IATA prevé que el tráfico de pasajeros de este año retroceda a niveles de 2006

Con el tráfico aéreo de pasajeros y parte de carga detenido, sin duda 2020 ya es el peor año de la historia del transporte aéreo. Aún cuando quedan seis peses para que termine, la emergencia sanitaria, las decisiones drásticas, unilaterales, sin enfoque global, descoordinadas e incluso tardías de parte de los Gobiernos, las millonarias pérdidas de líneas aéreas, proveedores, fabricantes, agencias de viajes y la pérdida de puestos de empleo, sin una adecuada atención amenazan a la aviación con serias consecuencias para las economías y desarrollo social para los países.

“Financieramente, 2020 será el peor año de la aviación”, sentencia Alexandre De Juniac, director y CEO de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) al conocer un nuevo pronóstico financiero. “En promedio, cada día del año sumará US$230 millones a las pérdidas de esta industria”.

En sus perspectivas financieras, IATA indica que en 2020 las líneas aéreas esperan pérdidas por US$84 mil millones con un margen de beneficio neto de -20,1%. Casi sin la posibilidad de transportar pasajeros u otras alternativas de comercio, los ingresos prevén un descenso de 50%, es decir US$419 mil millones frente a los US$838 mil millones. Si bien 2021, todavía asoma una mejor perspectiva por la reactivación gradual de las economías en el hemisferio Norte, se espera una reducción de las pérdidas a US$15,8 mil millones con un aumento de ingresos a US$598 mil millones.

“Según una estimación de 2.200 millones de pasajeros para este año, las aerolíneas perderán US$37,54 por pasajeros”, agrega De Juniac. Ante la falta de oportunidades para operar y considerando que la paralización del transporte aéreo viene unilateralmente desde los Gobiernos, son estos quienes tienen los mecanismos para mantener la continuidad del sector. “Es por eso por lo que el alivio financiero del Gobierno fue y sigue siendo crucial a medidas que las líneas aéreas queman el efectivo”.

En este pronóstico, IATA no considera una “segunda ola” más dañina de COVID-19. A pesar de los brotes específicos que aparecen en algunos países, pareciera que estos no logran registrar un impacto a medida que los Gobiernos toman medidas adecuadas para evitar una nueva expansión de la enfermedad. Como elemento clave para los próximos meses, se insiste en la recuperación mediante la implementación de medidas acordadas a través de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) para mantener seguros a los pasajeros y las tripulaciones. También pone énfasis en el rol de las autoridades en la trazabilidad. Ambos elementos deben permitir la apertura de las fronteras.

“Hacer que las personas vuelvan a volar de manera segura será un poderoso impulso económico”, sentencia el director general de IATA, al mencionar que el 10% del PIB mundial proviene del turismo y gran parte de esa actividad es determinada por el transporte aéreo. Adicionalmente, se agrega el efector catalizador de la aviación en la economía, considerando que un empleo en el sector aéreo genera cuatro a cinco puestos de trabajo en otros sectores.

Abrir las fronteras es clave para recuperar la actividad económica y el transporte aéreo. Gran parte de la aviación fue detenida por las restricciones que los Gobiernos toman sin evidencia científica y de manera drástica para intentar contar la propagación del virus. Hasta el momento, abril es el mes más adverso cuando los viajes por avión caen en un 95% en comparación a los niveles 2019.

Con los términos de los desconfinamientos en Asia y Europa, más un aumento de la demanda en los Estados Unidos, IATA ve que hay indicios que el tráfico aéreo “mejora lentamente”. Sin embargo, se espera que los niveles de ingresos por pasajero (RPK, por sus siglas en inglés) caigan en un 57,5% respecto al año anterior. Se estima que el número de pasajeros transportados se reducirá a 2,25 mil millones, es decir, aproximadamente a los niveles de 2006. La oferta (ASK) prevé una disminución del 40,4%.

Los ingresos de pasajeros prevén una caída de US$241 mil millones por debajo de los US$612 mil millones del año pasado. Los ingresos caen a un más rápido que la demanda, esto porque las líneas aéreas van a realizar cualquier esfuerzo para impulsar nuevamente el transporte aéreo. La estimulación a través del precio será determinante para atraer a los pasajeros. En promedio, los factores de ocupación para 2020 se fijan en 62,7% en comparación con los 82,5% alcanzado en 2019.

IATA advierte que los costos no están cayendo tan rápido como la demanda. Las líneas aéreas estiman gastos totales por US$517 mil millones, apenas 34,9% menos que los niveles 2019, mientras que los ingresos caen en promedio en 50,0%. La paralización de las flotas y la menor utilización de asientos como resultado de restricciones y reducciones de capacidad contribuyen a un aumento de costos.

La caída del precio del combustible será un aporte a las decaídas finanzas de la industria aérea, pero por ningún momento representan una ayuda efectiva para sortear la crisis. El pronóstico medio para este año está fijado en US$36,8 por barril en comparación con los US$77,0 de 2019. Se espera que el combustible representa el 15,0% de los costos de las líneas aéreas.

A pesar de que la carga aérea tiene una mayor visualización en los últimos meses, se espera que el volumen de mercancías transportadas en avión caiga en 10,3 millones toneladas para situarse en 51 millones de toneladas. Como la carga se mueve mayoritariamente en los bellies de los aviones de pasajeros, la reducción de capacidad contribuye a mejorar los factores de ocupación de las bodegas en un 30%.

IATA estima que los ingresos de carga podrían alcanzar a un récord cercano a los US$110,8 mil millones en comparación con los US$102,4 millones. Lo anterior, se traduce en un aporte en un 26% a los ingresos, pero en ningún caso logran compensar las pérdidas ni son suficientes para atender la crisis.

Fotografía portada - Simón Blaise

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