Más allá del simbólico paso de aeronaves por la Parada Militar, existe un enorme despliegue operativo de trasfondo que pone a prueba las capacidades de las FFAA y de Orden, específicamente la Fuerza Aérea de Chile (FACh) y sus distintas unidades. La Gran Parada Militar en honor a las Glorias del Ejército forma parte de las tradicionales festividades patrias de Chile, donde cada año, las distintas unidades que conforman las Fuerzas Armadas y de Orden desfilan con parte de su equipamiento por la elipse del Parque O’Higgins de Santiago en uno de los mayores eventos de estas características.
Para este año, la Parada Militar está suspendida por razones relacionadas con la contingencia sanitaria. En su reemplazo, se realiza una ceremonia con un formato reducido en la Escuela Militar en lugar de la elipse del Parque O’Higgins a la que asisten el Presidente de la República, Sebastián Piñera, el ministro de Defensa, Mario Desbordes, y el Comandante en Jefe del Ejército, el general Ricardo Martínez, más otras autoridades como el presidente de la Corte Suprema, los presidentes del Senado y la Cámara de Diputados, comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas y de las policías. Un aforo que no supera las 50 personas como lo disponen las medidas sanitarias impuestas por el gobierno, uso obligatorio de mascarillas y un estricto distanciamiento entre las reducidas tropas participantes.
En una situación de normalidad, el despliegue operacional para una instancia como la Parada Militar, desde el punto estrictamente aeronáutico, es la única instancia en la que las ramas armadas y de orden público efectúan un ejercicio a gran escala totalmente coordinado de operaciones. No existe otra de similares características en Chile. Las otras oportunidades están enmarcadas en eventos individuales o ejercicios conjuntos entre las ramas de las FFAA, sin que se llegue a desplegar un componente aéreo tan significativo.
En la Fuerza Aérea de Chile , son dos instancias en la que se despliega material aéreo de manera regular: 21 de marzo para el aniversario de la Institución y el 19 de septiembre para el Día de las Glorias del Ejército. Si bien el desfile es sólo la cara visible y más llamativa -por el despliegue como por las formaciones-, son instancias para mostrar las capacidades y la operatividad de cada institución, especialmente en lo que se refiere a entrenamientos de las tripulaciones.
Su planificación conlleva una alta coordinación multisectorial tanto en tierra como en el aire que demanda una logística significativa no sólo en la programación operacional, sino en la movilización de recursos desde distintos puntos del país, todo para realizar el paso de los aviones a una hora determinada. Para que ello se lleve a cabo existe una cadena logística, cadena de control y una cadena táctica, encargadas de coordinar a las distintas áreas involucradas.
Como ejemplo de esta coordinación se pueden mencionar la utilización de distintos tipos de materiales aéreo desde aviones turbohélices hasta los de transporte de mayor capacidad, helicópteros o aviones menores, además de los cazas de combate. A estos se agregan, equipos de apoyo terrestre, las tareas de quienes realizan las operaciones de vuelo, los servicios de tránsito aéreo tanto de las aeronaves participantes del desfile como de las que habitualmente surcan el espacio aéreo en los aeropuertos y aeródromos desde donde salen o arriban, además de tareas de reabastecimiento en vuelo.
Para la Parada Militar, el despliegue aéreo se da principalmente desde el aeropuerto de Santiago y la base aérea El Bosque, pero las restricciones también afectan a las operaciones civiles, como las que se realizan desde el aeródromo de Tobalaba al oriente de la capital. También están las coordinaciones desde otras bases del país como Iquique, Punta Arenas y Quintero, por mencionar algunas.
Por lo anterior, el 19 de septiembre es una oportunidad única de realizar un ejercicio de despliegue aéreo coordinado sin que represente costos adicionales para el país de lo que ya está designado para el entrenamiento de tripulaciones de la Fuerza Aérea de Chile. La suspensión del desfile aéreo reduce las posibilidades de efectuar un ejercicio de coordinación entre todas las Fuerzas Armadas y de Orden, necesarios como parte de los programas de Defensa Nacional de cualquier país. Si bien la suspensión del desfile aéreo el presente año no afecta las capacidades de las tripulaciones de la Fuerza Aérea, si pueden verse afectadas en el caso que estas suspensiones se den más de un año de manera consecutiva.
El tema de los costos asociados a la Gran Parada Militar ha tomado relevancia en la discusión pública y ciudadana de Chile, especialmente ante la aparición de irregularidades financieras en las Fuerzas Armadas y de Orden que generan cuestionamientos en la población. Por lo mismo, durante los últimos años las autoridades intentan mostrar eventos “más austeros” enfocados principalmente en las personas más que en el material que se despliega tanto aéreo como terrestre.
En 2019, el costo total del desfile patrio alcanza a más de CLP300 millones desembolsados por el Ejército, la Fuerza Aérea, la Armada y Carabineros. Para el año pasado (2019), el entonces ministro de Defensa de Chile, Alberto Espina, señala que el costo se reduce en comparación a 2018, sin que se entreguen cifras.
En el caso de no contar con la Parada Militar, en el ámbito aeronáutico una alternativa para las instituciones es coordinar un ejercicio aéreo independiente que probablemente demande costos adicionales para el erario que fácilmente pueden ser evitados. Los costos del despliegue de los desfiles aéreos están considerados en el presupuesto nacional por lo que no debiesen traducirse en un costo extra asignado para las Fuerzas Armadas y de Orden.
Fotografías artículo - Simón Blaise