Al mediodía del lunes 10 de marzo, un grave hecho delictual vulnera las instalaciones del aeropuerto Arturo Merino Benítez de Santiago. Según informaciones preliminares, alrededor de siete a diez sujetos utilizan una camioneta disfrazada de la empresa DHL, ingresa a las dependencias de Aerosan en el sector de carga del aeropuerto capitalino para sustraer alrededor US$14 millones y €1 millón. El asalto es el más alto en valor que se realiza en el aeropuerto de Santiago desde 2014, cuando antisociales roban CLP6 mil millones hecho que en su momento se lo denomina mediáticamente como el “robo del siglo”.
A diferencia ese atraco, el nuevo delito no representa una amenaza a las operaciones aéreas ni terrestres del aeropuerto dado que la acción se produce al interior de una de las bodegas del terminal con el ingreso y salida de la camioneta por el lado público del recinto aeronáutico. En 2014, el robo del camión de valores genera una grave vulneración a la seguridad, ya que además de ingresar a la plataforma de aeronaves, realiza un cruce por una pista activa que podría haber puesto en riesgo a una operación aérea.
El robo del lunes se suma a otras dos amenazas registradas en el aeropuerto de Santiago. Según lo informado por la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) el 04 de marzo, ese día un vehículo particular encargado por robo impacta el cerco perimetral del costado poniente cuyo conductor se da a la fuga, mientras en un segundo acontecimiento otros dos vehículos intentan ingresar a la obra del nuevo terminal de pasajeros cuyos ocupantes agreden al guardia de seguridad con armas de fuego para posteriormente darse a la fuga.
Por lo anterior, la autoridad aeronáutica ha decidido elevar el nivel de alerta de seguridad en el aeropuerto Arturo Merino Benítez como en el resto de la red aeroportuaria nacional con el objetivo de garantizar la seguridad de las operaciones aéreas y la integridad de sus operadores como usuarios. Mientras tanto, los hechos son denunciados a la Fiscalía y sus motivaciones se encargan a las respectivas investigaciones de las policías.
En el último atraco, testigos e información preliminar dadas a conocer a la prensa por la Policía de Investigaciones (PDI) señalan que los delincuentes habrían dispuesto de armamento de guerra, cobertura total de sus partes y de credenciales. En conversación con los medios, José Luis Rodríguez, jefe del aeropuerto de Santiago de DGAC, explica que el robo se produce en un sector del terminal aéreo donde la institución no posee jurisdicción por lo que correspondería a la propia empresa como a otras entidades que desempeñan funciones en el recinto realizar las tareas de seguridad.
“Nosotros velamos y exigimos que las empresas que laboran en esa zona cuenten con programas de seguridad para evitar actos como el sucedido. Más que nada, los programas están orientados a evitar actos delictuales en el lado aire, en la plataforma. Este robo tiene una gran diferencia con el robo de 2014, ya que ocurre en un lado público y en una empresa privada. DGAC no brinda seguridad a empresas privadas, si fiscalizamos que estas cuenten con programas de seguridad para evitar actos delictivos”, expone Rodríguez, comprometiendo revisiones a los procedimientos de seguridad.
En el sistema aeronáutico chileno, la seguridad de los terminales aéreos es compartida entre entendidas públicas como privadas. Es así como en un aeropuerto o aeródromo coexisten el desempeño de funciones de Carabineros, Policía de Investigaciones, empresas privadas de seguridad en el lado público y DGAC en lo que corresponde al lado aeronáutico.
Independiente de la gestión colaborativa intersectorial que existe en los aeropuertos chilenos, los últimos atracos constituyen una nueva vulneración preocupante a la seguridad del terminal aéreo, afectando, por consiguiente, a toda la cadena de valor del sistema. En la aviación, la seguridad es un aspecto fundamental que no debe ser transado y, por lo mismo, la industria considera este ítem la preocupación número uno. Cualquier afección en la materia empaña los esfuerzos que diariamente se realizan ya sea en forma individual como colectiva.
Considerando los robos de 2014 y 2020, el jefe del aeropuerto de Santiago reconoce que si hay un tema pendiente en la materia. “Efectivamente eso es un problema de seguridad, aunque no me corresponde referirme a ello”, señala, enfatizando en que existe una “gran diferencia” entre los dos atracos. “En 2014, fue en el lado aire y la Dirección de Aeronáutica asumió su responsabilidad. El de ahora, es en la parte pública donde la Institución no es responsable de brindar seguridad a una empresa privada”.
Para un país que venía ostentando una imagen destacada en la materia, los hechos delictuales que se registran últimamente se suman a una imagen negativa que poco aporta considerando el escenario de crisis político-social impuesto desde octubre con hechos de violencia y de insurrección política que ya ha amenazado otras infraestructuras críticas, incluyendo sistemas de transportes. Hasta ahora, los hechos de violencia que afectan a distintas ciudades del país no han comprometido la infraestructura aeronáutica ni a las operaciones aéreas, aunque no es posible descartar que existan amenazas. Ante esto, se exige el cumplimiento del deber a las autoridades correspondientes.