Reafirmando el panorama de desconcierto en la industria aérea respecto a las decisiones políticas que toma la administración de Sebastián Piñera, la sociedad concesionaria Nuevo Pudahuel que administra y construye el aeropuerto Arturo Merino Benítez de Santiago, planea al Ministerio de Obras Públicas (MOP) una extensión de la concesión. El argumento para la petición es el desequilibrio económico que impone el propio Estado de Chile con la mantención de restricciones que están impidiendo la recuperación económica del país, especialmente de la aviación.
En un diálogo directo con diario El Mercurio (11/10/2020), Xavier Lortat-Jacob, gerente general de Nuevo Pudahuel, muestra su preocupación por el rumbo que toma el país con las últimas decisiones del Gobierno de Chile, especialmente cuando indica que hay un “cierre de puertas” desde el MOP a cualquier instancia de conversación sobre el tema, reduciendo el diálogo normal que deben existir en una “alianza público-privada”. El cierre de fronteras y la mantención de cuarentenas obligatorias son aspectos que están condicionando la reactivación del tráfico de pasajeros, pese que en la actualidad la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA), el Consejo Internacional de Aeropuertos (ACI) y la evidencia científica indican que la aviación no es mecanismo de contagio para COVID-19.
Apelando a la adaptación que impone la pandemia, Lortat-Jacob expone que la coyuntura actual es un riesgo exógeno que provoca que se deba adaptar el contrato de concesión con una posible extensión de esta. La razón es simple. Cada contrato de concesión aeroportuaria se construye sobre una proyección determinada de pasajeros embarcados sobre la base estadística. En Chile, es hasta marzo de un constante crecimiento por diversos factores, especialmente los generados de la propia industria aérea como catalizadores. Esos factores hoy no están presentes por la paralización forzada de las actividades que imponen y mantienen las autoridades bajo el argumento de reducir los contagios.
“Si comparamos el tráfico que tuvimos entre abril y septiembre de 2019 con el que tuvimos este año, hemos perdido el 90%", dice el gerente general de Nuevo Pudahuel. En ese sentido, el modelo de negocios está amenazado porque la principal fuente de ingresos de los aeropuertos no está presente.
Hoy transitar por el aeropuerto es una experiencia desoladora. Si bien el número de pasajeros transportados aumenta en comparación a mayo o junio, sigue siendo muy reducido. Las pantallas de vuelo siguen mostrando pocos vuelos y muchos de los locales comerciales y de comidas siguen cerrados. Un aeropuerto fantasma es el lado internacional, sector que sólo hay muy pocas opciones para consumir que se habilitan para los pocos pasajeros que salen.
Con cierre de fronteras y cuarentenas obligatorias no hay recuperación. Cuesta entender que un gobierno que dice defender la libertad mantenga políticas tan restrictivas, aún cuando la evidencia científica dice que no se justifican para contener el virus, están los protocolos armonizados -reconocidos en discurso por las propias autoridades, pero no en la práctica- y existen alternativas para dar una capa adicional de seguridad a la población nacional. IATA y ACI instan, por ejemplo, a la estandarización de políticas en torno a la toma de examen PCR en el punto de origen a viajeros internacionales. En Chile, eso aplica de manera muy reducida en territorio nacional, es decir cuando el pasajero ya ingresa al país, y sólo para aquellos que puedan acreditar incompatibilidad con la cuarentena.
Nuevo Pudahuel expresa que se deben sentar las bases para compensar lo perdido durante 2020 y probablemente 2021. En ese sentido, no pueden hablar de cuántos años debiera extenderse la concesión porque todavía no está claro cuándo se comience a reactivar el sector. En América Latina, países que han abierto sus fronteras, eliminado cuarentenas y han establecido estándares armonizados ya muestran señales de recuperación.
“La implementación de la solución no es la urgencia; es definir la regla que nos va a permitir proyectarnos de forma más constante”, dice Lortat-Jacob.
Pero lo que genera preocupación es la imagen que proyecta Chile hacia el exterior en lo que respecta a inversiones. Con el cierre de puertas a conversar por parte del MOP, la concesión de obra pública más importante del país (US$900 millones), cuestiona el trato que el gobierno de Sebastián Piñera está dando a sectores claves para la recuperación, especialmente cuando el directivo dice que al momento sólo se han propuesto mesas de diálogo.
“El ministro Alfredo Moreno rechazó la posibilidad de conversar…Estamos desconcertados frente a esta posición porque Chile es reconocido por su activa atracción y cuidadosa relación con los inversionistas”, sentencia. Agrega que más allá de la baja de la demanda hay un incumplimiento de la promesa, ya que para incentivar la concesión del aeropuerto de Santiago se plantea un escenario de alto crecimiento basado en datos históricos de tráfico aéreo exhibidos por el país. Con el escenario actual no hay modelo económico que resista.
Con un modelo de concesión como el de Nuevo Pudahuel que propone la entrega del 77,56% de los ingresos generados al Estado, urge una mayor y efectiva cooperación desde el ámbito público. Hay un llamado a trabajar más en conjunto porque en la aviación todos los actores son socios. En los últimos años, la concesionaria aporta al fisco más de US$1.000 millones que son necesarios para atender las demandas de la población.
Actualmente, en el aeropuerto de Santiago operan sólo cinco líneas aéreas internacionales (Amaszonas, American Airlines, Air France, KLM, Iberia, y Copa Airlines) y cuatro nacionales (LATAM, SKY, JetSMART y Aerovías DAP). Ninguna con frecuencias normalizadas y con niveles muy reducidos comparables a varias décadas anteriores. Chile ya reporta la salida de mercado de ONE Airlines (por su cierre ante falta de ayudas), Emirates y Qantas, además otras compañías están evaluando la continuidad de sus operaciones en el país.
Fotografía portada - Nuevo Pudahuel