Pese a que las fronteras del país continúan cerradas, el Gobierno de Chile flexibiliza el ingreso al país a los ciudadanos chilenos y extranjeros con residencia regular. Según consta en el Diario Oficial del 1º de septiembre, el Ministerio de Salud modifica la resolución nº 591 Exenta para disponer el reemplazo de la cuarentena obligatoria por la solicitud de un examen PCR para COVID-19.
De acuerdo con la publicación oficial, la Secretaría Regional Ministerial (SEREMI) de cada región podrá excepcionar de la realización de una cuarentena obligatoria a chilenos y extranjeros residentes. Lo anterior, siempre y cuando, indique el motivo de su ingreso y las razones por qué este ingreso al país es impostergable e incompatible con la cuarentena de 14 días.
Para hacer uso de ese beneficio, todas las personas autorizadas (chilenos y extranjeros residentes) deben solicitar un examen PCR para COVID-19. La toma del examen deberá realizarse en el territorio nacional y será de responsabilidad de quien quiera hacer uso de esta excepción, es decir a cargo del usuario. Mientras se espera el resultado, la persona debe permanecer en aislamiento o cuarentena, si es negativo podrá ejercer su vida normal.
La excepción está dirigida sólo a razones fundamentales para las personas autorizadas como, por ejemplo, un trabajo esencial en el país. No se consideran como argumentos válidos otros motivos como turismo o visitas a familiares, dado que las fronteras siguen cerradas.
Si bien las restricciones continúan en su mayoría, la flexibilización otorgada por el Ministerio de Salud se interpreta como un pequeño paso dentro del proceso de apertura que podría favorecer al levantamiento de las restricciones más estrictas. Por consiguiente, no se espera que la excepción sanitaria represente un cambio significativo respecto al escenario actual.
Pese al tímido avance, Chile mantiene restricciones significativas a los viajes aéreos siendo el más significativo el cierre de las fronteras. Según el plan de desconfinamiento “Paso a Paso” definido por el Gobierno establece que las restricciones a los viajes aéreos nacionales y las cuarentenas obligatorias a quienes ingresen al país se mantienen hasta nuevo aviso o hasta la implementación del Paso 5 de “Apertura Avanzada”, etapa que permite retomar actividades con restricciones sectoriales.
Si bien se reconoce los avances y la preocupación que tiene el Gobierno de Chile por la salud de las personas, la industria aérea manifiesta sus críticas por la falta de claridad y certezas lo que crea confusión en los usuarios como en los operadores. Con protocolos establecidos, demandan mayor claridad para evitar errores de interpretación y coinciden que no se pueden elaborar proyecciones operacionales ni transmitir confianzas a los pasajeros cuando se tienen reglas ambiguas o que van cambiando constantemente.
Para las líneas aéreas y los aeropuertos, la mantención de las cuarentenas aísla las economías y bloquea la recuperación, más allá de la reanudación del movimiento de pasajeros. Con enfoques unilaterales según cada país, también crea tratos desiguales y confusiones a las personas que limitan la decisión de viajar. Hoy, un 83% de viajeros considera no viajar si existen cuarentenas en el destino. Según cifras de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA), los países con cuarentenas han disminuido en más de un 90% la llegada de personas, algo similar en los países que vetan la entrada de extranjeros.
Bajo los lineamientos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), IATA en conjunto con el Consejo Internacional de Aeropuertos (ACI) y la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) han elaborado la guía “Take off” (“Despegue”) con una serie de medidas para mitigar los contagios basado en un enfoque de capas. Al estar validada por OACI, la propuesta está reconocida por los Gobiernos por lo que existe una cierta incongruencia entre las medidas adoptadas a nivel multilateral macro con las que se adoptan a niveles internos.
La aviación desempeña un rol fundamental en la conectividad y desarrollo económico-social de los países. Los protocolos que aplican aeropuertos y líneas aéreas se realizan bajo conocimientos médicos y científicos avalados por organismos internacionales y permiten determinar acciones como la aviación puede funcionar con seguridad sanitaria.
Si bien Chile no suspende el transporte aéreo doméstico ni internacional, el escenario aeronáutico nacional está seriamente comprometido, además de estar amenazada por la falta de ayudas a la industria desde el Gobierno. La última proyección de IATA para el país indica que las líneas aéreas chilenas reportarán pérdidas de ingresos por al menos US$2,57 mil millones en 2020 y están en riesgo más de 15.965 empleos directos y otros 66.814 empleos en sectores indirectos que dependen de la industria aérea.
Fotografía portada - Simón Blaise