Revirtiendo una de las últimas decisiones de Donald Trump, la nueva administración de Joe Biden vuelve a colocar la restricción de viajes para los ciudadanos de la Unión Europea, el Reino Unido, Irlanda y Brasil, agregando también a los ciudadanos de Sudáfrica. La medida está forma parte de las políticas que buscan contener la transmisión de las nuevas variantes del virus SARS-Cov-2 que se advierten más contagiosas que la cepa original, pero representan un nuevo golpe para la industria aérea retrasando su reactivación.
Jen Psaki, nueva secretaria de Prensa de la Casa Blanca, indica el lunes que el Presidente Joe Biden “ha decidido mantener las restricciones previamente establecidas hacia los países del área Schengen (Unión Europea), el Reino Unido, Irlanda y Brasil con el agravamiento de la pandemia, más contagios y nuevas variantes esparciéndose”. Con la información de nuevas cepas, confirma la inclusión de Sudáfrica en la lista negra de ciudadanos impedidos de ingresar a los Estados Unidos. También se mantienen las restricciones a ciudadanos de China e Irán, países que no son considerados en el levantamiento de restricciones de Trump bajo el argumento de “falta de cooperación” con los organismos estadounidenses.
Para la industria aérea este retroceso representa un nuevo revés que demora cualquier intento de reactivación dado que se priva a todos los operadores aéreos, sean líneas aéreas como de aviación general, de una importante demanda. Para muchos países, los Estados Unidos constituyen uno de los mercados internacionales más importantes y también uno de los más rentables, comenzando por las rutas a través del Atlántico Norte.
“No es tiempo de levantar las restricciones de viaje internacionales”, dice Psaki. La nueva administración de Biden busca dar una señal clara y distinta a su población respecto de las políticas establecidas por Trump a quien se le critica su manejo por la pandemia con los Estados Unidos liderando la lista de contagios y fallecidos por COVID-19.
La señal que muestra la administración Biden carga nuevamente los costos de las medidas en la aviación pese a los llamados que esta industria realiza a los Gobiernos en focalizar las acciones en los testeos masivos, la trazabilidad y los aislamientos de contagios, no en las cuarentenas y restricciones de viaje porque limitan la demanda y fuerzan a una reducción de la capacidad. Como consecuencia, la conectividad aérea y el transporte de carga global, incluyendo el transporte de vacunas e insumos médicos se ve seriamente comprometida.
Las líneas aéreas estadounidenses apoyan el esfuerzo que el nuevo gobierno tendrá en ampliar los programas de pruebas masivas como parte de las políticas de combate contra el COVID-19. En su mensaje al nuevo gobierno, llaman a trabajar de manera coordinada para superar la emergencia sanitaria, recuperar el crecimiento económico y proporcionar medidas para garantizar viajes seguros libres de restricciones y cuarentenas.
“Las líneas aéreas estadounidenses han sido firmes defensoras de un estándar de pruebas nacional establecido por el Gobierno federal y aprecian que la Orden Ejecutiva haga avanzar a nuestro país en un marco para las pruebas. Tenemos la esperanza de que este anuncio sea seguido por el reconocimiento de que las pruebas pueden usarse para reanudar los viajes de manera segura sin cuarentenas, que son difíciles de hacer cumplir y a menudo resultan ineficaces”, dicen en una declaración el pasado 22 de enero.
Bajo las nuevas disposiciones, se permiten los viajes de ciudadanos de los países no incluidos en las restricciones, además de los ciudadanos estadounidenses y extranjeros legalmente establecidos en los Estados Unidos, quienes pueden continuar viajando, siempre y cuando, cumplan con las medidas establecidas. Se advierte que los ciudadanos estadounidenses procedentes de China deben realizar una cuarentena obligatoria de 14 días. También hay otras excepciones como los cónyuges de ciudadanos y residentes permanentes, así como los padres y hermanos de estadounidenses y residentes permanentes menores de 21 años y que no estén casados. Como consecuencia, la demanda de viajes se reduce principalmente a un tráfico V.F.R. (Visit Friends & Relatives) o específicamente familias.
A partir del 26 de enero, los Estados Unidos comienzan a exigir pruebas negativas para COVID-19 para todos los viajeros de dos años o más que quieran ingresar a su territorio, independiente de la nacionalidad y el país de procedencia, a excepción de personal militar estadounidense. Si bien las pruebas PCR con un máximo de 72 horas previo al embarque son las más exigidas, también se aceptan certificados con resultados negativos de pruebas de identificación de ácido nucleico (NAAT), LAMP o RT-LAMP para COVID-19, además de exámenes rápidos. El documento debe ser exigido por el personal de la línea aérea al momento del embarque y debe decir “negativo” o “no detectado”, en caso contrario deben denegar el abordaje.
La exigencia de pruebas negativas para COVID-19 incluye a todos los pasajeros de líneas aéreas como aquellos que lleguen en vuelos privados de aviación general o corporativa. El no cumplimiento de la medida impide el ingreso al país y puede estar acompañado de sanciones, según indican las autoridades estadounidenses.
Los primeros anuncios de la administración Biden sugieren la imposición de cuarentenas a los pasajeros que lleguen a los Estados Unidos. La información parcial y ampliamente difundida por los medios de prensa de todo el mundo genera una incertidumbre innecesaria en las líneas aéreas, los aeropuertos y, muy especialmente, en los usuarios, por las consecuencias que tendría una medida de estas características en las operaciones aéreas y los planes de viaje.
Hasta el momento, la cuarentena a la llegada sólo se trata de una recomendación que el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de ese país (CDC, por sus siglas en inglés) establece y que previamente ya había indicado cuando anuncia la obligatoriedad de presentar pruebas negativas para COVID-19 al momento de embarcar. En ese sentido, no hay cambios en las medidas entre las administraciones Trump y Biden.
De esta manera, CDC continúa dejando a criterio de cada persona la decisión de realizar o no una cuarentena. También recomienda realiza pruebas para COVID-19 cada tres o cinco días después de la llegada a los Estados Unidos y si la persona lo estima conveniente, una permanencia en casa durante siete días después del viaje.
Fotografía portada - FlyChigago