Bajo el argumento del impacto de la crisis del COVID-19, las restricciones de viaje impuestas por los Gobiernos y la drástica caída de la demanda Qantas y American Airlines solicitan a la Comisión Australiana de Competencia y Consumidores (ACCC, por sus siglas en inglés), una extensión de su acuerdo de negocio conjunto por otros cinco años. Si bien se trata de un acuerdo reciente, los permisos de Australia vencen en marzo de 2021 a menos que se solicite una extensión.
Con el tráfico aéreo suspendido entre Australia y los Estados Unidos durante casi todo 2020, el acuerdo sólo lleva vigente plenamente medio año. En julio de 2019, el Departamento de Transporte de los Estados Unidos (DOT) autoriza el JBA de American y Qantas para funcionar en las rutas entre Australia y Nueva Zelanda con los Estados Unidos. Actualmente, la aprobación de las autoridades estadounidense ya concede una extensión hasta julio de 2026.
El escenario actual impide poner en práctica los acuerdos por condiciones externas a las partes, ya que la suspensión de vuelos responde a las medidas impuestas por los Gobiernos. Por consiguiente, no se puede poner en práctica lo acordado, lo que incluye el lanzamiento de nuevas rutas. A favor de la solicitud, está el visto bueno anterior de las autoridades, especialmente de las estadounidenses que en 2019 señalan que el JBA ofrece nuevas alternativas de viaje y mejores servicios a los clientes.
Con el JBA, American y Qantas tienen pendiente de la ampliación de los servicios entre los países autorizados. Se trata de un aspecto que por la pandemia y las restricciones impuestas no se materializa hasta la fecha y probablemente hasta más allá de 2021. A modo de ejemplo, Qantas considera el establecimiento de la operación de Brisbane – Chicago (ORD) y Brisbane – San Francisco. La decisión de agregar nuevos vuelos en un plazo corto y determinado de tiempo es una de las medidas adicionales incorporadas por las empresas que no estaban presentes en la primera presentación del JBA realizada en 2016.
Con esta ampliación de servicios, se espera una dinámica competitiva que favorece a la industria como al consumidor por la capacidad de respuesta que dan los otros bloques de líneas aéreas. Cabe recordar que la conectividad aérea entre Australia, Nueva Zelanda y los Estados Unidos se da principalmente a través de JBA. Al de American – Qantas se agrega el de Air New Zealand – United con la posibilidad de que incluir a Air Canada en un futuro cercano. Hasta antes de la crisis del COVID-19, también se considera en este esquema a Delta – Virgin Australia que ya no está presente.
En sus argumentos ante la autoridad australiana, las dos líneas aéreas resaltan que los JBA son la forma “más rápida y eficaz de reconstruir, mantener y en última instancia, aumentar la capacidad transpacífica en beneficio de los consumidores y empresas australianas, en particular de la industria turística paralizada. También exponen que el restablecimiento de los servicios transpacíficos de Qantas a los niveles previos al COVID-19 depende a la extensión de la alianza.
Por el cierre de fronteras en Australia y la caída en la demanda, Qantas mantiene suspendidos sus vuelos internacionales. Recientemente, informa que no venderá pasajes hacia los Estados Unidos y el Reino Unido hasta octubre 2021, decisión que también mantiene con una suspensión indefinida las rutas hacia Sudamérica (Santiago) y África (Johannesburgo).
Para Alan Joyce, CEO de Qantas, la vacuna es fundamental para revertir el actual escenario y comenzar una restauración de los servicios y, de ahí, hablar de una recuperación gradual de la demanda. La última actualización de la compañía considera que en el transcurso del primer trimestre 2021 podría retomar algunas operaciones internacionales en rutas hacia Nueva Zelanda, Singapur, Hong Kong, Fiji, Japón y Nueva Caledonia, ya sea con el establecimiento de “burbujas de viaje” o la evolución de la pandemia y el levantamiento de las restricciones.
Fotografía portada – Qantas