En lo que se considera un duro golpe para la economía del país, aún más que la pandemia, el Perú plantea la posibilidad de no realizar a corto plazo vuelos internacionales de pasajeros como parte de las medidas para intentar contener los contagios del COVID-19 en el país. La decisión aumenta la incertidumbre para la reactivación de la industria y resulta contraria a las propias declaraciones de las autoridades que reconocen que la aviación no incide en el incremento de contagios.
“Este no es el momento de abrir vuelos internacionales porque no hemos logrado contener la difusión de la pandemia. Cuando logremos bajar los índices y tengamos desocupada parte de nuestra capacidad hospitalaria, recién podemos abrir vuelos internacionales”, dice Carlos Estremadoyro, ministro de Transportes y Comunicaciones en diálogo con Canal N.
Según su parecer, la paralización de los vuelos internacionales y, por consiguiente de la actividad turística, no representa un impacto significativo para la economía del país ya que bajo su percepción “nadie en el mundo” piensa viajar. Su afirmación infiere un profundo desconocimiento de la realidad de la industria aérea peruana al adoptar un enfoque reduccionista y anticuado que coloca a la aviación en un rol relegado solamente al turismo.
La decisión refleja también contradicciones con otras autoridades del propio gobierno peruano que señalan que el transporte aéreo no está representando riesgos para la población ya que el aumento de casos por COVID-19 no está asociado a la reactivación de los viajes. Es el propio ministro de Defensa, Jorge Chávez, quien citando los reportes del Ministerio de Salud, señala que el aumento de los contagios responde a reuniones familiares y otras actividades sociales que temporalmente se pueden evitar.
“De acuerdo con el reporte que nos ha brindado el MTC sobre las medidas que se han tomado para dar inicio a este movimiento, tanto terrestre como aéreo, es muy improbable las situaciones de contagio. Por otro lado, los reportes del MINSA no incluyen a estos servicios como posibles causas del incremento abrupto de la infección en nuestra población”, dice Chávez.
Las diferencias de opiniones reflejan la falta de claridad y contradicciones evidentes en el propio gobierno peruano, las que dificultan una atención adecuada tanto a la emergencia sanitaria como a la urgencia de reactivar el país ante la crisis económica. La situación peruana también se extrapola a otros países de América Latina agravando el escenario altamente preocupante que rige sobre la industria aérea.
Con la imposición de cuarentenas focalizadas en algunas ciudades, el transporte aéreo en el Perú funciona parcialmente. Se espera que en septiembre, las líneas aéreas puedan avanzar en la recuperación gradual de sus servicios, aunque la falta de coordinación más declaraciones contrarias sólo genera más incertidumbre e impide realizar cualquier proyección a largo plazo.
La suspensión indefinida de los vuelos internacionales está impactando directamente en todas las compañías aéreas que operan en el Perú. Si bien la más afectada es LATAM por ser el mayor operador aéreo del país a nivel doméstico e internacional, también afecta al resto de las líneas aéreas domésticas al limitar la posibilidad de contar con una demanda, por más reducida que esta sea. En ese sentido, se advierte un agravamiento de la situación financiera por la falta de liquidez que amenaza con la continuidad de varias empresas y fuentes de trabajo.
Por ser Lima un centro de conexiones para América Latina, la paralización indefinida de los vuelos internacionales también reduce las posibilidades de recomponer en forma inmediata la conectividad para otros países de la región. Los más afectados son los del sur del continente por la fuerte dependencia que tienen del hub de Lima y la falta de alternativas en la región. No obstante, a medida que los países levanten las restricciones otras ciudades podrían reemplazar el rol de la capital peruana lo que comprometería aún más a su industria.
Las líneas aéreas peruanas y empresas turísticas están solicitando al Gobierno la apertura de los vuelos internacionales, aunque sea con frecuencias mínimas. Sin embargo, reconocen que el panorama complejo porque se necesita que otros países también levanten las fronteras.
La incertidumbre de las autoridades también contradice los estudios que el propio Gobierno realiza. Según el documento “La Causalidad entre el Crecimiento Económico y la Expansión del Transporte Aéreo: Un Análisis Empírico para Perú”, desarrollado por Organismo Supervisor de la Inversión en Infraestructura de Transporte de Uso Público (OSITRAN), existe una relación de equilibrio de largo plazo entre crecimiento del transporte aéreo y el crecimiento de la economía peruana. En dicho estudio, se demuestra que hay una causalidad bidireccional entre el tráfico de pasajeros y el aumento del Producto Interno Bruto (PIB) por lo que es necesario incentivar la aviación para mejorar la economía del país.
Para la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA), el Perú estima una pérdida de ingresos para 2020 por US$1,85 mil millones, de acuerdo con los datos a julio. La cifra señalada tiene un impacto en 18.555 fuentes de trabajos directos y otros 150.225 empleos indirectos en distintos sectores productivos del país.
Fotografía portada - Ricardo Delpiano