A pesar de que con llamados “vuelos pilotos”, una especie de ensayo para demostrar los protocolos de seguridad sanitaria, las autoridades del Gobierno de Colombia como de las alcaldías de distintas ciudades enfrentan fuertes cuestionamientos de parte de la industria aérea. A la demora en el reinicio de operaciones para septiembre, se agregan medidas que incrementan costos y son difíciles de aplicar, reflejando una total ausencia de claridad por parte de las autoridades.
Colombia no es el único país que enfrenta cuestionamientos. Previamente, la industria aérea manifiesta reparos respecto a las decisiones que están tomando otros Gobiernos de la región como es el caso de Argentina, Chile, Panamá y Perú, entre otros, por la mantención de las restricciones de viaje, el cierre de fronteras, imposición de cuarentenas obligatorias, prohibición para operar e incluso, el más grave, la limitación para comercializar (aplicado únicamente a Argentina).
A través de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA), las líneas aéreas que operan en Colombia piden un inicio responsable de la actividad aérea, especialmente, ante gravísimo deterioro de las condiciones financieras de las compañías y del empleo ambas como consecuencia directa de cinco meses de suspensión del transporte aéreo. Reafirmando que el sector cumple y es garante de la seguridad sanitaria de los viajeros con protocolos armonizados a nivel internacional, según recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y validados por la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), solicitan que la reactivación considere el aeropuerto El Dorado de Bogotá.
Claudia López, alcaldesa de Bogotá, señala la apertura del aeropuerto El Dorado de la capital colombiana está previsto para el 1º de septiembre. En una primera etapa se autorizan rutas hacia Cartagena, Leticia y San Andrés, aprobadas por los Ministerios de Salud e Interior. Según la autoridad local, se debe realizar un seguimiento cada tres semanas para la apertura de nuevas rutas acorde a la evolución que se vea en el contagio de COVID-19 en la capital del país. No está clara la operación de las líneas aéreas.
“Las condiciones impuestas al transporte aéreo de manera exclusiva para el inicio de los “vuelos pilotos” en el aeropuerto El Dorado anunciadas por la Alcaldía de Bogotá, tal como es el seguimiento de la evolución de la salud de todos los viajeros a cargo de las aerolíneas en origen y destino durante los 10 días siguientes de efectuado el vuelo hacen imposible para el sector pensar en una operación viable desde El Dorado”, dicen en IATA. Añaden que esa responsabilidad corresponde a las autoridades del Estado y no a la industria aérea.
A pesar de que Colombia cuenta con diversas ciudades que son polos de desarrollo, especialmente si se considera a Bogotá, Medellín, Cali, además de Cartagena o San Andrés, por mencionar algunas, la capital es el principal centro de conexiones del país y sede de uno de los mayores hub de Sudamérica. Por consiguiente, cualquier decisión que no considera o limite el reinicio de vuelos en Bogotá afecta el plan de reactivar los 15 aeropuertos del país, definido por Aeronáutica Civil (Aerocivil).
En un intento por solucionar las controversias entre la industria aérea y la Alcaldía de Bogotá, el Presidente de Colombia, Iván Duque, la posible activación de nuevas rutas desde Bogotá. Según cita Volavi (19/08/2020) asegura que se prepara la reactivación de nuevas rutas desde Bogotá a diferentes partes del país acorde al trabajo realizado entre el Ministerio de Salud y Aerocivil, esto como complemento a la reactivación de vuelos desde el aeropuerto José María Córdova de Medellín.
“Estamos anunciando que desde este aeropuerto se van a habilitar seis rutas aéreas más y se habilitarán con todos los protocolos de bioseguridad. En este proceso se van a habilitar también otras rutas aéreas como ya lo ha dicho el Señor Ministro de Salud, 15 rutas en la ciudad capital de nuestro país junto con otras rutas en San Andrés, Cartagena, Pereira y zonas de frontera con nuestra Amazonía. Colombia está dando un paso a la reactivación, pero con toda responsabilidad”, dice el Mandatario.
Pese a la indicación presidencial, la decisión final de reactivación continúa delegada en los alcaldes. Al respecto, López indica que acepta lo señalado por el Mandatario, pero sujeto a informes del Ministerio de Salud que muestren que los contagios a las ciudades donde se opere están disminuyendo en contagios. Por consiguiente, la incertidumbre y falta de claridad se mantiene para todos los operadores.
