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Líneas aéreas y sectores comerciales de Chiloé solicitan pronta ampliación y mejoramiento del aeródromo Mocopulli

Si bien se trata de uno de los terminales aéreos más modernos de Chile, el aeródromo de Mocopulli en la isla Grande de Chiloé, es uno de los que presenta un escenario más desafiante en cuanto a infraestructura. Cada vez que el único vuelo comercial de línea aérea aterriza, la cantidad de pasajeros satura su terminal aéreo, mientras que la falta de tanques de combustible para los aviones limita las posibilidades de conectividad y desarrollo de la isla.

Para la industria aérea como la comunidad local, el aeródromo de Mocopulli es un ejemplo evidente de la falta de coordinación entre el Estado y la industria aérea en el desarrollo armonioso de los aeropuertos y aeródromos. El resultado también refleja el crecimiento asimétrico que todavía mantiene la infraestructura aeroportuaria Chile, con anteproyectos desfasados que no consideran la cambiante evolución de la industria aérea así como la aparición de escenarios imprevistos.

“Cuando inauguramos este recinto nos dimos cuenta con el primer vuelo que un aeródromo totalmente nuevo ya había quedado chico”, Julio Candia, presidente de la Cámara de Comercio, Industria y Turismo de Chiloé.

El aeródromo de Mocopulli se construye durante la primera administración de Michelle Bachelet y se inaugura el 06 de noviembre de 2012, bajo el primer mandato de Sebastián Piñera. La infraestructura está compuesta por un moderno terminal de pasajeros, diseñado bajo un concepto sustentable y construido con materiales que asemejan al lugar. El terminal alberga dependencias de la DGAC, salas de embarque, oficinas de aerolíneas, sala de embarque y arribo de los pasajeros con una cinta de equipaje. El área de movimiento se compone de una plataforma de 120 x 120 metros que está unida a la pista de 2.000 metros de largo por 45 de ancho por dos calles de rodaje. El equipamiento de la pista está compuesto por luces de borde, de aproximación y PAPI, además de radio ayuda VOR/DME Doppler (MPI) y un sistema ILS CAT I en la pista 35. Puede atender un máximo de dos aviones Airbus A320 o Boeing 737.

Los primeros vuelos comerciales comienzan el mismo día de su inauguración con la operación de LATAM que opera, inicialmente, la ruta Santiago – Castro que se mantiene hasta marzo 2020. Como consecuencia de la crisis del COVID-19, las restricciones unilaterales impuestas por el Gobierno y la drástica caída en la demanda, dicho servicio queda interrumpido hasta el 22 de diciembre, cuando JetSMART retoma los vuelos. La oferta de esta última considera una conectividad de Castro con cuatro rutas domésticas (Santiago, Concepción, Temuco y Punta Arenas), siendo a la fecha la mayor oferta aérea que dispone Chiloé.

El aeródromo y la conectividad aérea que genera, poseen una alta valoración por parte de la población. Así queda demostrado con la reanudación de los enlaces aéreos. Por lo mismo, líneas aéreas y sectores comerciales de Chiloé enfatizan en la urgencia de un pronto mejoramiento, fundamental para atender adecuadamente a los pasajeros y también aumentar la eficiencia de las operaciones. Dos temas cobran importancia: la ampliación de la terminal y la instalación de una planta de combustible.

Con una infraestructura reducida, el actual edificio del terminal de pasajeros queda pequeño para atender la capacidad de los actuales A320, cuya configuración mínima es de 174 pasajeros tomando como referencia la oferta de LATAM. Dado que esta línea aérea no opera en Mocopulli, la capacidad completa por vuelo actual es de 186 correspondiente a la disponibilidad que ofrece JetSMART en cada operación.

El terminal prácticamente cuenta con un máximo de cuatro posiciones para check-in en dos módulos, un baño en la zona pública y uno en la sala de espera. Un kiosco para el consumo de comidas y bebidas de los usuarios habilitado en área pública. Para salir, el filtro de seguridad se compone de un punto de revisión en un estrecho pasillo. A la llegada, la sala de arribos dispone de una cinta de equipaje.

