Con el fin de impulsar la economía ante una necesaria reactivación, Brasil toma la decisión de abrir sus fronteras a todos los ciudadanos extranjeros que lleguen a ese país por avión. La medida rige en forma inmediata desde el miércoles 29 de julio y llega después de 120 días de restricciones que sólo permitían a ciudadanos brasileros entrar al país.
La apertura de fronteras no considera restricciones por nacionalidad permitiendo que cualquier ciudadano extranjero pueda entrar a Brasil, siempre y cuando cumpla con las condiciones exigidas según el país y/o nacionalidad de procedencia, como pasaporte, visa y vacunas, entre otros. En términos simples, se trata de un ingreso casi similar a las condiciones normales previos a la pandemia.
La única condición que se impone con la crisis del COVID-19 es la exigencia de un seguro de salud con coberturas en territorio brasilero para cada persona extranjera que ingrese al país y que permanezcan más de 90 días. En caso contrario, los viajeros deben limitar su permanencia en territorio brasilero a un periodo inferior a los 90 días mencionados.
De acuerdo con reportes de prensa locales, es la primera vez que el Gobierno de Brasil exige un seguro de Salud para no sobrecargar el sistema de protección sanitaria pública como privado que, en muchas ciudades, tiene una ocupación máxima debido a la emergencia y la falta del control de la pandemia por parte de las autoridades como de la población. Actualmente, Brasil es el segundo país con mayor número de contagios y muertes por COVID-19 en el mundo, después de los Estados Unidos.
Las fronteras continuarán cerradas para los ingresos por vía terrestre y marítima. En esos puntos, sólo los extranjeros que viven en Brasil o que tienen familiares de primer grado que viven en ese país pueden hacer uso de esos puntos.
La industria aérea valora la decisión del Gobierno brasilero por facilitar la reactivación del transporte aéreo al permitir un aumento de la demanda a medida que las líneas aéreas coloquen más capacidad. Si bien Brasil es uno de los tres países de América Latina que no suspende el transporte aéreo, su cierre de fronteras implica una drástica reducción de la oferta, aunque por el tamaño de su mercado algunas compañías mantienen ciertos servicios para fines humanitarios de repatriación o de carga.
Líneas aéreas como Air France, KLM o Lufthansa destacan entre los operadores que mantienen sus servicios aéreos a Brasil, principalmente Sao Paulo (GRU). Entre las firmas nacionales destaca LATAM Airlines como única línea aérea con vuelos internacionales, que pese a la reducción de frecuencias y a las restricciones de viaje imperantes, brinda la conectividad aérea hacia los Estados Unidos y algunos países de Europa. Cabe recordar que Brasil es uno de los países cuyos ciudadanos tienen vetada la entrada a la Unión Europea o a los Estados Unidos por la alta cifras de contagio por densidad poblacional.
Se espera que la apertura de fronteras contribuya como herramienta catalizadora de la industria aérea y del turismo. Para este año, la Confederación Nacional del Comercio de Bienes, Servicios y Turismo (CNC) estima pérdidas por más de US$23.600 millones en la industria del turismo, mientras que el Fondo Monetario Internacional (FMI) señala que la mayor economía de la región sufrirá una caída de 9,1% en su Producto Interno Bruto (PIB) 2020.
De acuerdo con la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA), las líneas aéreas brasileras tienen estimada una pérdida de ingresos por más de US$10,21 mil millones en 2020 lo que pone en riesgo a más de 81.200 puestos de trabajo directos y alrededor de 300.000 indirectos. Brasil es el primer país de la región cuyo Gobierno ofrece ayudas económicas a sus líneas aéreas a través del Banco Nacional de Desarrollo Económico Social (BNDES), las que pese a negociaciones aún no se entregan. La mayoría de las líneas aéreas están recurriendo a sus propias herramientas para sortear en la medida de lo posible la crisis, aunque el agravamiento del escenario probablemente requiera de acciones y ayudas más afectivas.
Fotografía portada - Ricardo J. Delpiano