Tras años de resultados adversos, el impacto de la crisis del COVID-19 está significando una lápida para las operaciones de South African Airways. Con todas sus rutas detenidas por la pandemia, la compañía está evaluando despedir a todo su personal, luego de fracasar en su intento con el gobierno de su país para un aporte financiero.
Los 86 años del emblema de la aviación africana están seriamente amenazados. La línea aérea posee alrededor de 4.700 trabajadores a quienes les ofrece un acuerdo de indemnización por su desvinculación, esto ante el escenario más probable de cierre de la empresa. La compensación entregada podría ser el trabajo de una semana por cada año de servicio, lo que puede ser insuficiente y genere rechazo entre los gremios, dado que el panorama actual es poco auspicioso para que se produzca una reintegración del personal en otras compañías aéreas.
Hoy South African Airways está prácticamente cerrada. Con sus servicios de pasajeros paralizados, sus últimas operaciones han sido algunos vuelos de carga hacia Europa y Sudamérica (Brasil) en sus aviones de pasajeros con la modalidad de seat container. En un intento para hacer caja y pagar a los acreedores, está considerando la venta de activos entre los que están flota, slots en aeropuertos, además de los vuelos de carga específicos. Un cierre definitivo, quiebra y adquisición por otra compañía que asume sus operaciones, compra por un tercero, fusiones, entre otras, son alternativas que tampoco pueden ser descartadas.
Como Aerolíneas Argentinas, Alitalia y otras compañías públicas, South African Airways viene operando a pérdida y su funcionamiento depende de los aportes del Estado. Con la crisis del COVID-19, el gobierno actual sudafricano asegura no estar en condiciones para dar un nuevo aporte a la línea aérea y atender las necesidades de la población.
Como muchas compañías estatales, los aportes y su administración no han dejado de estar sometidas a cuestionamientos públicos. Entre estos están los malos manejos financieros, denuncias de corrupción, rol del transportista o el debate de la conveniencia de que el Estado sostenga una empresa aérea cuando puede ser una actividad que la puede realizar un privado con mejores resultados. Estos cuestionamientos no son menores y cobran importancia a nivel mundial cuando surgen voces de que ante la crisis aeronáutica la opción de estatizar es “la más viable”.
Sudáfrica no posee grandes líneas aéreas de similares características que South African Airways, más bien pequeñas empresas encargadas de realizar vuelos domésticos y regionales, chárters o carga, pero sin grandes perspectivas de crecimiento. Destacan Airlink (SA Airlink), Comair, Flysafair, Kulula, Mango (filial de South African Airways), entre otras. Ninguna muestra intenciones de tomar el mando de la principal aerolínea del país. Desde el exterior, tampoco hay interesados.
Con el cierre de South African Airways, la conectividad aérea de Sudáfrica quedará prácticamente dependiente de líneas aéreas internacionales como Air France, British Airways, Egyptair, Emirates, Ethiopian, Iberia, Kenya Airways, Lufthansa, Qantas, Qatar Airways o TAAG Angola Airlines, las que enlazan al país con el resto del mundo. De mantenerse la ruta hacia el futuro, LATAM también será parte de ese grupo al mantener la conectividad de Sudáfrica con Sudamérica.
La Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) estima que la crisis puede en tener un impacto en Sudáfrica en 10,7 millones de pasajeros y pérdidas de ingresos por US$2,29 mil millones. Este escenario considera que están en riesgo 186.850 empleos y US$3,8 mil millones en contribuciones a la economía del país. Como en otras regiones del mundo, insta a los Gobiernos africanos y del Medio Oriente a tomar partido por el transporte aéreo y proveer distintos mecanismos de ayuda a las líneas aéreas.
Fotografía portada - Airbus