Destacando el principio de que la seguridad es la prioridad número uno de la aviación, fabricantes y líneas aéreas vuelven a resaltar el bajísimo riesgo de contagios por COVID-19 a bordo de los aviones. Con evidencia científica demuestran que los avances tecnológicos permiten viajar por avión de manera segura, con una muy mínima probabilidad de contagio, misma que se reduce aún más con los protocolos sanitarios.
Recientemente, un estudio de la Universidad de Harvard reafirma que la aviación no es un mecanismo de contagio al indicar que la probabilidad de contagiarse por COVID-19 dentro de un avión es de menos de un 1%. El mínimo riesgo existente responde a la acción de los filtros HEPA (High Efficiency Particulate Air) que reciclan el aire en cabina y eliminan el 99,995% de gérmenes incluyendo bacterias y virus con partículas del rango de 0,1 a 0,3 micrones. Dado que el SARS-COV-2 es un virus de “gran tamaño” logra ser filtrado por estos equipos.
Tomando en cuenta que el riesgo cero no existe en ningún área, la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) presenta que desde el comienzo de la pandemia en enero 2020 a la fecha sólo reporta 44 casos potenciales entre 1,2 mil millones de pasajeros de todo el mundo. De esos 44 casos, seis corresponden a tripulantes de cabina. Las cifras indican que la probabilidad de contagiarse por COVID-19 es de una cada 27 millones de pasajeros.
En conferencia mundial, el doctor David Powell, asesor médico de IATA, comenta que puede ser una subestimación, pero si fuera esa la realidad sería un caso por cada 2,7 millones de viajeros. “Creemos que estas cifras son sumamente tranquilizadoras”, expone. En su presentación, argumenta que la mayoría de los casos ocurrieron antes que existieran los protocolos sanitarios como el uso de mascarillas en vuelo.
Dos elementos combinan para resaltar la seguridad sanitaria a bordo. Los mencionados filtros HEPA y el uso de mascarillas. Si bien la industria y las personas esperan que el uso de las mascarillas sea un requisito temporal hasta que exista una vacuna o tratamiento efectivo contra el COVID-19, las condiciones actuales aportan una capa adicional significativa a la protección de las personas. Por lo mismo, que un pasajero se siente al lado del otro es igual de seguro y no obliga a separar a las personas.
Los datos de IATA están en sintonía con el muy bajo número informados en un estudio por Freedman y Wilder Smith en el Journal of Travel Medicine. Desde la Asociación agregan que el contacto de las líneas aéreas (incluyendo la propia IATA) con las autoridades de salud pública en combinación con las publicaciones médicas disponibles continúan arrojando ninguna indicación que exista una transmisión a bordo común o generalizada.
La seguridad del aire en cabina es abordada por los distintos fabricantes. Con simulaciones de alta precisión analizan las gotas resultantes de pasajeros con y sin mascarillas y como se comportan al interior del avión.
Aplicado sobre un escenario de cabina de un A320, el principal avión de fuselaje angosto en el mundo, Airbus concluye que la exposición potencial era menor cuando un pasajero se sienta al lado del otro que cuando se mantenía a distancia como en el entorno de una oficina, una sala de clases o una tienda de comestibles. La gravedad, los filtros HEPA y el uso de mascarillas son los principales elementos protectores al interior de la cabina.
“La forma en que el aire circula, se filtra y se reemplaza en los aviones crea un entorno absolutamente único en el que tienes tanta protección sentado uno al lado del otro como si estuvieras parado a seis pies de distancia en el suelo”, expone Bruno Fargeon, ingeniero de Airbus y líder del programa Keep Trust del fabricante.
Boeing considera dos escenarios: pasajeros con y sin mascarilla. En ambos, concluyen que los pasajeros sentados uno al lado del otro equivale a estar más de dos metros de distancia en un espacio típico de cualquier edificio.
Por su parte, Embraer llega a una conclusión similar. Utilizando la cabina de un E170/190, el fabricante brasilero dice el que tamaño del virus SARS COV-2 es similar a las partículas de tabaco y del asbesto, por lo que fácilmente son absorbidas por los filtros HEPA.
Luis Carlos Affonso, vicepresidente Senior de Ingeniería, Tecnología y Estrategia de Embraer, sentencia que las investigaciones recientemente realizadas reafirman lo que la industria aérea expone desde un comienzo. “Debido a la tecnología y los procedimientos implementados, puede volar de manera segura; todas las investigaciones lo demuestran. De hecho, la cabina de un avión comercial es uno de los espacios más seguros disponibles en cualquier lugar durante esta pandemia”.
Con diez meses de pandemia, si se considera desde el comienzo en enero de este año, la industria aérea reitera que viajar ese seguro. La necesidad de enviar un mensaje claro, potente con base científica y simulaciones es necesaria ante las políticas descoordinadas, individualistas, sesgadas y poco informadas que algunos Gobiernos toman, aún cuando existe más evidencia sobre el comportamiento del virus y se aplican protocolos para salvaguardar aún más la seguridad de las personas.
Entre las decisiones que poco se justifican a estas alturas están los cierres de las fronteras que algunos países todavía aplican o la imposición de cuarentenas obligatorias a viajeros. Respecto a esta última restricción, IATA así como el Consejo Internacional de Aeropuertos (ACI) instan a los Gobiernos a estandarizar protocolos y exigir los exámenes PCR para COVID-19 como requisito previo para viajes internacionales.
Con la extensión de la pandemia, en el mundo hay múltiples necesidades que atender. Desde recuperar el comercio internacional y dar continuidad a los trabajos hasta atender aspectos más humanos. “La necesidad humana de viajar, conectar y ver a nuestros seres queridos no ha desaparecido. De hecho, en momentos como este, necesitamos nuestro familias y amigos aún más”, sentencia Affonso.
Mientras se espera una vacuna, la industria de la aviación insta a los Gobiernos a aplicar la guía “Take off” (“Despegue”) de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) que establece un enfoque de protección de capas para garantizar viajes aéreos seguros con muy reducidos riesgos de transmisión de enfermedades. La guía involucra un enfoque colaborativo entre las autoridades sanitarias, los aeropuertos, las líneas aéreas, como los servicios involucrados. Al mismo tiempo, llaman a una efectiva cooperación para reducir filas innecesarias, procesos más simplificados, rápidos y eficientes para evitar riesgos de propagación de cualquier enfermedad.
Fotografía portada - Simón Blaise