Bajo la justificación de la controlar la pandemia del COVID-19, los Gobiernos de Argentina y el Perú vuelven a colocar restricciones de manera unilateral al transporte aéreo afectando aún más al sector. Mediante restricciones de capacidad y paralización total de operaciones aéreas, los dos países son los primeros en la región en tomar las medidas más estrictas para la aviación.
Argentina: restricciones de capacidad
Apelando al temor por una “segunda ola de contagios”, el gobierno de Alberto Fernández pide a través de la Administración Nacional de Aviación de Argentina (ANAC) a las líneas aéreas una reducción del 50% de capacidad en los vuelos desde y hacia Brasil y en un 30% en la oferta en aquellas que atiendan rutas desde y hacia los Estados Unidos, Brasil y México. Sin embargo, no indica el mecanismo de cómo se debe llevar a cabo una reducción, en una decisión que pareciera no comprender la situación actual del transporte aéreo regional y mundial.
La decisión de la administración argentina forma parte de esas prácticas que crean más incertidumbres y en lugar de certezas, además de no aportar al tratamiento de la emergencia. Como se advierte en otras instancias, cualquier afección al transporte aéreo afecta la capacidad de carga y con ello el transporte de vacunas o insumos médicos. De acuerdo con el documento, la medida permite a las líneas aéreas mantener frecuencias, pero limitar la capacidad por vuelo (restricción a la venta), o bien reducir el número de frecuencias semanales hacia y desde Buenos Aires (EZE), único punto habilitado para el tráfico internacional.
Solicitada por el Ministerio de Salud, la disposición comienza a regir a partir del 01 de febrero y está justificada “por las condiciones sanitarias del resto de los países”. En el transcurso de estos días antes de la fecha señalada, todas las líneas aéreas deben presentar sus planes de acción para acatar las medidas implementadas.
Argentina dice que la medida es temporal y será revisada periódicamente dependiendo de la situación epidemiológica, pero por ahora no establece fecha de término. De esta manera, coloca al transporte aéreo sujeto a una incertidumbre cuyas consecuencias amenaza la reactivación del sector, las fuentes de empleo, el comercio y la economía del país.
Como se indica, la restricción de capacidad impuesta por Argentina es una medida arbitraria que parece ser “una especie de castigo” de capacidad a las líneas aéreas, principalmente extranjeras, y que no representa aportes al control de la pandemia. Los pasajeros que pueden llegar a Argentina bajo la nueva disposición están sujetos a los mismos requerimientos y controles tanto en el punto de salida como en el punto de llegada que un vuelo con pasaje completo. Por consiguiente, si la administración de Fernández ve riesgo alguno en los actuales vuelos, la medida que impone prácticamente no tiene efecto.
Para muchas líneas aéreas, especialmente las europeas, la reducción forzada de capacidad de Argentina, disminuye aún más la cantidad de pasajeros que pueden transportar. Cabe recordar que estas compañías aéreas ya están afectadas por las restricciones de viaje impuestas por la Unión Europea y el Reino Unido, así como los otros países para el escaso tráfico de conexión.
Desde Europa, las líneas aéreas afectadas por la medida son Air France, Air Europa, Iberia, KLM y Level. Argentina mantiene suspendidos desde el 21 de diciembre las operaciones de British Airways por el cierre de fronteras con Gran Bretaña, además las prohibiciones del Gobierno de Italia ya fuerzan la suspensión de las operaciones intercontinentales de Alitalia. Desde los Estados Unidos, las compañías afectadas son American Airlines, Delta y United, mientras que desde Brasil, LATAM Airlines. Aerolíneas Argentinas, única línea aérea argentina que realiza vuelos internacionales, dice que viene reduciendo sus operaciones por la imposición de controles que reduce la demanda de viajes.
Suspensión parcial de vuelos en el Perú
Con los nuevos anuncios de la administración de Francisco Sagasti, el Perú decreta una prohibición total de vuelos domésticos entre Lima y los Departamentos de Áncash, Apurímac, Callao, Huánuco, Huancavelica, Ica, Junín y Pasco, además de suspender los vuelos desde y hacia las ciudades de Brasil. La medida es de carácter temporal entre el 31 de enero y el 14 de febrero y se unen al retraso en la habilitación de los vuelos con Europa, pospuesta desde diciembre pasado tras la aparición de la llamada “cepa británica”.
La decisión forma parte del conjunto de medidas que el Presidente Sagasti anuncia para intentar contener la “segunda ola” de contagios por COVID-19. Estas incluyen prohibición de desplazamiento interprovincial por vía aérea y terrestre, una “inmovilización social obligatoria” con sólo una salida personal y peatonal por una hora y para compras, y prohibición de funcionamiento de centros de entretenimiento, centros comerciales, restaurantes, bibliotecas, asociaciones y centros deportivos.
La prohibición de viajes dentro del Perú sólo afecta a los Departamentos mencionados, todos correspondientes a las regiones de la Costa y de la Sierra de la zona central del Perú. Para el resto de las ciudades se mantienen los viajes, pero bajo un escenario de alta incertidumbre.
Las líneas aéreas más afectadas con las restricciones son las compañías peruanas más pequeñas como Star Perú o ATSA que atienden vuelos regionales a destinos en la Sierra peruana como Huánuco o Jauja, ubicadas en los Departamentos mencionados con prohibición de desplazamiento. En el caso de LATAM, sólo ve afectado sus vuelos domésticos a Jauja, además de la conectividad con Sao Paulo (GRU). Sin embargo, la prohibición de vuelos con Brasil no debiera impactar la operación desde Sao Paulo (GRU) por el rol alimentador de la ruta para el tráfico de conexión a través del hub de Lima.
La industria de la aviación critica a los Gobiernos de todo el mundo por continuar imponiendo restricciones arbitrarias y sin coordinación que no representan soluciones efectivas para dar solución al combate de la pandemia. Además de insistir en una urgente estandarización de políticas, resalta la importancia que las autoridades deben tener en avanzar en los testeos masivos y aislamiento de los contagios como medidas más eficaces en comparación con las cuarentenas, por ejemplo, política que la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) no recomienda a estas alturas por el avance de la enfermedad.
En ese sentido, se reitera que las medidas que se adopten deben estar basadas en la evaluación de riesgos y costos de oportunidad para la población, ante la importancia de avanzar hacia una reactivación segura. Los sectores menos favorecidos de la población los que se ven directamente más vulnerados por las restricciones que afectan a millones de empleos, muchos de los cuales son impulsados por el rol catalizador del transporte aéreo.
Fotografía portada – Ricardo Delpiano