Con una caída del 93% del tráfico aéreo, los países de América Latina experimentan un escenario altamente complejo que no sólo amenazan la continuidad de las líneas aéreas de la región, miles de empleos, sino que también limita la conectividad y la cadena de abastecimiento. Latinoamérica es la segunda región del mundo con una mayor caída del transporte aéreo, siendo superado sólo por África.
En su última revisión del escenario COVID-19, la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) señala que el tráfico aéreo mundial experimenta una caída del 81% con algunos mercados intentando reanudar gradualmente las operaciones a medida que se levantan las restricciones. África es el mercado que reporta una caída mayor con un 94%, seguido de América Latina y el Caribe junto a Europa con un 93%, el Medio Oriente con un 87%, Norteamérica con un 76% y Asia-Pacífico con un 72%.
En la situación por país de la región, México es el único país que no impone restricciones a los viajes internacionales permitiendo que las líneas aéreas puedan mantener -aunque con frecuencias muy reducidas, servicios esenciales. En la gran mayoría de los países, los Gobiernos continúan extendiendo el cierre de fronteras más allá de mayo dificultando la reanudación de los vuelos y con ello amenazando los empleos y la cadena de abastecimiento.
El caso más extremo es el de Argentina que tiene cerradas sus fronteras y prohíbe la comercialización de pasajes hasta el 1º de septiembre. La medida ampliamente criticada y cuestionada por distintos sectores, por ser innecesaria además suponer posibles intereses políticos. Otro caso, importante es el de las islas Caimán, aunque por su importancia en la región no es tan significativa dado que sus enlaces se limitan más a países del Caribe y Norteamérica (Estados Unidos y Canadá).
Debido a las restricciones de viaje que imponen unilateralmente los Gobiernos, Brasil, Chile y México, son los únicos países de la región los que mantienen vuelos domésticos. Con la extensión de las medidas a medida que se expande el COVID-19 drásticamente por los países, se visualiza un escenario altamente incierto para la industria y la economía de los países, presiones adicionales para las autoridades ya que enfrentan el desafío de atender una crisis social, especialmente en aquellos que presentan alto grado de activismo político.
En Chile, cifras del Ministerio de Obras Públicas (MOP) muestran que el tráfico aéreo se ha reducido a un mínimo histórico de 9%. Cristóbal Leturia, subsecretario del MOP, indica que “estamos en el nivel mínimo del tránsito aéreo. Por ejemplo, en el Aeropuerto Arturo Merino Benítez sólo se está realizando el 6% de los vuelos, mientras en Coyhaique sólo hay un vuelo a la semana”.
En el aeropuerto Arturo Merino Benítez de Santiago, se realizan en abril sólo 769 vuelos en comparación con las 13.592 operaciones aéreas mensuales. La cifra se representa un 6% del tráfico aéreo normal, la que se mantendrá en mayo.
En regiones, los aeródromos sin vuelos por disposición de la autoridad sanitaria son Mocopolli de Castro y Cañal Bajo de Osorno, mientras que Mataveri en Hanga Roa (Isla de Pascua), sólo está disponible para vuelos de carga, además de algunos vuelos especiales para personas que regresan a sus hogares. Los aeródromos de Desierto de Atacama de Copiapó y Pichoy de Valdivia, están sin vuelos por decisión de las líneas aéreas, mientras que los que reportan las caídas más significativas son Chacalluta de Arica, La Araucanía de Temuco y alrededores, y Balmaceda.
Por compañías aéreas, LATAM opera a un mínimo de un 5% conectando Santiago con Arica, Iquique, Calama, Antofagasta, Concepción, Puerto Montt, Balmaceda y Punta Arenas. JetSMART funciona a un 15% de su capacidad. Desde Santiago vuela a Arica, Iquique, Antofagasta, Calama, Concepción, La Serena, Temuco y Puerto Montt; desde Concepción a Antofagasta, Calama, Iquique y desde Antofagasta a La Serena y desde esta ciudad a Calama e Iquique. Aerovías DAP opera sólo a Balmaceda dado que sus vuelos regulares a Puerto Williams y Porvenir se encuentran suspendidos hasta previo aviso. ONE Airlines mantiene sus servicios chárter específicos.
Desde la industria aérea, insisten que los Gobiernos deben entregar con urgencia ayudas al transporte aéreo para sortear a la crisis ante la falta de ingresos por una situación externa propiciada por decisiones político-sanitarias que limita la liquidez. No se trata de un rescate a empresas, las medidas de apoyo deben ser entendidas como rescate a la economía. A fecha de hoy, Brasil y Colombia son los únicos países que destacan en la región por comprometer ayudas. En el Perú también una mesa de trabajo busca avanzar en la materia.
En Chile, IATA dice que en las últimas semanas ha habido un cambio muy positivo. “El Gobierno chileno está trabajando con la industria. Esta semana nos reunimos para empezar a preparar la reactivación de las operaciones”, dice Peter Cerdá, vicepresidente de IATA para las Américas. “Han estado muy abierto a las recomendaciones que la industria está dando”. El directivo agradece la valoración que sectores oficiales como de oposición han dado al transporte aéreo por la importancia que tiene en el bienestar social del país. “Es uno de los pocos países de la región, en los que hemos visto que partidos de oposición como de oficialismo están trabajando conjuntamente en una crisis como esta. Estamos progresando”.
Fotografía portada - Simón Blaise