Coincidiendo con los inesperados anuncios del Ministerio de Salud que decretan un retroceso en el proceso de desconfinamiento a Fase 2 para Santiago y la Región Metropolitana, el diputado Miguel Crispi del partido Revolución Democrática presenta un recurso contra el Ministerio del Interior para revertir la apertura de fronteras Chile. De acuerdo con el parlamentario, el término del cierre de fronteras es una medida que califica como “preocupante” y “contradictoria”, especialmente ante la llamada “segunda ola de contagios” por COVID-19.
“La apertura de la frontera aérea a turistas es una medida arriesgada y temeraria, sobre todo teniendo en cuenta que ya sumamos más de 20 mil fallecidos por covid-19 (entre confirmados y probables) y que el virus no está controlado”, dice Crispi en declaraciones a la prensa, según consigna Emol (07/12/2020). “Si sabemos que la propagación del virus está volviendo a aumentar en distintas regiones del país, incluida la Región Metropolitana, y se advierte de la fuerza de una segunda ola, ¿por qué se deja entrar turistas, con el enorme riesgo que eso conlleva?”
La opinión de Crispi desconoce los informes científicos que indican que la aviación no es un vehículo de contagio. Según un estudio de la Universidad de Harvard la probabilidad de contagiarse por COVID-19 dentro de un avión es de menos de un 1%. La Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) agrega que desde el comienzo de la pandemia en enero 2020 sólo se reportan 44 casos potenciales entre 1,2 mil millones de pasajeros de todo el mundo. Las cifras indican que la probabilidad de contagiarse por COVID-19 es de una cada 27 millones de pasajeros.
El mínimo riesgo existente responde a la acción de los filtros HEPA (High Efficiency Particulate Air) que reciclan el aire en cabina y eliminan el 99,995% de gérmenes incluyendo bacterias y virus con partículas del rango de 0,1 a 0,3 micrones. Dado que el SARS-COV-2 es un virus de “gran tamaño” logra ser filtrado por estos equipos.
En el recurso presentado, el parlamentario pide dejar sin efecto el Decreto 500 que modifica el 102 que dispone el cierre temporal de lugares habilitados para el ingreso y salida de personas de ciudadanos no chilenos y no residentes del país. Desde el 23 de noviembre, Chile tiene parcialmente abiertas sus fronteras únicamente a través del aeropuerto Arturo Merino Benítez de Santiago con protocolos sanitarios definidos que incluyen la exigencia de un examen PCR negativo para COVID-19 con un máximo de 72 horas previo al control migratorio chileno.
La acción parlamentaria y el anuncio de retroceso a Fase 2 de la Región Metropolitana, coinciden con la conmemoración en Chile y en el mundo del día de la Aviación Civil Internacional que busca destacar la importancia del transporte aéreo como herramienta catalizadora de desarrollo económico y social de los países, además de un fomento permanente para el mejoramiento de la conectividad global. Si bien el recurso todavía no tiene un impacto en la situación de fronteras, su interposición, así como el anuncio de un parcial confinamiento menor de Santiago, contradicen los llamados y esfuerzos de la industria aérea por propiciar una reactivación segura de la demanda.
Con la experiencia y competencias de autoridades sanitarias, como la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC), el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC), la industria aérea considera que los testeos son el mecanismo más efectivo para controlar los contagios. En su Asamblea General, IATA presenta resultados favorables de los programas piloto de testeos para COVID-19 en aeropuertos. Tomando como referencia un escenario modelo, indica que si las pruebas identifican de manera correcta al 75% de los viajeros que tienen COVID-19 de una población con una prevalencia (número total de personas en un grupo específico que tienen o tuvieron cierta enfermedad, afección o factor de riesgo) del 0,8% (similar a Chile), el riesgo de no detectar a pasajeros con la enfermedad sería de 0,06%. La cifra porcentual sería 12 casos positivos por cada 20.000 pasajeros.
Chile es uno de los últimos países de América Latina que abre sus fronteras después de ocho meses continuos. El extendido cierre tiene un impacto económico significativo para la industria y el turismo, afectando la continuidad de las empresas por la falta de liquidez y amenaza con la continuidad de muchos puestos de trabajo, además de la conectividad aérea del país.
Pese ser una apertura parcial, la industria tiene un horizonte algo más claro del escenario más inmediato favoreciendo un gradual incremento de la oferta aérea en términos de capacidad por vuelo como en frecuencias semanales. Para diciembre, 15 de un total de 23 líneas aéreas confirman u operan vuelos desde/hacia Chile. Una revisión de la medida representaría un fuerte impacto a la ya dañada situación económica de toda la industria aérea, sus proveedores, así como en la economía del país.
A fecha de hoy, las compañías que operan en Chile son Aerolíneas Argentinas, Aerovías DAP, Air France, Amaszonas, American Airlines, British Airways, Copa Airlines, Iberia, JetSMART, KLM, LATAM, SKY y United. Para este mes está previsto el regreso de Aeroméxico, Level y un aumento de operaciones por parte de Air France, British Airways e Iberia.
Por las restricciones impuestas por el Gobierno, la conectividad aérea está comprometida cuyas implicancias no sólo afectan la disponibilidad de viajar sino que también están complicando al propio Estado, por representar afecciones considerables a los aeropuertos, especialmente a aquellos que están concesionados. El caso del aeropuerto de Santiago es el más significativo, por tener una fuerte dependencia del tráfico internacional.
Con nuevas restricciones y la amenaza de un eventual cierre de fronteras, sea desde el gobierno como por medio de una acción judicial, el escenario para la industria aérea es altamente volátil y preocupante que compromete los pocos servicios aéreos existentes.
Según IATA, Chile figura en 2019 como uno de los cinco países mejores conectados de América Latina. Por consiguiente, la reducción del tráfico aéreo con una caída máxima de 85% en la cantidad de destinos/asientos hace que sea uno de los más afectados, pero con posibilidad de avanzar una rápida reactivación.
Con un desarrollo continuo de la aviación hasta 2019, el crecimiento de la conectividad aérea es un acontecimiento exitoso. El número de ciudades conectadas con vuelos sin escalas se duplica de manera significativa a medida que se reducen los costos por economías de escalas y nuevos modelos de negocios por parte de las líneas aéreas, además de políticas de incentivos que los aeropuertos realizan para capturar tráfico. Todo en su conjunto, favorece a una creciente democratización de los viajes y la reducción de los precios. En Chile, por ejemplo, las tarifas aéreas experimentan una reducción del 40%.
En la Asociación señalan que los beneficios de una mayor conectividad aportan a un mejoramiento de la productividad del país. Un aumento del 10% de los enlaces aéreos con relación al Producto Interno Bruto (PIB) de un país, impulsa en promedio una productividad en un 0,07%, cifra que aumenta a medida que la conectividad se eleva y el país se desarrolla. Como resultado, las industrias del turismo y derivadas pueden reinventarse, ampliando las oportunidades de empleo y mayores beneficios por la acción catalizadora del transporte aéreo, favoreciendo a un incremento de los ingresos fiscales.
Al cierre de la edición, el Gobierno de Chile a través del Ministerio de Transportes señala que “las fronteras aéreas continuarán abiertas para vuelos, en específico el Aeropuerto Internacional de Santiago”.
Fotografía portada - Diputadas y Diputados de Chile