Con el fin de dar viabilidad al proyecto que busca brindar internet en cualquier zona del planeta, Starlink solicita al Gobierno de Chile la posibilidad de operar en el país mediante una concesión. La empresa fundada por Elon Musk ve en el país una oportunidad para dar curso a su modelo de conectividad inalámbrica tomando en cuenta la realidad geográfica.
Desde la Subsecretaría de Telecomunicaciones (Subtel), dependiente del Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones, señalan que este servicio de internet estará disponible en Chile, pero por el momento no hay una fecha estimada. Respecto a la solicitud de Starlink, la autoridad indica que la empresa ha solicitado una concesión para operar en el país y que estaría esperando el decreto respectivo. La empresa pide operar con tecnología satelital mediante un permiso experimental en zonas rurales o lugares extremos donde existe una carencia de accesibilidad a internet.
Musk defiende su proyecto y asegura que en el futuro, a medida que avanza su tecnología, el acceso a internet vía satélite será bastante asequible y rentable para todas las personas en el mundo. A fecha de hoy, ciertas zonas de los Estados Unidos, Canadá y el Reino Unido tienen ya adquirido este servicio. De momento, el costo del servicio de internet de Starlink es de US$499 por el kit de instalación por parte del cliente y una mensualidad aproximada de US$99.
En los tiempos actuales, la conectividad a internet es indispensable. Todo el quehacer diario de alguna u otra forma está relacionado con este servicio. Uno de los atractivos de Starlink es la disponibilidad que asegura independiente del lugar geográfico. Así, en Chile, se podría disponer de conexiones en la Cordillera de los Andes, así como en valles, quebradas o en zonas alejadas de los grandes centros urbanos. Uno de los aportes que se ven a corto plazo, es que el servicio puede ser crucial para atender emergencias o casos de presuntas desgracias, ya que con una sola transmisión de datos se podrían activar procedimientos de búsqueda y rescate.
Para dar curso al servicio de internet masivo y en cualquier lugar del mundo, Starlink posee 950 satélites en órbita. El objetivo de Elon Musk es colocar al menos 42.000 satélites para cubrir la totalidad del planeta. La cantidad de equipos en el espacio ya genera críticas desde distintos sectores.
La comunidad científica es, por ejemplo, uno de los grupos que manifiesta aprensiones al proyecto. Cuando SpaceX lanza los primeros 60 satélites de Starlink, la mayoría de los observatorios asentados en el Norte de Chile se ven afectados por los paneles y todo el equipamiento de los satélites, dado que estos generan reflejos o brillos más potentes que una estrella lo que dificulta la observación.
En un comunicado, el propio Musk asegura que ya trabajan en un recubrimiento espacial de los satélites cuyos resultados entregan una reducción del 55% del brillo. Si bien el avance es significativo, la meta es conseguir un brillo nulo de los satélites.
En paralelo, Starlink continúa efectuando ensayos y provisión de los servicios de internet. A principios de 2020, la empresa anuncia el éxito de una prueba realizada al norte de Estados Unidos con una velocidad de 100Mbps. Si bien hay una conformidad con el resultado, este todavía está lejos de la velocidad en gigabit prometida por la empresa. Independientemente de ello, señalan que con esta conexión ya es suficiente para poder ver películas en alta definición, incluso disponiendo de banda ancha de sobra.
Con los primeros negocios concretados a nivel mundial, Starlink pronto espera operar en Chile. También Elon Musk pone énfasis en mejorar rotundamente su producto ya que aun la velocidad del internet no es la esperada, pero asegura que está en progreso. Se estima que hacia 2025 la constelación de satélites se complete logrando una cobertura de todo el planeta. Los ingresos que Starlink genere serán en parte utilizados para la investigación espacial entre los que están las misiones con seres humanos a la Luna y en un futuro cercano, también a Marte.
Fotografía portada - Starlink