Si bien la capacidad del terminal de pasajeros es fundamental para brindar un adecuado servicio, la prioridad está en la urgencia de contar con una planta de abastecimiento de combustible. Actualmente, los aviones tienen que operar tanqueados, es decir con combustible necesario para ir y volver desde el punto de origen, lo que encarece la operación.

“Hay un proyecto de ampliación que está a punto de iniciarse, pero dentro ese proyecto nos gustaría tener un terminal de combustible tanto para aviones como helicópteros. No tenemos esa posibilidad”, explica Candia. “Si hay un problema de incendios forestales, por ejemplo, hay que ir hacer combustible a Puerto Montt lo que encarece mucho las operaciones y las emergencias”.

La idea de ampliar Mocopulli comienza en 2014 a dos años de su inauguración. Sin embargo, el proyecto está retrasado. Ese año, la Dirección de Aeropuertos del Ministerio de Obras Públicas (MOP) señala que hacia 2016 el aeródromo debiera tener una nueva infraestructura que permitiese atender de mejor manera el creciente flujo de pasajeros. En 2018, indican que la remodelación tendría lugar en 2019 mediante el mecanismo de licitaciones. “Nosotros acabamos de terminar como Dirección de Aeropuertos, el diseño de arquitectura e ingeniería que va a permitir ampliar este terminal con todas las flexibilidades técnicas que permita el desarrollo de la aviación, que conecte a la isla Grande y por lo tanto, esperamos que si no es a finales de este año o si no el próximo estar licitando la construcción de esta ampliación”, señala Boris Olguín, director de Aeropuertos en febrero 2019.

Bajo la actual administración, MOP considera el mejoramiento de la infraestructura con la quinta concesión del aeropuerto El Tepual en Puerto Montt a la cual se incluye los aeródromos de Cañal Bajo de Osorno y Mocopulli de Castro. La iniciativa busca ampliar la capacidad de estos recintos en beneficio de la comunidad de la Región de Los Lagos y avanzar en el fortalecimiento de la conectividad de país a través de una mejor red aeroportuaria. El llamado a licitación está fijado para el primer trimestre 2022, por consiguiente una ampliación de Mocopulli no vería la luz después de ese año.

Si bien el principal aeródromo de Chiloé tiene todavía una baja utilización, la ampliación y mejoramiento de la infraestructura como del equipamiento, brindaría una mayor flexibilidad a los operadores aéreos para diseñar itinerarios de acuerdo con sus capacidades e intereses comerciales, en lugar de limitarlos. Por ser un destino turístico altamente atractivo, la coordinación de los vuelos hacia y desde la isla con el resto de las operaciones resulta fundamental para asegurar viajes convenientes que generen valor comercial a las rutas y así, fomentar el turismo y las oportunidades desarrollo económico para la comunidad.

Antes de su salida, en 2018, LATAM entiende que el proyecto considera la referencia de la capacidad del A321 para dimensionar la nueva infraestructura. Para esta compañía, los temas más urgentes son el mejoramiento del edificio terminal y el aprovisionamiento de combustible, dado que el aeródromo podría ser una alternativa futura a Puerto Montt.

“Quizás sea bueno mejorar todo lo relacionado con facilidades para los pasajeros, porque si en el futuro el tamaño de avión promedio que se utilice en Chile va a tener 180 asientos, las zonas de embarque tienen que estar diseñadas al menos para ese flujo”, dice Holger Paulmann, presidente de directorio de SKY.

Previo al inicio de la operación, en JetSMART mencionan en las oportunidades que presentan algunos aeródromos para optimizar inversiones y adaptarla a la nueva realidad del transporte aéreo en Chile, especialmente con la oferta de las compañías bajo costo y tarifas bajas (LCC/ULCC, por sus siglas en inglés). En conversaciones de Aero-Naves, Estuardo Ortiz, CEO de la compañía de Indigo Partners, sugiere la colocación de recursos en la habilitación o mejoramiento de aeródromos como Chiloé, Pucón, Viña del Mar, Los Ángeles y Puerto Natales, para beneficiar a las economías locales de las regiones. “Esperamos poder ser un motor de la reactivación económica, no solamente de la industria aérea, sino también el turismo y las medianas y pequeñas empresas, de las que miles de trabajo dependen”, dice el directivo con al efectuarse el primer vuelo de su compañía a la isla.

Fotografía portada – Ricardo Delpiano

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