Apelando al argumento de razones sanitarias que establecen que el aeropuerto “no cumple con los requisitos”, el Organismo Reguladores del Sistema Nacional de Aeropuertos (ORSNA) rechazó los permisos para operar en El Palomar con lo cual se dificulta el camino para que las líneas aéreas de bajo costo y tarifas bajas (LCC, por sus siglas en inglés) que ahí operan puedan retomar la actividad. De esta manera, se cumple el objetivo de la autoridad política que, desde el inicio de la pandemia, busca revertir un símbolo aeronáutico de la administración anterior.
En abril, un documento de la concesionaria AA2000 a ORSNA manifiesta como factores para recomendar el traslado de operaciones comerciales a otros aeropuertos bonaerenses las “erradas políticas públicas aerocomerciales y aeroportuarias implementadas por el Estado, restricciones operativas e incertidumbres que pesan sobre El Palomar producto de acciones judiciales y medidas cautelares, y el desinterés y falta de compromiso con el aeropuerto”. La ausencia de vuelos producto de la paralización unilateral establecida por el Estado por razones del COVID-19 y la pérdida de ingresos, incluyendo las deudas de las compañías aéreas hacia la concesión, confluyen en la creación de un discurso perfecto que se alinea con los intereses políticos de la actual administración.
En septiembre, las LCC argentinas representadas por Flybondi y JetSMART ven un respiro a la continuidad de sus operaciones en dicho terminal aéreo luego de que la Justicia resolviera no proceder con la solicitud de cierre de El Palomar, bajo razones ambientales. Un año antes, los tribunales también habían rechazados los planteamientos similares del Ministerio de Transportes y de la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC), pero confirma el cese de vuelos nocturnos entre las 22:00 horas y 07:00 horas para respetar las horas de descanso de los habitantes próximos a la base militar utilizada como la primera terminal aérea de bajo costo de América Latina.
La no apertura de El Palomar es estrictamente política, incluso apelando a las razones sanitarias, instrumento ampliamente utilizado por autoridades en distintos países para alterar libertades de los ciudadanos por tiempos indefinidos. En primer término, no hay diferencia alguna entre la habilitación de protocolos sanitarios entre un aeropuerto y otro, considerando que en todos los terminales aéreos del mundo son similares (toma de temperatura, señalética de distanciamiento físico, dispensadores de alcohol gel entre otros), independiente del tamaño del terminal.
En segundo lugar, está la firma del documento que impide el funcionamiento está a cargo de Fernando José Muriel, vicepresidente de ORSNA, en lugar del presidente de este. Muriel está ligado al movimiento político kirchnerista “La Cámpora”, que bajo la administración de Cristina Fernández realiza distintas acciones para entorpecer el funcionamiento de LAN Argentina (hoy LATAM, cuya filial sale este año del país trasandino).
La cuestión política del cierre de El Palomar también se interpreta como una manera de contrapesar los poderes entre la administración nacional y la provincial, especialmente cuando algunos gobernadores son opositores al actual gobierno. Con el desarrollo de El Palomar y los vuelos de las LCC, muchas provincias se benefician del incremento de operaciones para sus aeropuertos y de los pasajeros los que impactan directamente en las economías locales. Por el crecimiento de los vuelos el beneficio es superior al que puede generar la línea aérea estatal Aerolíneas Argentinas.
Sin LATAM Argentina (y Chile o empresa extranjera como argumento), las LCC son actualmente el principal competidor de Aerolíneas Argentinas y el proyecto estatal que considera a la empresa como una herramienta política por todo el concepto asociado a esta (línea aérea nacional, pública, de bandera, etc.) Por consiguiente, todo aquello que pueda representar un obstáculo a esta se transforma en un objetivo político a derrotar, más todavía cuando sus logros provienen de la herencia de la administración anterior (Mauricio Macri).
El Palomar es un símbolo en la región no sólo por ser el primer aeropuerto de bajo costo, sino por ser la materialización del punto de inflexión de la política aerocomercial de Argentina, país reconocido por su excesiva regulación e injerencia estatal más allá de los temas de real competencia. Bajo el Gobierno de Mauricio Macri el país transita de un modelo estatal hacia una liberalización gradual generando una ampliación de conectividad, liberalización de precios y democratización del transporte aéreo, aumento en la cantidad de operadores, entre otros. También destaca por romper con el monopolio e injerencia clásica de los gremios aeronáuticos al permitir a las LCC tener sus propios sindicatos y también prestar sus propios servicios de rampa, independizándose así de la empresa estatal Intercargo, que antes también estuvo intervenida por La Cámpora.
JetSMART por ahora acepta el nuevo escenario. Al tener el gran respaldo financiero de Indigo Partners y con un plan continental que necesita de Argentina como mercado, acepta mudar rápidamente sus operaciones al aeropuerto de Ezeiza para poder operar, al igual como próximamente lo hará desde Aeroparque. Si bien necesita de El Palomar, su situación y plan como empresa la hace estar más dispuesta a acatar los cambios que se imponen desde la vereda política.
La gran duda en JetSMART es cuánto y cuándo están dispuestos aceptar las condiciones o barreras que se imponen. En conversaciones anteriores, el plan continental de Índigo Partners considera expansión por la región y por lo mismo, ve que de no resultar proyectos en algún país determinado tienen alternativas para compensar. A diferencia del establecimiento en Argentina, hoy se preparan para abrir en el Perú y posterior a esto, van a Brasil. Al igual como ocurrió con LATAM, el proyecto brasilero podría limitar el crecimiento de la filial argentina especialmente cuando las condiciones y tamaño de mercado ofrece un mayor retorno de la inversión.
Caso distinto es Flybondi, empresa más pequeña que si bien asegura contar con recursos para mantener el proyecto, pareciera no ser tan grandes como los Indigo Partners. Además, en sus planes no está la visión de un proyecto continental como si lo tienen otras LCC de la región como su competidora JetSMART, la chilena SKY, la colombiana Viva Air o la mexicana Volaris (también de Indigo Partners).
Durante los últimos meses, Flybondi viene defendiendo su operación en El Palomar por ser el lugar acordado con el Estado para dar viabilidad a su modelo de negocios, gracias a los cargos aeroportuarios más bajos. Si bien desde el punto de vista operacional pueden funcionar desde Ezeiza o Aeroparque, aseguran que la estructura tarifaria de estos aeropuertos altera los costos y por lo tanto al plan de negocios. Como opción compensatoria está traspasar esos costos a los pasajes, lo que se traduce en viajes más caros para los usuarios.
Como en otras partes del mundo, el segmento LCC representa un catalizador del desarrollo económico y social de Argentina. La capacidad de estimular la demanda mediante precios bajos favorece a una mejor conectividad del territorio, movimiento de las personas, crecimiento de los negocios y, por consiguiente, en una fuente generadora de empleos.
Fotografía portada – Simón Blaise