Como consecuencia de las restricciones unilaterales impuestas por los Gobiernos, las líneas aéreas chilenas registrarán pérdidas en ingresos por alrededor US$1.849 millones para este año, según la última estimación de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA). El impacto es fuerte, pero en términos comparativos con otros países de la región, las compañías chilenas están en el quinto lugar después de las firmas brasileras, mexicanas, argentinas y colombianas.
Pese a estar menos expuesta que otras zonas del mundo, las consecuencias de la crisis del COVID-19 se sentirán con fuerza en América Latina, no sólo en lo que respecta a pérdidas económicas para las compañías aéreas, sino que en empleos y aportes a las economías de los países. En Chile, la caída en los ingresos en 40% en comparación con 2019 pone en riesgo a 11.474 puestos de trabajo directos, cifra que se eleva a 47.219 si se consideran los empleos que dependen indirectamente del normal funcionamiento del transporte aéreo.
En Brasil, las pérdidas pueden llegar a US$7.734 millones, seguida de México con cifras negativas por US$5.291 millones, Argentina con US$2.431 millones y Colombia con US$1.851 millones de pérdidas. Más atrás está Panamá con pérdidas de US$681 millones atribuibles prácticamente a una compañía. En términos de empleos, la posibilidad de pérdidas de fuentes de trabajo alcanza a 224.024 en estos países. Destaca las mayores afecciones que sufrirá México en comparación con Brasil tanto en empleos directos como indirectos. De acuerdo con los datos entregados los empleos mexicanos derivados directamente de la aviación comprometidos serían alrededor de 96.609, mientras que los puestos brasileros alcanzarían a 61.508.
“El impacto será muy grande para cada país”, advierte Peter Cerdá, vicepresidente de IATA para las Américas. En conversación, añade que el cierre de las fronteras en muchos países de la región está teniendo un gran impacto en la conectividad muy rápido, especialmente entre Sudamérica y Europa, así como Norteamérica, además de pérdidas de enlaces aéreos dentro de la región. Con las fronteras cerradas y las restricciones para operar, la paralización de flotas –y las afecciones en capacidad- alcanzan al de otras aerolíneas en el mundo lo que compromete la rentabilidad, por la inexistencia de ingresos, y dificulta también el pago de las nóminas de los trabajadores.
Las líneas aéreas miembros de IATA que representan al 82% del tráfico aéreo mundial estiman un impacto en los ingresos por US$252 mil millones para 2020, lo que representa una caída de 44% respecto a 2019. El impacto en América Latina y el Caribe está estimado en aproximadamente US$15 mil millones. Ambas proyecciones consideran un escenario relativamente optimista con tres meses de restricciones seguido de una gradual recuperación económica.
“En esta región, la conectividad aérea es esencial”, puntualiza el directivo regional. El riesgo está en los 7,2 millones de empleos y las 4,1 millones de toneladas de carga, además de la conectividad a 385 ciudades dentro de la región. “La aviación juega un rol crítico para asegurar que las flores de Colombia y Ecuador lleguen a Ámsterdam, ayuda a las compañías pesqueras en Chile para que trasladen sus productos a través del mundo, lo mismo para los alimentos de Argentina, Uruguay y Brasil. Además, es fundamental para el bienestar de la sociedad y de los negocios locales”.
En medio de la crisis, IATA insiste en que será necesario contar con la ayuda de los Gobiernos para salir adelante. Para ello, propone múltiples fórmulas que pueden ser abordadas por cada país dependiendo de sus realidades. Entre las señaladas están apoyos financiero directo a los operadores, préstamos, garantías y apoyo de mercado de bonos corporativos, y/o una desgravación fiscal o descuentos en los impuestos.
Consultado respecto a fórmulas políticas para rescatar a líneas aéreas como la posibilidad de que los Estados adquieran participación, IATA no descarta. Sin embargo, advierte que de producirse una ayuda de estas características se deben realizar a todos los operadores por igual. “Cualquier tipo de apoyo que den los Gobiernos son muy bienvenidos, pero tienen que ser transparentes y en igualdad para todas las compañías aéreas. No puede haber favoritismos hacia una compañía por sobre otra. Lo que se pide es el apoyo hacia la industria, no hacia una empresa”, puntualiza Cerdá.
Con las líneas aéreas apoyando la repatriación de personas y transportando insumos médicos, desde IATA indican que es necesario mantener la operación de los aeropuertos y que el personal aeronáutico pueda llegar sin problemas desde sus hogares a los terminales aéreos. En relación a los vuelos de repatriación, la Asociación llama a los Gobiernos a cooperar.
Ante las advertencias realizadas por autoridades de algunos países hacia algunas compañías aéreas, el vicepresidente de IATA para las Américas, expresa que los Gobiernos no debieran estar mirando sanciones. “Es más importante cómo las autoridades locales trabajan con las líneas aéreas para ayudar a repatriar a ciudadanos a sus países. Esa tiene que ser la prioridad número uno con las condiciones existentes”, sentencia. “Hablar de sanciones no es una manera responsable de tratar en estos momentos cuando a nivel estamos en una situación tan delicada”.