Sombrío es el panorama para la industria de la aviación. Sumida en la peor crisis de su historia provocada por factores totalmente externos, prevé cuatro años altamente adversos. La tendencia a la recuperación mantiene la premisa de que los viajes aéreos de corta distancia se reactivarán antes y de manera más rápida que los de larga distancia, mientras que para este año el número de embarques de pasajeros disminuya en un 55% respecto a 2019, empeorando el pronóstico de abril cuando se estima una caída de 46%.
La profundización de la pandemia a nivel global, la falta de resultados en su control por parte de algunos Gobiernos, especialmente en regiones importantes y la ausencia de una armonización de los protocolos definidos con la mantención de algunas medidas impactan en una recuperación más rápida. Por consiguiente, la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) espera una reactivación más lenta de la demanda cuyas implicancias afectan a toda la industria comenzando por un exceso de capacidad.
Según IATA, el tráfico de pasajeros a nivel mundial (RPK o pasajeros pagos por kilómetro recorrido) no volverá a los niveles de 2019 hasta 2024, un año más tarde de lo previsto anteriormente. En algunos mercados se podría ver una recuperación más rápida, mientras que en otro algo más lento, dependiendo de cómo los Gobiernos actúen. Si bien los vuelos domésticos o de corta distancia se recuperarán más rápido, también verán una demora en al menos un año, por lo que habrá que esperar hasta 2023 para tener a este segmento en los niveles anteriores a la pandemia.
En junio, el tráfico de pasajeros muestra una recuperación más lenta de lo esperado, impulsada directamente por el mercado doméstico de China. En caso contrario, el escenario global se encontraría en un nivel inferior. El RPK cae un 86,5% respecto a junio 2019, aunque es una mejora de 91,0%. El factor de ocupación promedio de los aviones es de 57,6%. Para 2021, se espera que el RPK global aumente a niveles de 62% lo que representa un 30% respecto a 2019.
A fecha de hoy existen tres factores condicionantes que, de no existir cambios significativos en los próximos meses, pueden seguir afectando la recuperación de la industria aérea. Con Europa y Asia con los resultados más favorables en el control de contagios por densidad de población, hay una gran responsabilidad de los Gobiernos de los Estados Unidos y muchas economías emergentes como las de América Latina.
- Lenta contención del COVID-19 en Estados Unidos y economías emergentes: Con muchos Gobiernos con escasos resultados en la contención del virus, la extensión de la pandemia representa un lastre importante para el resto del mundo, especialmente en los que respecta a vuelos internacionales. Estos países representan un 40% del tráfico de pasajeros mundial.
- Tráfico corporativo reducido: Debido a la crisis económica actual y de los próximos años, las empresas reducirán presupuestos por la presión financiera disminuyendo los viajes corporativos hasta cuando la economía mejore. Si se consideran las restricciones de viaje impuestas por los Gobiernos, este tipo de viajeros queda prácticamente ausente de cualquier escenario.
- Crisis de confianza entre los viajeros: Si bien el tráfico V.F.R. (Visit Friends & Relatives) será uno de los primeros en reactivarse junto con el turismo de corta distancia, la sensibilidad del consumidor ante las preocupaciones de seguridad en los países, factores laborales y el aumento del desempleo, además del riesgo de contraer el COVID-19 en destinos crean desincentivos para viajar.
La solución más inmediata es el éxito de una implementación de una vacuna para la enfermedad como único mecanismo para dar confianza y la necesaria seguridad a los usuarios. Mientras eso no llegue, difícilmente se espera una recuperación, especialmente con desconfinamientos y rebrotes, además de señales confusas por parte de los Gobiernos.
“Todo esto apunta a un período de recuperación más largo y doloroso para la industria y la economía global”, comenta Alexandre de Juniac, director general y CEO de IATA. “Para las líneas aéreas, estas son malas noticias”.
De Juniac pone como relevancia la necesidad de extender medidas de ayuda de parte de los Gobiernos, ya sea financieras como lo han hecho más del 80% de los países a sus respectivas compañías aéreas, segmento del cual América Latina prácticamente está ausente, o ayudas más operacionales como la extensión de las políticas para que las compañías aéreas no pierdan slots en los aeropuertos.
Fotografía portada – Fly Chicago