En una acción que repercute negativamente los avances alcanzados, incluso aquellos desarrollados por el propio país, el Gobierno de Argentina informa que a partir de las 00:00 horas del 25 de diciembre, se impone un nuevo cierre de fronteras para ciudadanos de países limítrofes y la prohibición de vuelos con países como Australia, Dinamarca, Italia y Países Bajos. La medida advierte un duro golpe a la industria aérea, al turismo y a la economía del país, especialmente de los sectores menores favorecidos por los negativos impactos que la improvisada decisión genera.
La medida es estrictamente política y marca un retroceso significativo al desconocer la evidencia científica, los esfuerzos y protocolos trabajados entre la industria aérea y el propio Gobierno para garantizar que el viaje en avión es seguro en todos los aspectos. Se trata del segundo retroceso en la región y el más significativo después de la medida implementada por el Perú, aunque en ese país, las restricciones sólo afectan temporalmente a los vuelos procedentes de Europa que están pendientes de restauración.
Según lo decretado por el gobierno de Alberto Fernández, a partir del 25 de diciembre sólo se permite el ingreso y egreso de argentinos y residentes, así como extranjeros previamente autorizados por la Dirección Nacional de Migraciones, a través del aeropuerto internacional de Ezeiza o de San Fernando de Buenos Aires, establecidos como únicos puntos ingresos a Argentina. Entre los protocolos incluyen la presentación de una prueba PCR negativa para COVID-19 y la realización de una cuarentena obligatoria de siete días, medidas que contraproducentes que impactarán negativamente en la ya afectada economía del país.
Como consecuencia, se suspende la ahora llamada “prueba piloto” de ingreso de turistas extranjeros de provenientes de países limítrofes por los aeropuertos de Ezeiza y San Fernando, como por la terminal marítima de Buquebús. A través de esa terminal portuaria, sólo se autorizará el ingreso de argentinos y residentes.
De acuerdo con lo establecido por el Gobierno, la Dirección Nacional de Migraciones dispone que los pasos fronterizos (terrestres) de San Sebastián e Integración Austral, ambos situados en Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur queden exceptuados de la restricción de egresos e ingresos, para garantizar el tránsito con Chile.
El ministro de Salud de Argentina, Ginés González García, dice que hay dos frentes que atender. Uno está determinado por los países limítrofes que ven un repunte de casos por COVID-19 en los últimos días, especialmente en Brasil, y otro, por la nueva cepa del SARS-CoV-2 en Europa.
La suspensión de ingreso a ciudadanos de los países limítrofes, es decir Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay, impactará muy negativamente en todas las líneas aéreas que atienden las distintas rutas que ahora sólo pueden transportar ciudadanos argentinos y extranjeros con residencia. Por consiguiente, se advierte una contracción importante de la oferta de vuelos y no se descarta la suspensión de operaciones aéreas. Entre las compañías afectadas están la propia Aerolíneas Argentinas, BoA Boliviana de Aviación, LATAM, JetSMART y SKY.
Con la suspensión de vuelos con Italia, los Países Bajos y el Reino Unido, queda comprometida la conectividad aérea de Alitalia, KLM y British Airways, esta última la primera que suspende las operaciones tras la prohibición de operaciones aéreas e ingreso de ciudadanos. Argentina no posee vuelos con Australia y Dinamarca, por lo que en esos casos, no hay impacto.
Las únicas personas que no están afectas a las nuevas medidas son los diplomáticos, funcionarios, y personal esencial proveniente de los destinos habilitados deberán contar con autorización de la Dirección Nacional de Migraciones, presentar test de PCR negativo y seguro para COVID-19. También están exentos el personal de transporte internacional y tripulaciones, bajo la aplicación de los protocolos sanitarios específicos y los deportistas para el caso de eventos, previa autorización.
Anticipando las críticas desde distintos sectores, el gobierno de Alberto Fernández defiende su actuar y asegura que quiere evitar el cierre de fronteras con todo el mundo que es lo que decreta en marzo. La estrategia es evitar el aislamiento total y un clima de pesimismo aparejado, aunque en diversos sectores de la población este sentimiento ya está presente por el manejo de la pandemia y la crisis económica presente en el país.
Fotografía portada – Aeropuertos Argentina 2000