Resaltando que la seguridad en todas sus formas es la prioridad número uno de la industria aérea, la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) insta a los Gobiernos de todo el mundo a implementar y estandarizar el uso de las pruebas PCR para COVID-19 a todos los viajeros que embarcan. Se trata de una medida ya adoptada por muchos países, pero que toma fuerza con el fin de evitar nuevas políticas de confinamiento y restricciones que algunos Gobiernos están tomando con la “llamada segunda ola”, especialmente en Europa.
Considerando la extensión de la pandemia en el tiempo como en su dimensión geográfica, las cuarentenas pierden su efectividad, especialmente por los graves impactos que tienen para la población y los distintos sectores productivos. El transporte aéreo y el turismo, industrias que son catalizadoras del empleo y de las economías de los países, son las más afectadas. Según la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA), los viajes internacionales se mantienen con una caída del 92% en comparación con los niveles de 2019 y la conectividad de los países, con todo lo que implica en materia comercial y movilidad se encuentra seriamente afectada.
El cierre de fronteras, la imposición de cuarentenas a los viajeros y la falta de políticas certeras altamente cambiantes por parte de los Gobiernos, no aportan a una adecuada planificación operacional y menos a dar certezas a las personas que, por distintos motivos, necesitan viajar.
La exigencia de pruebas PCR negativas para COVID-19 emerge como la solución temporal para brindar seguridad a los Gobiernos y la población de que las personas que se trasladen lo hagan en condiciones saludables. Lo anterior, sumado al equipamiento que poseen los aviones (filtros HEPA) y a los protocolos sanitarios colocados en los aeropuertos que, a fecha de hoy, queda demostrado científicamente que la aviación no es un mecanismo de contagio.
Una aplicación estandarizada de pruebas PCR a todos los pasajeros favorece, en primer lugar, a dar la tranquilidad a la propia persona como a todo su entorno que está sana. Dicha seguridad se extiende, en segundo término, a todos con quienes está en contacto como ocurre en el traslado a un aeropuerto, en el mismo terminal aéreo o en el avión. Las relaciones humanas son de contactos e interacción, por lo que es prácticamente inviable mantener y menos asegurar distanciamientos físicos. Finalmente, en tercer lugar contribuye a la trazabilidad de la población.
IATA trabajará con la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) para sugerir que los Gobiernos adopten las pruebas PCR para COVID-19 como una solución temporal. Para su adecuada aplicación y efectividad indica que la exigencia de estas debe realizarse bajo criterios de accesibilidad (factor precio es determinante), facilidad en su aplicación, escalables y sistemáticas.
Para Alexandre De Juniac, director general y CEO de IATA, la clave para restaurar las libertades y la movilidad a través de las fronteras es el testeo sistemático de todos los viajeros en el punto de embarque. “Esto dará a los Gobiernos la confianza para abrir sus fronteras sin complicados modelos de riesgo que consideran cambios constantes en las reglas impuestas a los viajes. Testear a todos los pasajeros devolverá la libertad de viajar con confianza y eso hará que millones de personas vuelvan a trabajar”, expone.
IATA indica que el costo económico como consecuencia de la paralización de la conectividad global hace que la inversión en el testeo masivo de los viajeros sea muy reducida. Agrega que en el mundo al menos 65,5 millones de puestos de trabajo están riesgo de colapsar antes de que termine esta pandemia y los Gobiernos no tienen la capacidad para evitar esa realidad a medida que las restricciones se extienden en el tiempo. A nivel de industria se establece una pérdida de ingresos por US$400 mil millones en comparación con una pérdida de US$80 mil millones escenario de recuperación optimista que no se ha manifestado.
“Con el costo económico asociado a los cierres de fronteras aumentando diariamente y una segunda ola de infecciones que se está afianzando, la industria de la aviación debe recurrir a esta experiencia para unirse con los Gobiernos y los proveedores de pruebas médicas para encontrar una solución rápida, precisa, asequible y fácil de operar”, puntualiza de Juniac.
Muchos pasajeros a nivel global indican que las cuarentenas no deben aplicar a personas que están sanas y menos si da negativo para una prueba PCR negativo para COVID-19. Según una encuesta de percepción a los pasajeros, un 84% de los consultados en todo el mundo manifiesta su acuerdo a la exigencia de pruebas a todos los viajeros y un 88% está dispuesto a someterse a estas pruebas como parte del proceso de viaje.
Países como Colombia, Ecuador, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Francia, el Reino de Arabia Saudita, República Checa, entre otros están exigiendo pruebas PCR para COVID-19 para los viajeros que lleguen desde fuera de sus fronteras. Gradualmente, los Gobiernos reconocen que este es un mecanismo válido ante la realidad de que se debe convivir con el virus por mucho tiempo y mientras se espera una vacuna, actualmente en desarrollo por varios laboratorios.
Fotografía portada – Ministerio de Salud Chile