Tras el llamado a los Gobiernos para no dejar que el sector de las líneas aéreas colapse y con ello toda la cadena de abastecimiento, la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) en conjunto con la Asociación Chilena de Líneas Aéreas (ACHILA) más representantes de otras compañías aéreas que operan en el país hacen un llamado al Gobierno de Chile para que se abran a la opción de analizar iniciativas adicionales para el sector.
Las organizaciones como las distintas compañías valoran la implementación de las importantes medidas económicas anunciadas por el Ejecutivo, las que están orientadas a aliviar el impacto que está teniendo el COVID-19 en los trabajadores y las pequeñas y medianas empresas (PYME). Sin embargo, desde IATA hacen el llamado a ir más allá con ayuda inmediata y necesaria, así como a mediano y largo plazo, para las aerolíneas, sus empleados y toda la cadena de valor de la industria.
IATA señala que la conectividad aérea en Chile es determinante en la integración de todo el territorio y de su población. De acuerdo con sus datos, hoy existen 47 rutas domésticas que conectan todo el territorio continental y la Isla de Pascua, facilitando además el turismo, el desarrollo de los negocios y la productividad. Agregan que gracias a la aviación 65 destinos internacionales conectan a Chile con el resto del mundo y favorecen la llegada de turistas extranjeros y la carga aérea.
“La aviación se enfrenta a una crisis existencial al nivel global. El tráfico de pasajeros se ha detenido y los flujos de ingresos se han agotado. Aunque las líneas aéreas hayan tomado medidas de emergencia para reducir el impacto económico, en este momento se requiere el apoyo estatal para asegurar la liquidez por los próximos meses”, sostiene Peter Cerdá, vicepresidente regional de IATA para las Américas.
El ejecutivo agrega que es urgente que los gobiernos de la región se sumen al ejemplo de países como Brasil, Paraguay, China, Noruega, Alemania, Francia, Italia y Singapur- que en los últimos días han implementado una serie de medidas para, de una forma u otra, puedan prestar asistencia a sus industrias aeronáuticas y de turismo.
Con el nivel más alto de viajes aéreos por cápita de la región, por años Chile destaca en el mundo por tener una aviación de primer nivel con compañías aéreas seguras, eficientes, con alta puntualidad que llevan a miles de pasajeros regularmente a horario a sus respectivos destinos. La llegada de nuevos actores al mercado muestra también su aporte con el desarrollo de la conectividad interregional, tan ansiada por las comunidades chilenas y por autoridades, misma que hoy también se encuentra bajo amenaza.
A lo anterior, se suman cuatro décadas de una política aeronáutica exitosa que viene permitiendo el desarrollo de la aviación chilena y la integración del país con el resto del mundo. Promulgado en 1979, el Decreto Ley Nº 2.564 con el cual se levantan las restricciones en libertades aéreas, y los fundamentos que lo acompañan, se puede calificar como una buena política pública apoyada y reforzada en el tiempo por gobiernos de distintos colores políticos.
Chile se enfrenta a una decisión estratégica en medio de un escenario complejo producto de la situación político-social que viene enfrentando desde octubre. Sin embargo, el país en varias oportunidades ha sabido reponerse de las situaciones más adversas actuando con liderazgo y visión de futuro, siendo el transporte aéreo un referente en la materia.
Ante la problemática que solicita al sector aéreo, el Gobierno de Chile debe entender que no se trata de un rescate a empresas, sino que es un salvavidas para la economía. En ese sentido, las autoridades pueden tener una visión de cooperación hacia futuro, reconociendo el valor del transporte aéreo como herramienta fundamental para funcionamiento del país, o bien, una mirada limitada que considera a la aviación como un bien suntuoso desde donde sólo es posible recaudar recursos para las arcas fiscales, pero desconociendo su enorme contribución. Si se opta por la segunda visión, las autoridades deben asumir la responsabilidad de tener el cierre de compañías, menos rutas y frecuencias, menos competencia y la pérdida de varios puestos de trabajos, no sólo en la industria aérea sino distintos sectores productivos del país, es decir un retroceso en todo lo avanzado.
De acuerdo con IATA y Oxford Economics, la industria del transporte aéreo sustenta casi 200.000 puestos de trabajo y aporta US$7 mil millones al Producto Interno Bruto (PIB) de Chile, de los cuales US$1,9 mil millones son atribuibles al turismo. Se agrega que el transporte de carga en los diferentes medios de transporte aporta a Chile unos US$79.500 millones en exportaciones, estimuladas por las buenas conexiones.
Según las líneas aéreas, ese importante aporte está en grave riesgo, por el impacto que está teniendo la industria aérea por el brote del COVID-19. Enfatizan que está situación está empezando afectar incluso, al sector exportador e importador de Chile, lo que podría afectar la cadena de suministros.
Respecto a lo anterior, es preciso señalar que, si bien los vuelos de carga continúan funcionando, el transporte de mercancías se ve afectado dado que muchos envíos se realizan por el mecanismo de bellies, es decir carga en las bodegas de aviones de pasajeros que hoy no se encuentran operativos por las restricciones impuestas por los distintos Gobiernos y por la caída en la demanda.
“En estas circunstancias, es urgente que la aviación y toda su cadena de valor, también reciban una asistencia similar a lo que han facilitado otros países, con el fin de otorgar la liquidez y fortalecer el empleo. Eso se puede realizar mediante la abstención de impuestos, tasas de aterrizaje y otros cargos hasta que la industria se estabilice”, añade Cerdá. “Tan pronto como el COVID-19 esté bajo control, la economía mundial tendrá que reconstruirse rápidamente. La conectividad aérea será esencial para que eso suceda. Pero sin un apoyo inmediato, varias aerolíneas no estarán en condiciones de reiniciar sus operaciones. Ayudar ahora significa asegurar las cadenas de suministro esenciales por vía aérea, preservar el mayor número posible de puestos de trabajo y garantizar que la conectividad y el turismo puedan recuperarse rápidamente”.