad de la carrera de pilotos entre 2019 y 2020 considerando la inversión realizada (cursos, entrenamiento, mantención de licencias). El resultado varía por regiones, pero todas tienen resultados adversos con caídas de más de cinco puntos porcentuales, a excepción de Asia-Pacífico donde el descenso es mínimo al pasar 69% al 66% y Norteamérica pasa de 81% al 77%. En China, el interés cae del 80% en 2019 al 58% en 2020, en Europa del 67% al 60%, en África y Medio Oriente de 68% al 59% y Sudamérica de 96% al 73%.
Respecto a las búsquedas de puestos de trabajo, un 66% de los encuestados señalan que están activamente buscando un trabajo como piloto, un 15% está a la espera que las condiciones mejoren para hacerlo, un 9% busca trabajo en aviación, pero distinto al rubro de piloto, un 7% está retirado y apenas un 3% está inmerso en un proceso de reclutamiento. Cabe mencionar que la mayoría de las líneas aéreas en el mundo han suspendido las nuevas contrataciones como parte de los mecanismos de ajustes para enfrentar el escenario del COVID-19.
La crisis provocada por la pandemia afecta la salud mental en las tripulaciones de vuelo, aspecto que debe ser foco de preocupación para las líneas aéreas y otros operadores considerando la incidencia que tiene este aspecto en la seguridad operacional. Según la muestra, el daño en la salud mental se manifiesta en el segmento bajo los 24 años (58%) lo que evidencia una mayor frustración por ser el grupo que recién termina sus cursos o tiene (tenía) altas expectativas de desarrollo personal o profesional.
Algo similar está en el segmento de 25 a 34 años y 34 a 44 años (49% y 44%, respectivamente), que corresponde a la mayoría de los pilotos adultos jóvenes como primeros oficiales o recién ascendidos a capitanes. Se trata de un grupo que debe estar inmerso en el pleno desarrollo de su vida profesional que le permite un progreso o estabilidad en lo personal que se ve parcial o totalmente afectado. Además, este grupo está en la disyuntiva de mantener la licencia a la espera de una eventual recontratación o nuevos trabajos, pese a los costos que esto implica, o directamente abandonar la carrera para insertarse en otro rubro profesional. Este grupo podría verse afectado en los próximos años con la llegada de nuevos pilotos.
La afección mental de la pandemia disminuye con la edad. Los grupos de pilotos de mayor edad cuentan con más seguridad por ser más difíciles de despedir o estar con la ventaja de contar con planes de retiro.
Respecto a la recuperación de la industria aérea, un 34% considera que llegará entre uno a dos años (hacia 2023), seguido de un 28% que indica que este proceso tomará más tres años (hacia 2024). En ambos casos, estas respuestas están en línea con las proyecciones de la industria aérea y probablemente, repliquen esa respuesta por ser un público conocedor de los datos. Un 10% considera que tomará más de cuatro años y un 6% dice que el escenario no volverá a ser el mismo.
Con las nuevas restricciones impuestas por los Gobiernos, el escenario no es favorable para una reactivación inmediata. La “segunda ola de contagios” golpea fuerte a Europa y el descubrimiento de nuevas variantes del SARS-CoV-2 hace que las autoridades retomen los confinamientos con incluso medidas más estrictas que durante la “primera ola” lo que se traduce en un retroceso significativo. A diferencia de 2020, el escenario actual es más adverso dado que la mayoría de las líneas aéreas no cuenta con recursos para enfrentar la situación por la falta de liquidez que arrastra desde el segundo trimestre del año pasado y el pago de los créditos en los cuales han incurrido, mientras la demanda y los ingresos se mantienen bajos.
Las apuestas de la industria aérea están en el segundo trimestre 2021 a medida que avances los programas de vacunación masiva contra el COVID-19 en el mundo y se inicie el periodo de verano en el hemisferio Norte. Sin embargo, las diferencias en los procesos de inoculación entre los países del mundo, los problemas logísticos pueden retrasar la reactivación, especialmente si los Gobiernos no levantan las restricciones impuestas, principal factor que limita cualquier reactivación e incluso puede tener afecciones más significativas que el virus por el daño que provoca en la economía personal, familiar y del país, además de la salud mental de las personas.
Fotografía portada - Simón Blaise