A pesar de que Alan Joyce, CEO de Qantas, asegura que tiene un apoyo amplio de la industria aérea en su propuesta de exigir como requisito obligatorio la vacuna contra el COVID-19 para viajar, aumenta el número de opiniones distintas. A los comentarios de autoridades políticas y de algunos líderes de la industria, se agregan ahora los aeropuertos que declaran públicamente su oposición a una vacunación obligatoria.
A pesar de su importancia para combatir la pandemia del COVID-19, el Consejo Internacional de Aeropuertos (ACI, por sus siglas en inglés), entidad que representa a todos los aeropuertos del mundo, considera que los Gobiernos como la industria aérea, no deben proceder en la exigencia de la vacuna como requisito obligatorio para viajar. En su opinión, la imposición de ese requisito sería “tan perjudicial como las cuarentenas” porque privaría a muchas personas de viajar.
El asunto está directamente relacionado con la libertad de conciencia, acción y decisión de las personas. Pese a que la comunidad internacional resalta la importancia de la vacuna como requisito para terminar con la pandemia, existen personas que por sus creencias o posición política, no están dispuestos aceptar dicho tratamiento en el ejercicio pleno de su libertad. En esa lógica, no se podría privarles de un derecho básico como es trasladarse de un lugar a otro, independiente de cual sea su motivo.
Joyce abre el debate la semana pasada y su recepción no es muy favorable. Incluso el propio Gobierno de Australia cierra la puerta a su opción, luego de que su ministro de Salud, Greg Hunt, señalase de que el principio de la administración es considerar que son las personas las que tienen la capacidad de decidir si quieren o no vacunarse. Dicha opinión, es independiente y no afecta el plan gubernamental de asegurar la disponibilidad de una vacunación en 2021. Australia asegura que comenzará a inocular la vacuna Pfizer – BioNTech en el primer semestre del próximo año.
Sir Tim Clark, presidente de Emirates, también difiere de su par australiano. Al comentar sobre futuras exigencias de viaje, indica que son los Gobiernos los que ponen los requisitos y no las líneas aéreas en referencia de que no su competencia definir la normativa.
Desde este lado del mundo, Ed Bastian, CEO de Delta, también menciona la necesidad de mantener como voluntarias las vacunas independientes que sean un catalizador de los viajes. En sus palabras, más importantes es que los Gobiernos vuelvan a abrir las fronteras, especialmente en Europa, por la cantidad de enlaces aéreos que existen con los Estados Unidos.
Luis Felipe de Oliveira, director general de ACI, dice a Reuters que un requisito universal para las vacunas podría hacer lo mismo que la cuarentena: detener la industria de la aviación. Desde su perspectiva, pasará un tiempo considerable antes de que estén ampliamente disponibles, independiente del desarrollo rápido actualmente en curso y el despliegue logístico. Por lo mismo, urge continuar con capas de protección como los testeos masivos como acción clave en la recuperación durante este periodo de transición.
“Esperar por una vacuna no es una opción”, señalan en la Asociación Transporte Aéreo Internacional (IATA) ante la grave situación financiera y a falta de liquidez de la mayoría de las líneas aéreas. Desde su perspectiva, la aplicación de pruebas masivas para garantizar condiciones óptimas de salud de quienes viajan es una solución transitoria aplicable.
En su última Asamblea General, IATA presenta resultados optimistas de los programas piloto de testeos para COVID-19. En Toronto, por ejemplo, sólo el 1% de los pasajeros dio positivo para COVID-19 en un primer muestro, demostrando el bajo nivel de riesgo que tienen los viajes aéreos. Algo similar ocurre en los aeropuertos de Milán (LIN) y Roma (FCO) donde la detección apenas es del 0,8% de los viajeros, cifra muy reducida para un país altamente afectado por el número de contagios.
IATA aclara que los pasajeros que llegan a otros países tienen menos probabilidad de estar infectados que la población actual. Por consiguiente, no aumentan de manera significativa la prevalencia de COVID-19 en la población.
Pese a los avances que están mostrando los laboratorios para la generación de una vacuna, las proyecciones consideran que esta no estará disponible de manera masiva hasta bien entrado 2021, probablemente hacia la mitad o segunda mitad del próximo año. Con los desafíos impuestos por la pandemia principalmente a nivel económico, por su condicionante en otros aspectos de la vida de las personas, es imperativo recuperar la normalidad reemplazando los confinamientos por una gestión del riesgo, a fin de garantizar en la medida de lo posible el bienestar general de la población.
Fotografía portada – Simón Blaise