A través de una carta enviada a la embajada de Argentina en Corea del Sur, la empresa Korea Aerospace Industries (KAI) notifica al país trasandino el impedimento de venta de los cazas ligeros KAI FA-50 debido a componentes de avión que son de origen británico. Así lo da a conocer el Ministro de Defensa de Argentina, Agustín Rossi, quien a través de su cuenta de Twitter define la acción como una “muestra de soberbia imperial” en alusión directa a Londres.
En la misiva firmada por Martín Chun, gerente Senior de KAI, indica que seis componentes mayores de las aeronaves son proveídos por el Reino Unido, quienes mantienen activo un embargo de armamento a Argentina que se arrastra desde el conflicto bélico de las Falklands/Malvinas en 1982.
“Lamentamos informarle que el problema de la licencia de exportación del Reino Unido no se ha resuelto hasta la fecha. Aunque KAI aún no ha encontrado una solución, KAI está haciendo un esfuerzo razonable para resolver este problema licencias de exportación del Reino Unido”, argumenta la carta enviada por KAI.
Desde hace años, Argentina se encuentra en la búsqueda de un avión de combate moderno con el objetivo de recuperar la capacidad pérdida tras la baja de la familia Mirage por parte de su Fuerza Aérea. Sin un avión caza estratégico, desde el punto de vista de la defensa, el país se encuentra en una desventaja en la región respecto al resto de los países que, a través de distintos procesos y alianzas estratégicas, si avanzan en la renovación de material aéreo con equipos de última generación. Los casos más significativos son Brasil y Chile, por mencionar algunos.
La dificultad encontrada en la adquisición de los FA-50 no es la única que afecta a Argentina por embargo proveniente del Reino Unido. En su momento, el Ministerio de Defensa de Brasil ofrece 24 unidades de Gripen NG al país trasandino compra que Buenos Aires tampoco puede concretar por diversos motivos, incluyendo además el veto británico.
Los problemas pendientes entre los países que derivan medidas drásticas como los embargos comerciales continúan siendo una herramienta de presión o de mitigación altamente efectiva cuyas consecuencias van más allá de los ámbitos de la defensa. Si bien el caso argentino se reduce sólo a este ámbito, otros de mayor nivel como es la relación de Estados Unidos con Irán abarcan distintos aspectos.
En un mundo interdependiente y de amplia cooperación, especialmente en lo que respecta a la industria aeronáutica, medidas como los embargos limitan las capacidades y alternativas para que los países puedan renovar material, aunque sea con un proveedor distinto. Lo anterior, impone una limitación inmediata al país o bien lo obliga a buscar otro tipo de proveedores que no consideren componentes o tengan injerencias del o los Estados que impongan la medida.
En ese ámbito, China y Rusia emergen como eventuales opciones a explorar, aunque ello signifique mayores costos más allá de la adquisición que no necesariamente se traduzcan en un resultado favorable, tal como queda demostrado en experiencia de ventas de material aéreo para uso civil y/o militar en otros países dentro y fuera de la región. Mientras tanto, la dificultad de renovar material sigue relegando la capacidad de acción de Argentina que, por los tiempos normales que toman estos procesos, no será fácil de recuperar a corto o mediano plazo.
Fotografía de portada - KAI