Con el fin de evitar un mayor impacto a la ya deteriorada situación de la industria aérea mundial, cuatro líneas aéreas de los Estados Unidos y Europa unen fuerzas para pedir a sus Gobiernos el término de las restricciones a los viajes. Recogiendo la demanda de viajeros, del rubro del turismo y de la propia aviación, además de otros sectores que dependen de estas industrias, manifiestan que nadie se beneficia de un cierre prolongado de las fronteras y de la imposición de cuarentenas.
Actualmente, los países de la Unión Europea mantienen abiertas sus fronteras a un limitado número de ciudadanos fuera del conglomerado lo que no incluye a los Estados Unidos como a ningún otro país del continente, a excepción de Canadá y Uruguay. Por consiguiente, el principal corredor de viajes a través del Atlántico Norte sigue limitado a un número reducido de pasajeros, principalmente nacionales, impidiendo cualquier otro tipo de viaje. La imposición de cuarentenas y otras restricciones afecta a los viajes corporativos (segmento de alto gasto en los países) y al turismo, dado que ningún pasajero está dispuesto a viajar a otro país para estar confinado.
Las compañías aéreas American Airlines, IAG (especialmente referidas a Aer Lingus, British Airways, Iberia y Level, que tienen presencia en el mercado trasatlántico), Lufthansa y United, escriben al vicepresidente de los Estados Unidos, Mike Pence, y al Comisionado de Asuntos Internos de la Unión Europea, YIva Johansson, para instar a ambas partes a encontrar una solución a la problemática actual y allanar un camino a la recuperación.
“Dada la importancia incuestionable de los viajes aéreos transatlánticos a la economía global, así como a la recuperación económica de nuestros negocios, creemos que es fundamental encontrar una manera de reabrir los servicios aéreos entre los Estados Unidos y Europa”, dicen Doug Parker, Willie Walsh, Carsten Spohr y Scott Kirby, CEOs de American, IAG, Lufthansa y United, respectivamente.
Aplicando recomendaciones de salud armonizadas por la industria aérea con directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y validadas por la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), las compañías aéreas que participan en la acción política sugieren establecer pruebas COVID-19 a los viajeros como mecanismos para generar confianza tanto en los Gobiernos, los ciudadanos de los países y los propios viajeros. Todas reconocen los esfuerzos que se realizan de manera independiente, pero dan a entender que no es el mecanismo para reactivar el sector y la economía de los países.
Como resultado de la imposición de cuarentenas a los viajeros que llegan al Reino Unido y las restricciones impuestas por la Unión Europea en su programa de reapertura de fronteras, las líneas aéreas estadounidenses concentran sus esfuerzos en recuperar la capacidad doméstica. Sus pares desde Europa están aumentando a un mayor ritmo la oferta, pero ven limitada la demanda por las restricciones impuestas. Los Estados Unidos también poseen algunas restricciones a viajeros dependiendo de cada Estado, como es el caso de Nueva York, la principal ciudad que concentra la mayor cantidad de viajes aéreos trasatlánticos.
Debido a las restricciones, los factores de ocupación se mantienen en niveles menores a lo que podría ser la realidad, especialmente si se considera la recuperación de los tráficos domésticos o de rutas medias en ambos lados del Atlántico. Por lo anterior, la industria aérea arriesga a menores ingresos y nuevos desafíos a su recuperación, considerando la falta de liquidez generada en los tres meses de paralización, el pago de los costos fijos y las obligaciones contractuales y la necesidad de contar con recursos para comenzar a pagar las cuotas de los créditos contraídos para sortear en la medida de lo posible la crisis.
Si bien reconocen que no es su rol tomar o sugerir exámenes de salud, American, IAG, Lufthansa y United reconocen que la exigencia de un test para COVID-19 pueden ser un instrumento inmediato para restaurar las confianzas en Gobiernos, población y viajeros, permitiendo levantar las restricciones. Su propuesta rescata acciones similares que algunas líneas aéreas y aeropuertos están aplicando en distintas partes del mundo. “Las pruebas de COVID-19 se están volviendo cada vez más comunes en todo el mundo como una herramienta para evitar otras medidas más intrusivas”, señalan.
De existir respuestas favorables a la solicitud, se espera que líneas aéreas que no participan en el escrito también puedan beneficiarse, ya sea porque son incluidas en las nuevas exigencias o porque repliquen acciones similares o simplemente, porque una respuesta negativa sugiera incluir a un número mayor de actores para aumentar la presión. Además de American, Aer Lingus, British Airways, Iberia, Level, Lufthansa y United, compañías como Air France – KLM, Delta, Alitalia, Finnair o TAP, entre otras, poseen participaciones e intereses importantes en la reapertura del tráfico aéreo a través del Atlántico Norte.
Las restricciones a los viajes impuestas por los Gobiernos son actualmente el principal condicionante para una recuperación de la industria de la aviación y junto con ella, de la economía de los países. El escenario es global, ya que muchos países continúan con sus fronteras cerradas impidiendo el retorno normal del comercio, actividades esenciales, además del turismo, sector que al igual que la industria aérea, es fuente catalizadora de empleos. Por cada un empleo que se genere en el sector aéreo se crean cuatro o cinco en otras industrias derivadas.
La situación a ambos lados del Atlántico Norte debe ser abordada por la industria aérea de América Latina y el Caribe, así como por los respectivos Gobiernos de la región. Sin embargo, las diferencias y los problemas políticos al interior de los países, con una alta sensibilidad por parte de la población, falta de liderazgos y/o excesivos personalismos, dificultan el camino para establecer acciones consensuadas entre los países, sentando presentes adversos para una necesaria y rápida recuperación.
En la realidad descrita, destaca la falta de acción proactiva de países que en años anteriores lideran las políticas en transporte aéreo como Chile o Panamá que mantienen fuertes restricciones de viaje como cuarentenas a pasajeros que ingresan o extensión de cierre de fronteras. En contraposición, otros como Estados parecieran tomar liderazgos como Uruguay, Ecuador que gradualmente avanza hacia una mayor apertura o el Perú.
En Chile, el proceso de desconfinamiento anunciado por la administración de Sebastián Piñera retrasa la recuperación del transporte aéreo en el país. Las restricciones a los viajes se mantienen hasta el final sin que existan fechas específicas y si bien las fronteras se abrirán en la fase de apertura inicial, todas las personas que arriben al país deberán realizar cuarentenas obligatorias.
Fotografía portada – Paris Aeroport