Si bien el rol de la aviación es fundamental en el contexto actual que el mundo vive, por su eficacia, asistencia e inmediatez, los números no son del todo su reflejo tanto para el transporte aéreo de pasajeros como para la industria las alas rotatorias. En nuestro país, el cierre de fronteras, cuarentenas y restricciones que impone el Gobierno también están afectando este segmento de la industria, aunque su visualización sea menor, pese a la aparición de ciertas oportunidades.
Una de estas sin duda es la colaboración intersectorial ante la emergencia. Recientemente, un trabajo conjunto de Airbus Foundation con la Cruz Roja Chilena facilita el traslado de insumos para el combate del COVID-19. Alimentos y kit de higiene son llevados a diversos puntos del país gracias a los servicios de dos empresas de helicópteros. Suma Air, una de estas, expresa que la misión es un trabajo que “con mucha satisfacción y entusiasmo” llevan a cabo.
Con base en el aeródromo Eulogio Sánchez de Tobalaba, Suma Air asegura que como otros sectores, el cierre de fronteras la representa un impacto en su funcionamiento. Augusto Véliz, gerente de Operaciones de la compañía, asegura que la crisis está pasando la cuenta.
“Esta pandemia nos ha afectado y producido casi un estado de shock a muchas empresas del rubro. Si no vuelas no tienes como seguir funcionando. Es difícil y muy complicado”, señala. “Lo normal es que en invierno se vuele poco, pero en pandemia ha sido un desastre”, son algunas de sus palabras.
Compartiendo la experiencia de su compañía otros operadores indican que la crisis impone un verdadero reto ya que han tenido que modificar interiores de sus aeronaves para seguir desempeñando su rol estratégico como la distribución de medicamentos, insumos y alimentos a comunidades aisladas o cuando deben salir a apoyar a las autoridades.
“Hemos tenido que adaptar la cabina rápidamente para hacer frente a nuevas misiones. Al quitar todos los asientos, se revela una amplia cabina que permite la transformación del helicóptero normalmente usado para el transporte de pasajeros, a un helicóptero de carga”, agrega Véliz. En su opinión, la situación ha obligado a sacar lo mejor de cada uno por la necesidad imperiosa de adaptarse.
Como ejemplo de lo anterior, menciona los vuelos con mascarillas en todo momento, regirse por estrictos protocolos de sanidad para salvaguardar la salud de la tripulación y los pasajeros, y la realización de descontaminaciones reforzadas en las cabinas de las ocho aeronaves que cuenta Suma Air después de cada vuelo.
Desde la experiencia de la empresa, a mediano plazo la principal carta de este segmento de la industria está en el sector de la minería, en las empresas de telecomunicaciones y de energía las que precisarán de los servicios aéreos de helicópteros para funcionar en la llamada “nueva normalidad”. Sin embargo, se necesita la reactivación de los proyectos y, para ello, tener tiempo para planificar.
De esa realidad se desprenden también los llamados hacia la autoridad para tener información lo más certera posible. Cualquier planificación aeronáutica toma tiempo por los requerimientos con los que hay que cumplir, las habilitaciones de los pilotos, además de la dotación adecuada de las aeronaves.
Fotografía portada - Simón Blaise