Junto con abrir nuevas rutas aéreas en el Medio Oriente, el reciente acuerdo entre el Reino Hachemita de Jordania e Israel sobre derechos de vuelo y uso de los espacios aéreos allana el camino para mayores eficiencias en las operaciones aéreas. Si bien la reducción en distancia no es significativa (106 kilómetros en dirección este y 118 kilómetros en dirección oeste), si representan ventajas significativas en ahorros de combustibles y emisiones.
Según la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA), las líneas aéreas podrían reducir 87.000 toneladas de CO2 anuales en las rutas que se pueden establecer, especialmente entre los países del golfo Pérsico y sur de Asia, y los de Europa y América del Norte. Estos ahorros representan 155 días de tiempo de vuelo por año y pueden ser comparados con el retiro de 19.000 vehículos de pasajeros de las carreteras.
Las primeras proyecciones se realizan considerando los actuales materiales de vuelo y una serie de aeropuertos elegibles. Ambas variables representan el esquema de rutas que se pueden trazar tomando en cuenta las operaciones que se realizan en el eje oriente-occidente, específicamente Sudeste Asiático / Medio Oriente – Europa / Norteamérica.
IATA acoge con beneplácito este acuerdo histórico entre Israel y Jordania como una medida de ampliar el espacio aéreo. Además, allana el camino para que las líneas aéreas puedan volar a través de ese nuevo corredor lo que acortará tiempos de vuelo, reduciendo el consumo de combustible y las emisiones de CO2.
“La conexión del espacio aéreo entre Jordania e Israel es una buena noticia para los viajeros, el medioambiente y la industria de la aviación, durante estos tiempos tan difíciles. La ruta directa reducirá los tiempos de viaje de regreso de los pasajeros en unos 20 minutos y reducirá las emisiones de CO2”, señala Muhammad Al Bakri, vicepresidente regional de IATA para África y el Medio Oriente. “Las aerolíneas también ahorrarán en costos de combustible, lo que les ayudará en su lucha por sobrevivir a los efectos de la pandemia de COVID-19”.
Históricamente, las operaciones aéreas civiles evitan el espacio aéreo de Israel cuando vuelan de Este a oeste o viceversa. Para tal propósito, utiliza el espacio aéreo de Iraq o Irán para continuar hacia sus destinos sobrevolando los correspondientes espacios aéreos. Irán prácticamente mantenía una posición destacada por brindar mayor seguridad que su vecino (por la inestabilidad política y conflictos bélicos) y por canalizar todo el flujo de las compañías aéreas del golfo Pérsico y del Sudeste Asiático con el auge de compañías como Emirates, Etihad, Oman Air y Qatar Airways, entre otras. Otros países afectados son Siria y el Líbano cuyos espacios aéreos también son utilizados para evitar Israel.
Si bien no participa directamente, el rol del Reino de Arabia Saudita es clave. Su aprobación de la operación ya sea para llegar o salir de Israel como para otros destinos, permitirían dar viabilidad a los acuerdos firmados y el establecimiento de vuelos más directos en comparación con los que existían hasta antes de la pandemia.
IATA agrega que se deben aumentar el número de aeropuertos de salida y el tráfico para alcanzar niveles anteriores al escenario COVID-19. Si se da, el ahorro será aún más significativo con una reducción de 403 días de tiempo de vuelo y una reducción anual de 202.000 toneladas de CO2 por año, cifras que son equivalentes al retiro de 44.000 vehículos de las carreteras en el mismo periodo.
Para dar viabilidad al nuevo acuerdo, las operaciones aéreas que se realicen utilizando los respectivos espacios aéreos están a cargo de las autoridades de aviación civil de Jordania e Israel. Además cuentan con el apoyo del Eurocontrol y de IATA.
El establecimiento del corredor entre Israel y Jordania complementa los avances en la materia que se dan con los acuerdos de paz que Israel firma con los Emiratos Árabes Unidos y Bahrain. El escenario para desarrollar nuevas rutas queda abierto tomando en cuenta las rutas que se pueden establecer con esos países y cuando existe la posibilidad de que el Gobierno de Tel Aviv firme otros similares con Marruecos, Omán y Sudán, por mencionar algunos. Este potencial crece de manera significativa con el número de pares de ciudades que se pueden atender utilizando los espacios aéreos israelíes y jordanos.
Con los acuerdos con Egipto en 1979, Jordania en 1994, los Emiratos Árabes Unidos y Bahrain en 2020, Israel suma una importante cantidad de potenciales nuevas rutas bajo el beneplácito de Arabia Saudita. Hasta este año, Israel dispone de dos tramos: El Cairo – Tel Aviv y Ammán – Tel Aviv, operados por Egyptair (Air Sinai) y Royal Jordanian, respectivamente. A corto plazo, se esperan conseguir las rutas Tel Aviv – Abu Dhabi y Tel Aviv – Dubái, que serían atendidas por Israir y Emirates a partir de 2021, además de un potencial servicio Tel Aviv – Bahrain que, junto a acuerdos con otros países, no se descarta que el número de rutas se incremente desde Casablanca, Muscat y Khartoum, respectivamente.
Hasta el momento, las compañías aéreas que podrían sacar mayor provecho son aquellas que pueden canalizar el flujo hacia y desde Tel Aviv desde sus respectivos hubs como es el caso de Emirates, Etihad y Royal Jordanian, aunque para esta última sería una importante competencia. De materializarse otros acuerdos no se descarta que El Al, Gulf Air o Oman Air también sean parte de este grupo en un futuro cercano.
Gráfico – Alfredo Vera