Alrededor de 33% de los pasajeros evitarán viajar para reducir el riesgo de contagio por COVID-19

Mientras las líneas aéreas intentan recuperar gradualmente sus operaciones a medida que se levantan las restricciones en los distintos países, la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) asegura que un 33% de los viajeros evitarán viajar en avión en un futuro próximo como medida por reducir el riesgo de contagio por COVID-19. La percepción confirma la lenta recuperación de la demanda para los próximos años y refuerza la necesidad de establecer confianzas, especialmente a la seguridad que representa viajar en avión.

Según un estudio de opinión de IATA, un 58% de los pasajeros encuestados en el mundo han evitado los viajes aéreos a la fecha como parte de un cambio de sus actividades para disminuir las probabilidades de contraer el COVID-19. Como parte de los cambios, la mayoría asegura adoptar medidas preventivas personales como mejor forma para reducir riesgos. Un 77% asegura que se lava las manos con más frecuencias, un 71% evita las reuniones grandes y un 67% usa mascarillas en público.

IATA advierte preocupaciones en dos ambientes claves para los pasajeros: el aeropuerto y a bordo del avión. En el aeropuerto, un 59% teme contagiarse al momento de usar buses o trenes entre el terminal y los aviones, mientras un 42% considera como riesgo las filas de espera para pasar los controles de seguridad y un 38% teme contagiarse al momento de usar los baños. En los aviones, las preocupaciones están relacionadas en un 65% con el temor de viajar con alguien contagiado, seguido en un 42% al momento de usar los baños del avión y 37% por temor de contagiarse a través del aire.

Las opiniones representan importantes desafíos a corto plazo. Para los aeropuertos, enfatizar las medidas de higiene en todos los espacios públicos y la necesidad de información para salvaguardar la distancia física en procesos críticos como el check-in, filtros de seguridad, policía internacional y aduana, entre otros. Para las líneas aéreas, toma relevancia la importancia de comunicar mejor las medidas de seguridad sanitaria adoptadas y el equipamiento a bordo de que existen para mitigar el riesgo.

Volar es seguro. Con medidas adicionales de limpieza en aeropuertos y aviones, más los controles preventivos acordados con los Gobiernos, según los lineamientos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y la disposición de filtros HEPA (High Efficiency Particulate Air) en los aviones que renuevan el aire cada tres minutos filtrando el 99,995% de bacterias y virus, los riesgos de contagio en los viajes aéreos son bajos.

Los filtros HEPA eliminan las partículas más pequeñas en el rango de 0,1 a 0,3 micrones. En el caso del virus COVID-19, al ser expulsado desde un pasajero contagiado e impregnarse en cualquier superficie es absorbido por el sistema de aire para ser filtrado. Por consiguiente, el distanciamiento físico no es necesario. Para reducir aún más la posibilidad de riesgo y hasta que no se encuentre una vacuna o tratamiento adecuado al COVID-19, las aerolíneas obligan a sus pasajeros a usar mascarillas (barbijos) durante todo el vuelo a fin de evitar que cualquier partícula emana de las personas por la boca o la nariz.

Fuente: Airbus

Un caso España a principios de junio es señalado como el “más claro ejemplo” de la afirmación anterior. El vuelo de Iberia IB3856 de Madrid a Lanzarote fue alertado de que a bordo se encontraba un pasajero cuya prueba PCR había dado positivo para COVID-19. Con la adecuada coordinación entre la línea aérea, la Guardia Civil, el personal del aeropuerto y las autoridades de Salud, se activan los controles preventivos, se determina la trazabilidad del contagio aplicándose test PCR a todos los pasajeros y tripulantes, sin que ninguno diera positivo en la enfermedad.

No hay evidencia científica de que los aviones sean foco de contagio. A pesar de que la opinión pública suele identificar a este medio de transporte como un potencial riesgo, no existen pruebas de ello. Los contagios se dan fuera del avión con pasajeros que portan la enfermedad desde antes o se contagian en otras zonas de alta densidad como el metro, trenes, buses o en la propia calle.

Con el fin de mantener la seguridad sanitaria de los viajes aéreos, los pasajeros destacan medidas preventivas como el control de temperatura (43%), uso de mascarillas (42%), check-in electrónico (40%) y las tomas de pruebas para detectar el COVID-19 antes de viajar (39%). También tiene relevancia, aunque con menor importancia que las medidas anteriormente descritas, la desinfección del asiento en aeropuertos y aviones.

“Claramente, la gente está preocupada por el COVID-19 cuando viaja, pero también se tranquilizan con las medidas prácticas introducidas por los Gobiernos y la industria bajo la guía de “Take off” (“Despegue”) desarrollada por la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI)”, comenta Alexandre De Juniac, director general y CEO de IATA. “Estamos en el camino correcto para restaurar la confianza en los viajes, pero llevará tiempo. Para tener el máximo efecto, es fundamental que los Gobiernos implementen estas medidas a nivel mundial”.

IATA insiste en la adopción de un enfoque de capas para disminuir los riesgos de contagio y garantizar a los pasajeros, para lo cual es fundamental la cooperación con los Gobiernos. A nivel interno, reconoce desafíos en mejorar la comunicación en lo que respecta a la sensación del ambiente en cabina y el distanciamiento físico en los aeropuertos.

Resaltando la capacidad de resiliencia de la industria aérea, la mayoría de los pasajeros encuestados aseguran que volverán a viajar, percepción que aumenta a medida que avanza el desconfinamiento y se conocen distintas medidas preventivas. Las principales tendencias de recuperación de la demanda están relacionadas con viajes del tipo V.F.R. (Visit Friends & Relatives), seguida de los vuelos de placer para vacaciones y finalmente por los negocios. Sin embargo, se infiere que estas tendencias pueden cambiar dependiendo de las condiciones imperantes en los países o la aparición de una vacuna o tratamiento efectivo. Independiente de lo mencionado, todos los viajes se darían principalmente en un periodo post pandemia.

“Esta crisis podría tener una sombra muy larga. Los pasajeros nos dicen que llevará tiempo antes de que vuelvan a sus viejos hábitos de viaje. Muchas aerolíneas no planean que la demanda regrese a los niveles de 2019 hasta 2023 o 2024”, expresa De Juniac. El director general de IATA señala que es fundamental que los Gobiernos estén comprometidos al abordar la pandemia con un enfoque colaborativo preventivo, levanten las restricciones, especialmente la pandemia y proporcionan ayudas a un sector fundamental para la reactivación económica de los países.

Fotografía portada – Simón Blaise

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