Siguiendo el ejemplo de otros países, distintas organizaciones relacionadas con el transporte aéreo y los viajes están solicitando al gobierno de Donald Trump establecer los protocolos armonizados y probados por la industria aérea para asegurar un retorno seguro de los vuelos internacionales. Si bien los Estados Unidos tienen sus fronteras abiertas y algunas líneas aéreas están retomando gradualmente los servicios aéreos, no existe una estandarización a nivel país lo que hace que las medidas sean locales según cada Estado.
“Pedimos al Gobierno de los Estados Unidos, en colaboración con la industria de la aviación, que avance rápidamente para establecer protocolos estandarizados”, señalan las organizaciones Airlines for America, la Asociación de Viajes de los Estados Unidos y la Cámara de Comercio del país en una carta dirigida al secretario interno de Salud y Servicios Humanos (HHS, por sus siglas en inglés), Chad Wolf y a la secretaria de Transporte (DOT), Elaine Chao. En la misiva, indican que otros Gobiernos ya han implementado pruebas PCR como requisitos previos al viaje o al momento de su arribo.
Las organizaciones entienden que existen múltiples complejidades y escenarios que rodean a las pruebas PCR para COVID-19. Sin embargo, consideran como una oportunidad el actual momento para trabajar de manera rápida a nivel bilateral y multilateral sobre las directrices que la industria aérea posee para reanudar los vuelos de manera segura. Cabe recordar que los protocolos están construidos con propuestas de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA), el Consejo Internacional de Aeropuertos (ACI), según indicaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Dichos protocolos están validados por la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) donde participan todos los Estados miembros de Naciones Unidas.
Entre las propuestas presentadas están establecer programas pilotos con distintos bloques. Por ejemplo, Estados Unidos con Canadá o Estados Unidos con Europa o el Pacífico. También consideran el establecimiento de burbujas de viajes como ocurren en otros países. Señalan que todas las medidas que se puedan establecer deben ser coordinadas y deliberadas para recuperar los vuelos internacionales y de esta manera estimular la economía.
Siguiendo los principios considerados por la industria aérea, las organizaciones señalan al Gobierno que los protocolos se deben establecer sobre evidencia científica, ser asequibles para todos los viajeros y confiables, además de garantizar la privacidad y no disruptivos. En el mundo, casos como el del Reino Unido son criticados por los altos costos de las pruebas para COVID-19 que se convierten en un freno para cualquier viaje, adicional a las restricciones de las cuarentenas obligatorias que se imponen.
Otro punto solicitado es el periodo de vigencia. Cualquier examen médico tiene que realizarse con un tiempo razonable antes del embarque y el Gobierno de los Estados Unidos debe de reconocer esta prueba como válida en su territorio para que la exigencia tenga efectividad. En caso contrario, será una medida adicional que representará sólo un costo para el viajero.
Como ejemplo de lo anterior, se menciona el caso del aeropuerto de San Francisco que en agosto se convierte en el primer terminal aéreo en proporcionar pruebas rápidas para COVID-19 para sus trabajadores con el objetivo de aplicarlos también a los pasajeros. Algo similar aplica para Hawaii, protocolos del cual depende la reanudación de ciertos servicios.
Del mismo modo, los Estados Unidos debe solicitar a otros Estados que las pruebas que se tomen en su territorio también sean válidas en otros lugares. Por lo mismo, instan a un trabajo de manera bilateral como multilateral.
Las líneas aéreas están incrementando gradualmente sus servicios aéreos en rutas internacionales, pero advierten que la falta de claridad para los próximos meses y la mantención de las restricciones están demorando la recuperación de los viajes internacionales. American Airlines, Delta y United mantienen un enfoque muy gradual en lo que respecta a la reanudación de los servicios, situación que aumenta con el término de la temporada de verano del hemisferio Norte. El escenario preocupa dado que a diferencia de otros años no existen mercados para reubicar capacidad entre el cuarto trimestre 2020 y primer trimestre 2021.
Fotografía portada – Simón Blaise