Sin fechas definidas, la administración del Presidente Sebastián Piñera, da a conocer el programa de desconfinamiento que tendrá Chile en las próximas semanas luego de una disminución significativa de los contagios en las últimas semanas. Bajo el eslogan #PasoAPaso, se presenta una estrategia gradual para enfrentar la pandemia del COVID-19 según la situación sanitaria de cada zona en particular. El objetivo es definir un escenario de convivencia con el virus hasta que la llegada de una vacuna o tratamiento efectivo.
El plan del Gobierno no presenta novedad alguna respecto a lo que debiera ser una estrategia normal de salida o el ejemplo de otros países. Con cinco escenarios o pasos (como los define la autoridad) van desde la cuarentena, vigente actualmente en la mayoría del país, hasta la apertura avanzada, cada una con restricciones y obligaciones específicas. La autoridad señala que el avance o retroceso de un paso particular a u otro está sujeta a indicadores epidemiológicos, red asistencial y trazabilidad.
De acuerdo con lo dado a conocer por el Gobierno, el plan presenta sólo lineamientos generales para cada fase cuya aplicación puede variar según la zona del país. Desde su perspectiva, cada Región del país es distinta por lo que el plan Paso a Paso se adapta a cada condición en particular. Actualmente, Chile tiene 65 comunas en el Paso 1, es decir en “Cuarentena”, pero las Regiones de Aysén (Balmaceda) y Los Ríos (Valdivia) están en el Paso 4, correspondiente a la “Apertura Inicial”.
Como parte de las medidas adoptadas bajo el estado de Excepción Constitucional de Catástrofe, Chile dispone del cierre de fronteras terrestres y aéreas para ciudadanos no nacionales o que no posean residencia en el país, el resto puede seguir ingresando libremente al país. Sin embargo, todo ciudadano chileno o residente en Chile que ingresa al país debe realizar una cuarentena obligatoria por 14 días en su hotel, hogar o residencia sanitaria habilitada por el Gobierno. Los viajes nacionales están permitidos sólo por motivos laborales, asistencia a funerales de familiares cercanos o razones de salud. Cada uno de estos motivos deben ser acreditados en las aduanas sanitarias instaladas en cada aeropuerto.
Según el plan de desconfinamiento “Paso a Paso”, el Gobierno de Chile indica que las cuarentenas obligatorias a personas que ingresen a Chile desde algún país extranjero, así como los viajes nacionales sin ningún tipo de restricción se mantienen hasta nuevo aviso o a la implementación del Paso 5 de “Apertura Avanzada” que permite retomar actividades con restricciones sectoriales. El objetivo busca reducir al mínimo la movilidad de las personas.
Actualmente, ninguna ciudad chilena está en Paso 5. Por consiguiente, todos los pasajeros deben seguir limitados al momento de viajar, con excepción de quienes lo hagan en motivos o cumplan con los requisitos mencionados. Las que están más cerca de lograrlo como Balmaceda y Valdivia no poseen vuelos entre sí y menos enlaces internacionales. Considerando la alta concentración de los viajes aéreos domésticos e internacionales en Santiago, una reanudación del transporte aéreo tiene que esperar que la capital pase su “Apertura Avanzada” para ver un levantamiento de las restricciones a los viajes aéreos y del cierre de las fronteras.
De no existir medidas especiales por parte del Gobierno de Chile, el plan “Paso a Paso” retrasa la recuperación del transporte aéreo en el país y, con ello, la necesaria reactivación económica considerando el rol catalizador que posee la aviación. Cabe recordar que por cada empleo en la industria aérea se crean otros cuatro o cinco en otras industrias asociadas como el turismo, el comercio, la gastronomía, la hotelería, servicios subconcesionados en terminales aéreos, entre otras.
En ese sentido, queda poco claro el compromiso de la actual administración con sectores económicos del rubro turístico y la propia industria del transporte aéreo nacional, marginada de cualquier ayuda pública independiente si es económica o no. El plan presentado puede empeorar las ya deterioradas perspectivas de la aviación chilena para el presente año, lo que incluye también al propio Estado por el impacto que la medida afecta al modelo de concesiones de aeropuertos, claves como motor de recuperación y fuente de empleos.
Para la industria aérea, la imposición y mantención de medidas de cuarentena en los destinos aísla las economías y bloquea la recuperación, más allá de la reanudación del movimiento de pasajeros. Con enfoques unilaterales según cada país, también crea tratos desiguales y confusiones a las personas que limitan la decisión de viajar. Hoy, un 83% de viajeros considera no viajar si existen cuarentenas en el destino como ocurre en Chile. Según cifras de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA), los países con cuarentenas han disminuido en más de un 90% la llegada de personas, algo similar en los países que vetan la entrada de extranjeros.
“La reanudación de la economía de manera segura es una prioridad. Esta tarea incluye los viajes y el turismo. Las medidas de cuarentena pueden proporcionar seguridad a las personas, pero también proporcionarán muchos desempleados. La alternativa es reducir los riesgos mediante la puesta en marcha de una serie de medidas”, dice Alexandre De Juniac, director general y CEO de IATA.
IATA en conjunto con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Consejo Internacional de Aeropuertos (ACI) y la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), han elaborado la guía “Takeoff” (“Despegue”) con una serie de medidas para mitigar los contagios basado en un enfoque de capas. Al estar validada por OACI, la propuesta está reconocida por los Gobiernos por lo que existe una cierta incongruencia entre las medidas adoptadas a nivel multilateral macro con las que se adoptan a niveles internos.
“Las declaraciones de salud, los controles y las pruebas que proporcionan los gobiernos añaden niveles adicionales de seguridad. Y si alguien viaja estando infectado, podemos reducir el riesgo de transmisión con protocolos para evitar la propagación durante el viaje o en destino. Y un rastreo efectivo de contactos puede aislar a los que han estado expuestos en mayor riesgo y evitar, así, grandes interrupciones”, expone De Juniac.
La aviación desempeña un rol fundamental en la conectividad y desarrollo económico-social de los países. Los protocolos que aplican aeropuertos y líneas aéreas se realizan bajo conocimientos médicos y científicos avalados por organismos internacionales (OMS, por ejemplo) y permiten determinar acciones como la aviación puede funcionar con seguridad sanitaria.
Si bien Chile no suspende el transporte aéreo doméstico ni internacional (este último si altamente afectado por las restricciones impuestas por los países), la operación aérea está seriamente comprometida, además de estar amenazada por la falta de ayudas a la industria desde el Gobierno. Actualmente, más de 15.000 empleos directos están y otros 62.900 puestos de trabajo en distintos sectores están en riesgo de perderse, números que aumentan con la extensión de las restricciones. En los últimos meses, el país ve salida de cinco operadores aéreos, la pérdida de 21 rutas domésticas e internacionales y la destrucción de miles de puestos de trabajo.
“Si bien comprendemos que los Gobiernos se preocupan por la salud de sus ciudadanos, obstaculizar una industria esencial que ha desarrollado protocolos sólidos para garantizar que el transporte aéreo no se convierta en un vector de la propagación del COVID-19 no ayudará a la tan necesaria recuperación socioeconómica”, añade Peter Cerdá, vicepresidente de IATA para las Américas y el Caribe.
Fotografía portada – Simón Blaise