Tras una paralización casi total a nivel global, la aviación gradualmente avanza en una reanudación gradual de la actividad a medida que los países levantan las restricciones. Pese a la “segunda ola” de contagios y a diferencia de “la primera”, el transporte aéreo continúa funcionando, permitiendo asegurar la conectividad de los países. Actualmente, el mundo está operando una oferta inferior al 50% en comparación a lo que se tenía en 2019, según datos de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA).
Ante el desafío logístico más importante de los últimos años como mover millones de vacunas en un periodo rápido de tiempo, las restricciones y amenazas de nuevas medidas limitantes no representan aportes para asegurar la capacidad que se necesita. La situación reviste especial detención en zonas como América Latina, el Caribe y África, entre otras, donde las largas distancias y la geografía hacen que la aviación sea el medio de transporte de vacunas por excelencia.
“La capacidad a nivel global estamos en estos momentos en un 46% a 50% de lo que era la capacidad en 2019, en el caso latinoamericano estamos a un 64%de diferencia. No estamos al mismo nivel de capacidad que teníamos el año anterior”, expone Peter Cerdá, vicepresidente para las Américas de IATA. “Nuevamente, nuestro llamado a los Gobiernos de eliminar restricciones. Hay países con cuarentenas, otros con limitaciones de extranjeros de entrar al país, eso no nos permite incrementar capacidad”.
En la región, Chile es el único mercado que está experimentando restricciones asociadas al transporte aéreo. Pese a la imposición de estas de manera improvisada por parte del Gobierno de Chile, después de que este da señales de constante mejora, la capacidad no se reduce, situación que no es sostenible en el tiempo. Si las restricciones se mantienen o aumentan se advierte una menor oferta, escenario que no es favorable para la conectividad, para los usuarios, para la industria y otras que dependen de la aviación y para el transporte de vacunas.
En el mundo como en Chile, la mayor parte de la carga aérea se moviliza en bellies, es decir, en las bodegas de los aviones de pasajeros. Por consiguiente, cualquier reducción de las operaciones comerciales impacta en el transporte de mercancías. Si bien existen aviones cargueros y otros de pasajeros que se han adaptado a la carga, no todos pueden operar en todas partes, principalmente por razones de infraestructura.
En muchos países de América Latina, equipos de fuselaje angosto como los Airbus A320 y Boeing 737 son los que proveen la mayor conectividad aérea en la región y tendrán una misión estratégica para llevar la vacuna a cada rincón de los países. LATAM, por ejemplo, ya dispone de la capacidad de sus bodegas para transportar vacunas COVID-19 a nivel doméstico de manera gratuita si aceptan sus autoridades. Dichos insumos se trasladarán en los A320. Tomando en cuenta el crecimiento asimétrico de la infraestructura aeroportuaria en la región, no todos cuentan con las características para atender los aviones. Algunos por resistencia de pavimento pueden recibir sólo ciertos modelos, por ejemplo, sólo el A319, A320, pero no el A321 de mayor capacidad.
“Si bien hay incremento de vuelos cargueros, a nivel de bodega de vuelos de pasajeros estamos significativamente bajos respecto a lo que eran los volúmenes anteriores”, sentencia el vicepresidente para las Américas de IATA. “Para volver a esa capacidad, los Gobiernos tienen que eliminar los cierres de fronteras, las restricciones y las cuarentenas. Si tenemos cualquiera de estas limitaciones la recuperación va a tardar más y no vamos a tener la capacidad necesaria para transportar vacunas”.
Si bien la “segunda ola” de contagios por COVID-19 está presente en Europa y en los Estados Unidos, el transporte aéreo no se detiene a pesar de la reducida demanda. Incluso, varias líneas aéreas continúan programando aumentos de operaciones las que serán estratégicas para atender la logística. Con las medidas de bioseguridad implementadas más el testeo masivo y la exigencia de PCR negativo para ingresar a los países brindan las capas de protección necesaria para viajar seguro.
El transporte aéreo de vacunas no es algo nuevo. Todos los días, las líneas aéreas mueven productos farmacéuticos en las bodegas de los aviones, pero no en las cantidades y particularidades que se necesitan. Por ejemplo, la vacuna de Pfizer – BioNTech requiere más cuidados como el control de temperatura inferior a -70ºC, lo que exige una logística especial. IATA reconoce que eso si va a tener un reto logístico importante.
Cerdá señala que en la región industria y muy especialmente los Gobiernos tienen la misión de asegurar que se cuente con la infraestructura requerida en los aeropuertos para recibir, almacenar y transportar las vacunas, según la logística que existe. “Necesitamos el apoyo de los Gobiernos en no tener procedimientos burocráticos”, sentencia.
Entre los desafíos más inmediatos está el tema de infraestructura, controles aduaneros, almacenamiento a temperaturas requeridas y por las características del producto, necesita de seguridad. Como ocurre en su momento con los ventiladores mecánicos, las vacunas constituyen mercancías críticas que pueden ser objeto del crimen organizado, otras de las amenazas permanentes del mundo moderno. Por lo mismo, el directivo de IATA insiste en las estrategias y decisiones de las autoridades en esta etapa crucial. “El Gobierno juega un rol muy importante desde que aterriza hasta que la vacuna llegue al consumidor”, puntualiza.
Fotografía portada - KLM