“No tenemos nada”, es el primer comentario de Peter Cerdá, vicepresidente de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) al ser consultado sobre los avances en las conversaciones para que el Gobierno de Chile proporcione ayudas económicas a la industria aérea. A pesar de una muy ligera aproximación con excesivo foco en LATAM por parte del Ministerio de Hacienda, el país sudamericano mantiene en incertidumbre cualquier tipo de ayuda a la aviación, pese a reconocer su rol estratégico en la conectividad y la economía.
Los escasos o nulos avances preocupan para la industria aérea, especialmente después de que se conocen un impacto más profundo de la crisis que impone el COVID-19 en los países de América Latina, la incapacidad de los Gobiernos y su población para contener el brote y la falta de ayudas económicas para asegurar la continuidad de las compañías aéreas y aeropuertos. Cabe recordar que la crisis que enfrentan las líneas aéreas y los aeropuertos son determinadas por las restricciones de viaje impuestas por las autoridades, mismas que se extienden por más de tres meses en Chile y la región sin obtener avances significativos.
“Estamos trabajando con ellos sobre los protocolos para la reactivación de los vuelos, pero por el momento paquetes financieros u otros apoyos como en cobros aeroportuarios estamos pendientes tanto por el aeropuerto como por la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC)”, añade Cerdá.
Hasta ahora, la única aproximación realizada por la administración de Sebastián Piñera es una posible definición de criterios para propiciar un eventual programa de apoyo a empresas. Entre los criterios está su rol estratégico para el país, su viabilidad en términos económicos y financieros, y su rol importante en la cadena de valor de abastecimiento, incluyendo su aporte a clientes y proveedores que no pueden ser reemplazados rápidamente por otras por la importancia de factores como economías de escala, ámbito o redes.
Sin embargo, la propuesta recibe críticas o cuestionamientos por estar enfocada principalmente en LATAM sin que existe claridad de apoyos para las otras líneas aéreas que operan en Chile, el modelo adoptado por Alemania para rescatar a Lufthansa y por su falta de claridad. Al momento de decretar su cierre, el directorio de ONE Airlines dedica una mención especial a la falta de acceso a las medidas de apoyo a las empresas desde el Gobierno. “Es lamentable, asimismo, que se nos ha negado el acceso a medidas de apoyo a empresas, mientras a para las grandes aerolíneas se han anunciado distintas opciones de ayuda del Estado”, sentencia Claudio Fischer, presidente de la ahora desaparecida línea aérea chárter.
Desde la industria de la aviación enfatizan que cualquier ayuda gubernamental debe ser transversal para todos los actores del mercado. Entre los criterios que deben ser considerados son la transparencia y la igualdad para todos los operadores, sin existir cualquier tipo de favoritismos.
IATA hace un llamado a los Gobiernos de América Latina y el Caribe a actuar ante la extensión de la crisis en el tiempo que amenaza la continuidad de numerosas empresas aéreas y con ello la conectividad de los países. Menciona el cierre de la filial de Avianca en el Perú, la liquidación de TAME, el cese de operaciones de LATAM Argentina y los procesos de Capítulo 11 de Avianca y LATAM.
“Estamos viendo que más líneas aéreas están saliendo o están cerrando sus operaciones de manera permanente”, añade Cerdá. “Es importante que los Gobiernos entiendan la importancia de implementar los protocolos ya disponibles, empiecen a reactivar los vuelos regulares…, y entreguen el apoyo financiero que se necesita. El transporte aéreo juega un eje fundamental en el desarrollo económico y social de los países”.
La Asociación que representa a 290 líneas aéreas del mundo responsables del 82% del tráfico aéreo de pasajeros a nivel global profundiza el impacto de la crisis por COVID-19 en Chile. Si hasta abril consideraba una pérdida de ingresos del sector de US$2,2 mil millones, ahora profundiza la pérdida de ingresos hasta los US$ 2,4 mil millones que representa una caída de 53% respecto a 2019.
Como consecuencia, la previsión para Chile muestra una pérdida de 15.000 empleos directos en comparación con los 13.700 que se consideraban en abril. En lo que respecta en puestos de trabajos indirectos, el impacto es significativamente mayor dado que están en riesgo más de 62.000 empleos en distintas industrias dependientes de la aviación lo que incluye numerosas pequeñas y medianas empresas (PYMES), especialmente en regiones.
“América Latina, por el tamaño de la región y la dificultad de las comunicaciones por tierra, el transporte aéreo desempeña un rol fundamental para el transporte de pasajeros, suministros, mercancías, alimentación que son tan necesarios para las poblaciones”, puntualiza el vicepresidente de IATA para las Américas.
En los tres últimos meses, Chile acumula una caída de alrededor 95% del transporte aéreo de pasajeros. Los vuelos internacionales son los más afectados por el cierre de fronteras y la imposición de cuarentenas decretadas unilateralmente por los Gobiernos. Si bien los vuelos nacionales se mantienen, todas las compañías aéreas operan número limitados de vuelos a selectas ciudades con frecuencias reducidas.
Fotografía portada - Santiago Díaz