De cumplirse lo anunciado por el Presidente de Colombia, desde Bogotá se operarían a partir del 1º de septiembre, las rutas hacia Barranquilla, Bucaramanga, Cali, Cartagena, Cúcuta, Leticia, Medellín (MDE), Montería,Pasto, Pereira, San Andrés, Santa Marta y Villavicencio. Los vuelos internacionales siguen completamente inciertos y si bien se esperan que puedan iniciar también en septiembre, no hay certezas de ello. Algunos apuestan a un escenario adverso, similar a Argentina o el Perú.
La situación está generando consecuencias irreparables de manera inmediata para todas las líneas aéreas, comprometiendo a las industrias del turismo, los empleos, la reactivación económica y el desarrollo social del país. Cabe destacar que a diferencia de otros países de la región, Colombia precisa de su transporte aéreo para la integración de su territorio, algo similar como ocurre en países como Ecuador o el Perú. Cualquier otra alternativa de transporte impone varias horas de traslados e incluso con distintos niveles de seguridad.
Una de las críticas más importantes es el protagonismo que toman las autoridades locales con políticas que desconocen el funcionamiento de la industria aérea, totalmente ajenas a sus competencias, además de estar en completa descoordinación con el Gobierno central. En ese sentido, mientras que la definición de Bogotá pospone el inicio de la operación internacional para el 1º de septiembre, la Alcaldía de Cartagena propone reactivar su operación internacional que incluye a nueve destinos a los Estados Unidos, Canadá, México, Panamá y el Perú.
“La ausencia de claridad por parte de la autoridad y evidente contradicción con los lineamentos locales están generando una situación incoherente marcada por la falta de claridad para la reactivación del servicio esencial del transporte aéreo y un tratamiento desigual de la industria aérea frente a otros sectores que han sido autorizados para llevar a cabo sus actividades en medio del pico de la pandemia”, expresan desde la industria.
Frente a un marco de total incertidumbre y descoordinaciones entre las autoridades colombianas, la aviación resume sus cuestionamientos en cuatro puntos: falta de responsabilidad en la prestación de los servicios, evidente contradicción entre competencias de gobiernos nacionales y locales, y la aplicación de normas únicas en Colombia. A cambio, únicamente se solicita retomar las competencias regulatorias y de prestación de servicios con el fin de iniciar una operación mínima a partir del 1º de septiembre. El plan de Aerocivil considera una cantidad de vuelos inicial al 30% respecto a los niveles anteriores a marzo en los 15 aeropuertos autorizados.
Adicionalmente, las líneas aéreas colombianas cuestionan el retraso de la operación pese a la realización de los llamados “vuelos pilotos”. Si bien son positivos en comparación con una paralización total del transporte aéreo como ocurre desde hace cinco meses, son inferiores porque están considerando a ciudades con menor tráfico lo que limita las posibilidades de iniciar una recuperación, especialmente ante la situación actual que enfrenta el transporte aéreo.
Colombia refleja los complejos desafíos que enfrenta la aviación en América Latina. Mientras Argentina sorprende a nivel mundial por ser el único país que bloquea la comercialización de pasajes durante la pandemia, además de tener unos de los confinamientos más estrictos y menos efectivos, Colombia resalta por ser el único país que entrega a las alcaldías la decisión de abrir terminales aéreos, poniendo a la política local por sobre decisiones estrictamente aeronáuticas. Un conflicto que, en algunos casos, también comienza a manifestarse en otros países y que se interpretan como parte de la crisis de representatividad que enfrentan los Gobiernos en la región.
Según datos de IATA, las líneas aéreas en Colombia estiman pérdidas de ingresos para este año por al menos US$2,60 mil millones según los datos de julio. La paralización del transporte aéreo está amenazando a más de 38.484 puestos de trabajos sólo en la aviación y a más de 300.000 en distintos sectores productivos. A medida que más se retrasa el reinicio de la actividad aérea, los números aumentan agravando la crisis económica, social y, por consiguiente, también sanitaria.
Fotografía portada - Simón Blaise