Como consecuencia directa la de crisis económica que impone la paralización del transporte aéreo por las restricciones unilaterales colocadas por los Gobiernos y la drástica caída de la demanda, las líneas aéreas en el mundo ven por primera vez una amenaza inminente a su continuidad. Más que un impacto financiero para las empresas, la salida de mercado de operadores representa la pérdida de millones de empleos en todo el mundo y la reducción de la conectividad.
En el caso de Chile, una estimación permite inferir que para este año el país pueda volver a lo que existía en la década de 1990 en enlaces aéreos. A fecha de hoy, LATAM, SKY o JetSMART visualizan que en condiciones actuales recién podrán reanudar al menos el 50% de toda su oferta, es decir vuelos dentro como fuera de Chile. Por consiguiente, el impacto local es aún más significativos. Otras firmas como Air France y KLM señalan que no antes de dos años podrán recuperar su oferta normal de vuelos diarios hacia Europa. A esto se agrega, la salida de operadores como una realidad cada vez más presente a medida que se extiende la crisis y la recuperación se ve condicionada.
A fecha de hoy, Chile ya registra la salida de cinco operadores aéreos de su mercado, incluyendo uno a nivel doméstico. Como consecuencia de las medidas de ajuste de las compañías aéreas, Avianca Perú, LATAM Argentina, Emirates y ONE Airlines, son las primeras que dejan de operar en el país. Si bien también se puede incluir a Alitalia, su situación no guarda relación con la crisis del COVID-19, sino por los problemas internos por los que atraviesa.
La salida de operadores tiene un impacto directo dos ámbitos: por un lado en la conectividad, por la pérdida de rutas, y en capacidad ofrecida por la reducción del número de asientos (ASK). En algunos casos, la reducción por ASK, pese a impactar en conectividad por las menores alternativas de viaje, no está asociado con la pérdida de rutas. Una compañía aérea puede seguir operando una ruta, pero con menos frecuencias o con un material de vuelo distinto con menor cantidad de asientos. Todos estos factores están presentes en Chile como en otros mercados.
A fecha de hoy, el mercado chileno registra la pérdida temporal o permanente de 21 rutas domésticas e internacionales. De ese total, 17 corresponden a LATAM cuando el 24 de junio informa la suspensión de 23 tramos domésticos e internacionales desde Chile, dos de GOL, uno a Emirates y uno a Alitalia.
Si bien algunas rutas pueden estar canceladas por la salida de un operador se espera que su espacio sea compensado por otra compañía. Eso ocurre con el tramo Santiago – Mendoza que LATAM lo tiene suspendido hasta nuevo aviso, pero que SKY lo tiene previsto retomar o las operaciones de ONE Airlines que son asumidas por el resto de las líneas aéreas. No obstante, se comienzan a ver pérdidas importantes como la eliminación de la conectividad como el tramo Santiago – Río de Janeiro (GIG) y Santiago – Quito.
La reducción en conectividad impacta en Santiago y especialmente en regiones, las que en el último tiempo habían visto un mejoramiento significativo de su oferta aérea como consecuencia de la expansión de las líneas aéreas a través de sus hubs o por vuelos punto a punto. Desde regiones, se pierden los vuelos Lima – Calama, Isla de Pascua – Papeete e Iquique – Salta.
Si bien los ajustes realizados por las respectivas compañías ante la falta de liquidez es el principal factor que explica la reducción y/o pérdida de conectividad en Chile, también están presentes variables como la extensión de las restricciones gubernamentales para los viajes internacionales que con la imposición de cuarentenas y prohibiciones de ingresos crean barreras para la recuperación del transporte aéreo, y la falta de ayudas transversales de parte de los Gobiernos, especialmente en el caso chileno, cuyas líneas aéreas nacionales no han visto una respuesta efectiva de parte del Estado.
A corto plazo o mediano plazo, se espera que la conectividad aérea de Chile se concentre desde Santiago con las grandes capitales o ciudades del extranjero, tal como se venía dando hasta hace unos cinco años. Las rutas secundarias dentro de Sudamérica, sin duda, son las más afectadas considerando la pérdida de varios enlaces aéreos con el interior de Argentina y Brasil, pero también cobra relevancia el retroceso en enlaces internacionales de larga distancia. Así, destaca la pérdida de la conectividad directa con Dubái, los vuelos sin escalas con Melbourne o la demora de la recuperación del enlace con Sydney.
La aparición de nuevos actores representados por compañías aéreas de bajo costo (LCC/ULCC, por sus siglas en inglés) respaldadas por grandes conglomerados como es el caso de Indigo Partners, por ejemplo, o el desarrollo de los hubs en la región (como Lima o Sao Paulo) pueden ser mecanismos para compensar en los próximos años la contracción. Las últimas proyecciones de la industria aérea consideran una recuperación más lenta de la demanda en comparación a lo previsto en meses anteriores. Los vuelos internacionales de larga distancia serán los últimos en recuperarse, mientras que en términos de tráfico los viajes del tipo V.F.R. (Visit Friends & Relatives) serán los primeros en materializarse, seguidos del tráfico turístico y los vuelos corporativos.
Fotografía portada – Ricardo Delpiano