Delta pierde US$6,9 mil millones y anuncia retiro de 383 aviones hasta 2025

Reflejando el duro impacto económico de la pandemia determinado por las restricciones de movilidad impuestas unilateralmente por los Gobiernos, incluyendo los cierres parciales de las fronteras de los países, y la drástica caída de la demanda, Delta registra otro trimestre con masivas pérdidas que afectan el panorama inmediato y futuro. Al entregar su balance, la compañía expresa que ve escenario adverso por los próximos dos años con una lenta recuperación de la demanda.

En el tercer trimestre 2020 (3Q2020), Delta pierde US$6,9 mil millones antes de impuestos, mientras los ingresos operativos ajustados caen US$2.600 millones lo que representa una baja de 83% con una reducción del 63% de la capacidad. Desde la línea aérea indican que las bajas responden a que la demanda de viajes aéreos sigue están muy presionada por el entorno global y las restricciones que se imponen en varios mercados que están afectando la decisión de viajar.

En ese contexto, agrega un desempeño relativamente mejor de los ingresos no relacionados con los pasajeros, aunque reportan caídas importantes. Los flujos generados por los programas de lealtad disminuyen en un 60% y de 25% por carga. En el 3Q2020, Delta finaliza con US$21.600 millones en liquidez, la que se encuentra sumamente controlada para enfrentar los gastos de los próximos periodos, incluyendo una temporada invernal adversa por los factores condicionantes que se presentan.

“Con un aumento lento y constante de la demanda, estamos restableciendo los vuelos para satisfacer las necesidades de nuestros clientes, a la vez que nos mantenemos ágiles con nuestra capacidad a la luz del COVID-19”, expone Glen Hauenstein, presidente de Delta. “Aunque pueden pasar dos años o más hasta que veamos un entorno de ingresos normalizado, al restaurar la confianza de los clientes en los viajes y construir la lealtad de los clientes ahora, estamos creando la base para un crecimiento sostenible de los ingresos futuros”.

“Si bien nuestros resultados del trimestre de septiembre demuestran la magnitud de la pandemia en nuestro negocio, nos hemos motivado a medida que más clientes viajan y estamos viendo un camino de mejora progresiva en nuestros ingresos, resultados financieros y el gasto diario de dinero en efectivo”, agrega Ed Bastian, CEO de Delta.

Con una industria que no ve una recuperación inmediata, pareciera que Delta realiza un cierto abandono de la recuperación de la demanda y concentra sus esfuerzos en capitalizar y fidelizar la escasa demanda presente a través de medida de confianza. En ese sentido, potencia acciones en temas de seguridad sanitaria a través del programa Delta Care Standards, la exención de las cuotas por cambios para casi todas las tarifas domésticas y las cuotas de reposición o emisión de boletos premio domésticos para los miembros de SkyMiles. Asegurando un enfoque centrado en el cliente para los reembolsos, en lo que va del año la línea aérea registra devoluciones por pasajeros comprados por US$2.800 millones en lo que va del año.

Considerando que la demanda no vería una recuperación en los próximos años, Delta continuará con su programa de retiro de aviones más antiguos y menos eficientes. Además de avanzar hacia una línea aérea más sostenible y eficiente, la compañía apuesta a un tamaño reducido acorde a la composición de la demanda permitiendo un ahorro de costos adicionales. Hacia 2025, se retirarán 383 aeronaves de distintas características, de los cuales más de 200 serán habrán retirado el presente año.

De acuerdo con el desglose entregado por Delta, el pasado mes de junio se desprograman 10 Airbus A320, siete Boeing 767-300ER, 47 McDonnell Douglas MD88 y 26 MD90. En septiembre, la compañía retira los 10 B737-700 adquiridos como complemento para rutas específicas de demanda como hacia y desde aeropuertos de altura. Para diciembre, se prevé la salida de todos los B777-200ER/-200LR, aunque sus últimos vuelos de pasajeros están programados para fines de octubre.

Para fines de 2023, se prevé la salida de 125 Bombardier CRJ200, mientras que hacia 2025, el retiro de los 91 B717 y de 49 B767-300ER. “Como resultado de esas decisiones, la empresa registró 2 200 millones de dólares en cargos relacionados con la flota, que se reflejan en los “cargos por reestructuración” del estado de operaciones consolidado”, explican.

El programa de retiro de aviones es gradual y da tiempo para que Delta pueda compensar pate de ellos, con la adquisición de nuevos aviones más eficientes entre los que destacan los A220 para rutas cortas y medias, A330-900 y A350-900. No obstante, ese reemplazo será parcial al menos hasta 2022, tras la negociación con Airbus para postergar entregas por 77 aeronaves lo que permitirán ahorros por US$5 mil millones.

Al presentar sus resultados trimestrales, Delta también se refiere a la situación de sus participaciones en otras líneas aéreas. Habiendo anteriormente reconocido pérdidas de valor en sus inversiones y con una situación que se mantiene en los meses siguientes, se deja de contabilizar sus inversiones. El argumento que la línea aérea entrega es para brindar a los inversionistas una mayor comprensión y análisis de la situación en los distintos periodos mostrados.

Considerando las limitaciones de la Ley CARES (Coronavirus Aids Relief Economic and Security Act) Delta no puede realizar aportes a sus empresas participantes. Independiente de ello, Paul Jacobson, CFO de la línea aérea, señala que no hay planes de realizar nuevas inversiones en sus socias dado que la liquidez que posee la empresa se dedicará a atender y superar la situación propia.

Fotografía portada – Delta

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