Variadas son las herramientas para el combate de los incendios forestales. Desde brigadas de hombres y vehículos cisterna en tierra y vía aérea, desde helicópteros equipados con “bambi bucket” hasta aviones de gran capacidad pasando por aeronaves menores e incluso equipos RPAS (o drones, como también popularmente se les conoce). Para todos estos, la experiencia es fundamental y la herramienta indispensable en el combate de incendios, más todavía con las aeronaves de menor porte que, por sus prestaciones suelen ser más eficaces en el despliegue frente a las emergencias.
Según el piloto argentino, Roberto Tomassoni, especialista en estas labores, el avión agrícola como los Air Tractor o Dromader, son la herramienta más eficaz para la lucha contra incendios. “El avión agrícola puede llevar menos carga que los grandes aviones de lucha contra incendios, pero su diseño particular les permite volar a menor distancia del fuego y aplicarlo directo en el blanco, haciendo más eficiente el trabajo”.
Si bien, el tener aviones dispuestos para esto en distintos puntos de un país -como Argentina, por ejemplo-, permite rapidez para actuar debido a la cercanía del punto de combate en caso de existir focos. En este punto, es preciso señalar las particularidades del territorio argentino que con grandes extensiones de superficies planas brindan mayores oportunidades para el uso de estas aeronaves. Realidad distinta a Chile, por sus cerros y quebradas. No obstante, el uso de aeronaves en el territorio chileno también resulta altamente eficaces siendo prueba de ello su utilización periódica en cada temporada.
De igual manera, en territorios planos, como en el país transandino, no está exento de dificultades en el pilotaje contra el fuego. “Las aeronaves están expuestas a un funcionamiento que roza el límite de sus posibilidades, lo que exige una atención superior y mayor pericia a la hora de pilotear”, relata Tomassoni, al mencionar el poco tiempo para toma de decisiones, condiciones de visibilidad adversas y un elevado nivel de estrés para la tripulación.
En Chile, la Corporación Nacional Forestal (CONAF) la operación con este tipo de aeronaves se regula por ciertos principios, como el apoyo al combate terrestre con un trabajo en coordinación con las brigadas. El avión es una herramienta de combate y no un sistema de control total del fuego. Por lo mismo, se recomienda su uso preferentemente en el ataque inicial ya que extinguir grandes focos de incendios forestales es inefectivo y de mayor costo.
A lo anterior, se agrega la importancia de tener un abastecimiento cercano para impedir el rebrote del siniestro. Además, se agrega una adecuada comunicación, entre el piloto y el jefe del incendio para dónde y cuándo lanzar el agua o retardarte, ya que al fin y al cabo el personal terrestre controla y extingue el incendio.
¿Y el helicóptero? Tiene varias misiones, como es el traslado rápido de las brigadas al área de la emergencia en lugares de difícil acceso, evaluar la situación y desarrollo del combate, transportar los equipos para las brigadas y el lanzamiento de agua con el “bambi bucket” respectivamente.
Para esta temporada de incendios forestales 2020-2021 en Chile, se cuenta con un histórico presupuesto de CLP144.389 millones los cuales financiarán a 19 aviones y 33 helicópteros en el programa público, donde vemos un mayor hacia las aeronaves de alas rotatorias.
Fotografía portada - Simón Blaise