Pese los costos que implica para el desarrollo económico del país, Panamá extiende por cuarta vez el cierre de fronteras manteniendo la suspensión de vuelos internacionales que rige desde marzo cuando se inicia la crisis. La decisión se toma por parte de la Autoridad Aeronáutica Civil (AAC) de Panamá bajo argumentos de salud pública ante del vencimiento de la tercera suspensión.
Con esta decisión, Panamá obliga a líneas aéreas locales e internacionales a mantener suspendidas todas sus operaciones, a excepción de los vuelos de repatriación, de carga, así como aquellas que transporten insumos y equipamiento médico para enfrentar la pandemia. Por la cantidad de operaciones y la dependencia de vuelos internacionales, Copa Airlines es la línea aérea más afectada al ver restringidas sus posibilidades de recuperación a corto plazo. Como ventaja, sus principales competidoras (como Avianca) se encuentran en igual situación.
Los argumentos para mantener el cierre de Panamá son los aumentos de contagios y fallecimientos en la población por COVID-19. Según los últimos datos exhibidos por el país, hasta la quincena de julio se registran un total de 51.408 casos confirmados de los cuales 26.520 corresponden a personas recuperadas. Los fallecidos alcanzan a las 1.038 personas. La nueva fecha para el establecimiento de los vuelos internacionales es el 23 de agosto, lo que representa desafíos significativos para el aeropuerto Tocumen y Copa Airlines, por ser los que realizan los mayores aportes a la economía.
De acuerdo con datos de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA), la aviación aporta a Panamá más de US$8,5 mil millones a la economía lo que representa un 14% del Producto Interno Bruto. Es considerado uno de los aportes más altos en América Latina demostrando la importancia que tiene el transporte aéreo en el desarrollo económico y social del país. Tanto Copa Airlines como varias líneas aéreas, especialmente de Europa y Norteamérica consideran a Panamá entre sus primeros destinos.
Considerando el liderazgo exhibido por Panamá en los últimos años, especialmente en lo que respecta a políticas públicas favorables basadas en el transporte aéreo como herramienta para propiciar el crecimiento económico del país, para la industria aérea la decisión del Gobierno panameño no se entiende, pese a que se reconoce la voluntad de velar por la salud de la población.
El caso de Panamá es comparado en ese sentido con Chile por el rol protagónico que tienen estos países, pero que en las actuales circunstancias parecieran no comprender el valor que representa la aviación como rol catalizador clave en la fase de recuperación. Lo anterior, tampoco se entiende tomando en cuenta los protocolos de salud desarrollados por IATA y el Consejo Internacional de Aeropuertos (ACI) que recogen las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y son validados por la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), organismo representante de los Gobiernos ante Naciones Unidas en materias de aviación.
En espera de una necesaria reactivación, las autoridades se comprometen a mantener en funcionamiento el aeropuerto de Tocumen como centro de conexión para el ingreso de la región, sin permitir el ingreso de viajeros. En esa actividad, se han puesto en práctica protocolos de bioseguridad que permiten a Panamá estar en condiciones de recuperar la conectividad aérea internacional en niveles superiores a cualquier otro país de América Latina y el Caribe.
Impacto para Copa Airlines
Copa Airlines tiene todas sus operaciones suspendidas desde el 22 de marzo. Inicialmente, la reanudación de sus vuelos estaba fijada para el 1º de junio, pero las prórrogas sucesivas de cierre de fronteras han complicado los planes. Actualmente, sus operaciones están reducidas únicamente a vuelos humanitarios y de repatriación.
Para la principal línea aérea panameña, el segundo trimestre 2020 (2Q2020) es uno de los más complejos de su historia dado que prácticamente percibirá el mínimo de ingresos, mientras se mantienen sus obligaciones contractuales y distintos compromisos. En el 1Q2020, la línea aérea reporta una ganancia neta de US$74,3 millones lo que supone una reducción de US$15,1 millones en comparación con el mismo periodo del año anterior. Se espera pérdidas más que significativas que junto a la falta de liquidez la colocan en un escenario altamente desafiante para los próximos meses.
Pese al fuerte impacto que representa la paralización total de sus vuelos regulares, Copa Airlines todavía no opta por los caminos de sus pares como Avianca, LATAM Airlines y Aeroméxico que se han acogido de manera voluntaria al Capítulo 11 de Ley de Quiebras de los Estados Unidos u otra medida de protección, incluyendo la solicitud de ayudas fiscales. Su estrategia es emitir bonos convertibles y gestionar distintos créditos enfrentar la situación actual e inmediatamente futura durante la recuperación donde se espera un alto gasto y bajos ingresos. Sin embargo, su estrategia puede ser puesta en duda cuando la paralización se extiende más allá del tiempo previsto.
En un escenario de recuperación, Copa Airlines espera aprovechar oportunidades de mercado para reforzar su modelo de negocios, especialmente al analizar posibles operaciones en rutas abandonadas por sus competidores más directos. Sin embargo, además de los desafíos que impone la recuperación de la industria debe hacer frente a un incremento de la competencia. Por consiguiente, no descarta revisar el tamaño de la empresa lo que puede incluir la desprogramación de aviones más antiguos y menos eficientes de todos los modelos que componen la flota.
Fotografía portada – Copa Airlines