Adiós al último heredero del Concorde

El COVID-19 y la crisis mundial que afecta al transporte aéreo ponen término al último heredero del Concorde en los servicios trasatlánticos: el vuelo de British Airways entre Londres (LCY) y Nueva York (JFK) realizado en Airbus A318. Si bien poco tiene que ver con el mítico Concorde en lo que respecta a aeronave y, menos a la velocidad del viaje, su herencia está referida al tráfico Premium que transporta.

Tras el término de todos los vuelos comerciales regulares y chárter del Concorde en octubre 2003, British Airways pasa los siguientes cuatro años pensando como reencantar a los exclusivos viajeros dispuestos a pagar tarifas tan altas en los vuelos supersónicos en un servicio normal a cualquier otra línea aérea. Reconociendo que la industria aérea no verá el desarrollo de vuelos comerciales supersónicos en décadas, el enfoque se centra en ofrecer un servicio de alto nivel, con diferencias significativas de la oferta tradicional de la línea aérea y trayectos rápidos entre Londres y Nueva York, los centros de negocios más importantes a cada lado del Atlántico.

Para satisfacer dichas necesidades, British Airways selecciona al Airbus A318 como su nuevo avión Premium configurándolo con apenas 32 asientos en Business Class. Con un alcance para realizar vuelos sin escalas, las prestaciones del avión más pequeño de Airbus permiten atender la ruta sin mayores inconvenientes. Buscando siempre la exclusividad, dicho servicio opera desde 2009 hasta marzo 2020 desde Londres (LCY) a un costado del centro financiero de Londres, ofreciendo ahorro significativo de tiempo a los pasajeros en sus traslados desde y hacia el aeropuerto.

En promedio, un pasajero demora más de una hora en sus traslados entre Heathrow y el centro de Londres, a excepción de que utilice el servicio ferroviario Heathrow Express que lo deja en la estación de Paddington en 15 minutos con alto valor en costo en comparación a otros medios de transporte. Por consiguiente, llegar o salir por vía aérea desde el centro de la capital inglesa es altamente valorable.

Con apenas 1.500 metros de largo, la pista del aeropuerto del centro de Londres (LCY) es demasiado corta para atender un vuelo de más de siete horas, obligando a British Airways a colocar una escala intermedia en Shannon, Irlanda. Para dar valor a la parada, se ofrece a los pasajeros realizar inmigración y aduanas de los Estados Unidos en ese lugar para llegar como pasajero doméstico a Nueva York. La escala en la ciudad irlandesa permite también repostar combustible en caso de que los vientos en contra demoren el vuelo y aumenten el consumo.

Además de su reducida capacidad y alcance suficiente, el A318 tiene una ventaja frente al resto de los modelos de la familia A320: puede operar con un ángulo de aproximación más pronunciado permitiendo aproximar y aterrizar sin inconvenientes en Londres (LCY). Por ese motivo, British Airways selecciona ese modelo en lugar de los A319 y A320 que mantenía en servicio, la comunalidad con el resto de la familia no representa mayores costos.

Desde 2009 hasta marzo 2020, British Airways utiliza sólo dos A318 para estos vuelos exclusivos. Para evocar lo mítico del viaje en Concorde, los números de vuelo que se utilizan son el BA1 y BA2 para las salidas desde Londres (LCY), mientras para que las operaciones desde Nueva York (JFK) los BA3 y B4 saliendo de Nueva York (JFK), los mismos que ocupaban el avión supersónico. En 2017, la línea aérea vende un A318 a Titan Airways quedándose con un solo ejemplar.

La crisis del COVID-19, la imposición de cuarentenas que restringen los viajes corporativos y la lenta recuperación de la demanda no entregan viabilidad para mantener este servicio. Pese a su alto valor, incluso superior a los vuelos ofrecidos desde y hacia Heathrow, British Airways concentra su oferta entre las dos ciudades con el resto de sus vuelos regulares en equipos A350-1000, B777-200ER y B787-9.

Fotografías artículo - British Airways

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