En medio de la mayor crisis de la industria aérea, las noticias siguen no siendo favorables para Boeing. Durante el programa de revisión, los investigadores del fabricante estadounidenses han descubiertos dos nuevas fallas en el software en el B737 MAX avión que cumple ya un año de su paralización por razones de seguridad.
Según publica Bloomberg (07/04/2020), el incidente guarda relación con problemas en el computador asociado al control de vuelo del avión. No obstante, para Boeing no afecta el programa de recertificación actualmente curso por lo que no comprometería el retorno al servicio comercial. Uno de los defectos encontrados está relacionado con “fallas hipotéticas” en uno de los microprocesadores que puede implicar cambios la altitud del avión durante el vuelo. El otro error es una eventual desconexión del piloto automático en la fase crítica del descenso y aproximación.
De acuerdo con Boeing, estas fallas no están relacionadas entre sí y no se han observado durante los vuelos. Agrega que las correcciones reducirán cualquier posibilidad de que dichos problemas ocurran y se podrán efectuar en un corto plazo. En ese sentido, el fabricante insiste que el B737 MAX debiera volver a los cielos a mediados de este año.
La Administración Federal de Aviación de los Estados Unidos (FAA) asegura que el programa de recertificación sigue “en curso”, aunque indica que Boeing todavía no entrega todos los cambios que se están efectuando. Pese a ello, reafirman que el avión pronto recuperará su certificación. Por ahora, si declaran que uno de los vuelos de ensayos claves para este propósito planeado para abril se ha pospuesto para mayo por razones asociadas a la contingencia sanitaria asociada al COVID-19.
Con la desprogramación masiva de aeronaves más antiguas y menos eficientes ante la crisis de la aviación, las líneas aéreas consideran fundamental contar con equipos de nueva generación para reducir los costos por concepto consumo de combustible y reemplazar la capacidad que se perderá durante el segundo y tercer trimestre como consecuencia de las restricciones unilaterales impuestas por los Gobiernos y el drástico descenso de la demanda. American Airlines es, por ejemplo, una de las compañías que considera al B737 MAX como un equipo esencial para reemplazar a los 76 B737-800 que ya están desprogramados.
Sin embargo, la crisis también advierte riesgos ante posibles cancelaciones de pedidos o reprogramación de las entregas. En ese sentido, Air Canada cancela en marzo 11 pedidos del B737 MAX 8 y recientemente, la empresa irlandesa de leasing Avolon deja sin efecto la orden por 75 aviones más la postergación de entregas al 2024 por otros 14 bajo el argumento de que varios de sus clientes ya sugieren reducir el nivel de compromisos o atrasar entregas.
Actualmente, la producción del B737 MAX está detenida luego de que el directorio de Boeing aprobara en diciembre 2019 que desde 1º de enero de 2020 no se fabriquen más aviones hasta que no se consiga la nueva certificación. La decisión se fundamenta en la necesidad de priorizar los esfuerzos para devolver de manera segura al avión, aunque en su momento se interpreta como un reflejo de la incertidumbre que existe en torno al programa o ante la incapacidad de almacenar más aparatos de los construidos a la fecha.
Al cierre de 2019, alrededor de 400 B737 MAX de los modelos 8 y 9 se encontraban construidos y estacionados en distintas partes de la fábrica de Renton, incluso en lugares insólitos como los aparcaderos de automóviles debido a la falta de espacio en la plataforma. Durante el año pasado Boeing mantenía una producción de 42 aviones de este modelo por mes con la esperanza de recuperar los permisos lo que finalmente no se concreta.
Desde enero hasta ahora, la paralización de la producción del B737 MAX favorece a que los distintos proveedores normalicen las entregas de componentes para recuperar así, los ritmos de producción que venían afectados. Ante esto, Boeing reafirma que podrá cumplir sus nuevas metas luego.