Con las nuevas restricciones de viaje, las cuarentenas obligatorias y otras medidas que los Gobiernos toman con la segunda ola de contagios de COVID-19 y la aparición de nuevas variantes, All Nippon Airways (ANA) anuncia la suspensión temporal de sus rutas internacionales, la reducción de vuelos domésticos y recortes importante en capacidad que hacia el futuro más próximo anticipan una transición hacia operaciones más eficientes. Los anuncios se informan al comunicar la proyección de itinerarios para el año fiscal 2021 y consideran ajustes permanentes dependiendo de la situación sanitaria.
Actualmente, ANA se encuentra operando 16 rutas internacionales con frecuencias reducidas en comparación con los niveles de 2019. A estas se agregan una reducción de frecuencias al mínimo desde Tokio (HND) hacia Bangkok, Los Ángeles y Sydney. El resto de las rutas desde Tokio (HND-NRT) hacia destinos como Chennai, Düsseldorf, Jakarta, Nueva York (JFK), Perth, Phnom Penh, San Francisco, Taipéi y Vladivostok, así como Osaka (KIX) – Hong Kong, entre otras, se suspenden hasta nuevo aviso. Dichas cancelaciones temporales se agregan a las impartidas para otras frecuencias y rutas que la compañía mantiene paralizadas por las restricciones de viaje y drástica caída de la demanda como es el caso de los servicios Europa.
Asimismo, también pospone los proyectos de nuevas rutas como los servicios desde Tokio (HND) hacia Estambul (IST), Estocolmo, Hong Kong, Milán (MXP), Moscú (DME) y San José. La decisión de cancelar los nuevos lanzamientos responde a la baja demanda y a la necesidad de no considerar mayores gastos que afecten la delicada situación financiera de la compañía. Cabe recordar que a nivel de industria cualquier nueva ruta implica gastos y pérdidas asociadas en los primeros meses de operación aún cuando exista una demanda.
Los recortes en el segmento internacional prácticamente reducen a ANA a una operación de hace cuatro décadas cuando prácticamente atendía vuelos domésticos. Cabe recordar que la línea aérea comienza sus vuelos internacionales en 1986, es decir 33 años después de iniciar sus servicios como empresa de helicópteros. Para el resto del año, la operación internacional considera ajustes permanentes de la oferta según las condiciones de demanda y las restricciones impuestas por los distintos Gobiernos.
La compañía justifica la determinante reducción de operaciones internacionales con el fin de proveer a los clientes la mayor información disponible para programar o adecuar sus planes de viaje y eliminar cualquier falsa expectativa que se pueda provocar. No obstante, asegura que continuará monitoreando la demanda y las tendencias del mercado para reanudar servicios aéreos y/o incrementar frecuencias. Dicha revisión se hará mensualmente.
La operación doméstica de ANA también será sometida a una revisión mensual. Si bien en su mayoría está reducida al mínimo, la programación considera la suspensión de algunos tramos incluyendo servicios troncales entre Osaka (KIX) – Fukuoka, Tokio (NRT) – Osaka (ITM) y Tokio – Sapporo. A medida que se la demanda aumente, se espera un incremento de capacidad de manera apropiada la que puede ser con incremento en las frecuencias o capacidad por vuelo con aviones más grandes.
Prácticamente sin vuelos internacionales, la red doméstica se transforma en el sustento del escaso negocio que puede desarrollar ANA. En términos prácticos un retorno a los orígenes de la compañía. Desde una operación doméstica mínima, espera organizar estratégicamente sus rutas para maximizar los ingresos y reducir el gasto. Con el invierno en el hemisferio Norte en curso, espera la temporada de verano y la promesa de una evolución de las condiciones sanitarias para evaluar el comportamiento de la demanda e incrementar vuelos comenzando por destinos vacacionales e insulares de Japón.
Plan de flota y operación
Debido a la ausencia de demanda y de operaciones internacionales, ANA basa su operación para este año en equipos más pequeños. Parte de la flota internacional se transfiere a las rutas domésticas con una utilización reducida. En comparación con el año fiscal 2020, la tasa de uso de los aviones de fuselaje ancho que no estén detenidos queda en un 50%, mientras la flota de un solo pasillo incrementa su uso en un 30%.
A fin de evitar un exceso de capacidad mientras la industria aérea se recupera, la línea aérea japonesa adelanta los planes de retiro de la mitad flota Boeing 777, principalmente aquellos utilizados en vuelos internacionales. Inicialmente, este retiro se fija para 2023, pero las condiciones actuales hacen innecesaria su mantención en la flota. Cuando se reanuden los servicios, los vuelos se operarán con B787.
La utilización de aviones de última generación de menor capacidad, más versátiles y eficientes en consumo de combustibles, le permiten avanzar en sus planes de sostenibilidad y reducción de costos, necesarios para enfrentar la magnitud de la crisis.
Actualmente, la flota de ANA está conformada por tres Airbus A320ceo, 11 A320neo, 15 A321neo, tres A380, seis Boeing 737-700BBJ, 39 B737-800, 31 B767-300ER, 15 B777-200ER, 33 B777-300ER, dos B777F, 36 B787-8, 36 B787-9 y dos B787-10.
Fotografía portada - Boeing