Pese a que semanas atrás las propias autoridades reconocían la seguridad de los viajes aéreos, el Gobierno del Perú comienza el año con una medida perjudicial para la reactivación al imponer cuarentena obligatoria para todos los viajeros que ingresen al país, independiente de su procedencia. La decisión forma parte de las medidas para intentar la propagación de nuevas variantes del SARS-CoV-2 y es adicional a las medidas existentes entre los que están la prueba PCR negativa para COVID-19 con 72 horas de anticipación.
La medida oficializada el viernes 01 de enero y entra en vigor a partir de hoy 04 de enero. La cuarentena es obligatoria por 14 días para todos los ciudadanos peruanos, extranjeros y extranjeros residentes en el país que deben cumplir su domicilio, en los edificios de la villa Panamericana de Lima, en su lugar de hospedaje o bien en centros de aislamiento temporal, previa coordinación con la autoridad sanitaria. La cuarentena obligatoria comienza a partir del día de arribo al país.
El Gobierno del Perú también establece que todos aquellos que arriben desde países donde se han identificado nuevas variantes se deberán someter a una prueba de antígeno para descarte de enfermedad por COVID-19. A las personas que provengan de otros países deben someterse a una prueba aleatoria y de dar un resultado positivo serán llevados a la villa Panamericana, lugar de la capital peruana destinado como centro de atención sanitaria.
Las nuevas medidas poseen un impacto significativo para el país y para muchos viajeros que habían seleccionado al Perú como destino para vacaciones, apostando por la apertura gradual que el país viene realizando desde octubre cuando abre las fronteras. La imposición de cuarentenas representa una contradicción a la validación de otras exigencias como la prueba PCR negativo para COVID-19, siendo además una limitante para la reactivación económica, especialmente la industria del turismo y derivadas, sectores que como en otros países esperaba en la temporada de vacaciones una oportunidad para generar algo de ingresos que compensen las millonarias pérdidas dejadas por los confinamientos de 2020.
Según datos de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA), el 83% de los viajeros considera no viajar a lugares donde hay cuarentenas en el destino. Ninguna persona está dispuesta a gastar más y perder 14 días de vacaciones por estar encerrado en otro lugar. Como alternativa, la industria aérea señala que hay alternativas como los testeos masivos, la trazabilidad y los aislamientos efectivos de contagios en los países de origen.
Desde el comienzo de la pandemia, la industria aérea viene criticando las cuarentenas obligatorias para viajeros y los cierres de fronteras por crear una falsa sensación de seguridad a la población en desmedro de los empleos y las aspiraciones de las personas por asegurar legítimos sustentos. Para brindar seguridad, se han implementado medidas armonizadas siguiendo las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), las que lamentablemente no han sido reconocidas como corresponde por parte de los Gobiernos.
La aviación y el turismo son industrias catalizadoras de puestos de trabajo. Por cada un empleo que se crea en el transporte aéreo se crean otros tres o cuatro en industrias derivadas. Por lo mismo, se pone tanto énfasis en los mensajes hacia las autoridades para que no castiguen a estos segmentos para dar intentos de seguridad a su población, mientras existen fallas o vacíos en otros ámbitos que representan mayores riesgos tanto para COVID-19 como para cualquier otra enfermedad.
Con la implementación de cuarentenas obligatorias, el tráfico hacia el Perú queda limitado principalmente a viajes por motivos familiares y a quienes poseen una estadía superior a los 14 días. Por consiguiente, las líneas aéreas con servicios hacia Lima arriesgan una menor ocupación, siendo las más afectadas las que atienden tráfico punto a punto.
Fotografía portada – Lima Airport Partners